Calderón De La Barca | La gran comedia fortunas de Andrómeda y Perseo | E-Book | www.sack.de
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E-Book, Spanisch, Band 58, 176 Seiten

Reihe: Teatro

Calderón De La Barca La gran comedia fortunas de Andrómeda y Perseo


1. Auflage 2010
ISBN: 978-84-9953-725-2
Verlag: Linkgua
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

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Reihe: Teatro

ISBN: 978-84-9953-725-2
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La gran comedia fortunas de Andrómeda y Perseo es una obra del poeta y dramaturgo Pedro Calderón de la Barca. Se estrenó el 18 de mayo de 1653 en el Coliseo del Buen Retiro de Madrid. Calderón de la Barca se sirve de los mitos para crear su propuesta dramática. Concilia el mito y el cristianismo en el drama, sirviéndose de la alegoría como género. Así en Andrómeda y Perseo hace visibles conceptos abstractos de la teología católica: la fe, la culpa, el albedrío, la gracia, etc. Perseo, en este auto mitológico es Cristo; Andrómeda, la naturaleza; Medusa, la culpa, etc. Así lo declara Calderón en la Loa.

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681) Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600, en Madrid, como segundo de cinco hermanos, en el seno de una familia de mediana hidalguía procedente de las montañas cántabras. Su padre fue escribano del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. La madre murió en 1610 y el padre en 1615. Al parecer, su padre había dejado como voluntad y requisito para que Pedro y sus hermanos heredaran el que siguieran las carreras que él había marcado; a Calderón le estaba destinada la de sacerdote. Al igual que Lope de Vega, Quevedo y otros literatos, Calderón cursó estudios en el madrileño colegio Imperial de los jesuitas (hasta 1613), y los continuó en las universidades de Alcalá de Henares y Salamanca (hasta 1620), donde, quizá por la exigencia paterna, estudió teología, pero también lógica, retórica, historia y derecho natural y político. Su bagaje cultural era muy amplio, tocado por la escolástica y las ideas existencialistas agustinianas. Calderón vivió tres reinados (con Felipe III, Felipe IV y Carlos II) durante los cuales se fue desintegrando el poder español y el país quedó cada vez más aislado del escenario internacional, sobre todo a partir de la pérdida de Flandes por la paz de Westfalia, en 1648. Pero no fue tanto así en la creación literaria, ya que Calderón vivió de lleno el Siglo de Oro español, tan prolífico y rico en cuanto a las artes. Hacia 1620, los hermanos Calderón debieron resolver un litigio relativo a la herencia con la segunda mujer de su padre. Ese mismo año, Calderón de la Barca abandonaría los estudios religiosos e iniciaría sus primeras tentativas literarias con la poesía. Así, participó como poeta en varios certámenes y justas, pero pronto descubriría su atracción por la 'comedia nueva' de Lope de Vega, quien debió despertar su fascinación por el teatro. Calderón desarrollaría la mitad de su producción paralelamente al ascenso del valido conde-duque de Olivares (entre 1621 y 1643), protector de artistas y literatos. Su bautismo teatral se produce, en 1623, con la obra Amor, honor y poder. Calderón realizará algunos viajes por Flandes e Italia, entre 1623 y 1625, como secretario del duque de Frías. Después, será asiduo escritor de obras para la Corte y para los corrales de comedias. Su prestigio en la Corte fue aumentando, y Felipe IV le otorgó el ingreso como caballero de la orden de Santiago, hacia 1637. También debió vivir algunos episodios oscuros, como una acusación por violar, junto a su hermano, la clausura de un convento de trinitarias, tema del que no se sabe a ciencia cierta la verdad. Por otro lado, su buena relación con Lope de Vega debió enfriarse hacia 1629, aunque tampoco hay datos fiables sobre los motivos. Se habla de un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope.
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Jornada primera


(Descúbrese el teatro de las caserías nevadas, dicen dentro y salen después Bato, Gilote, Ergasto y Riselo, villanos, [y tras ellos, sale Perseo].)

Riselo ¡Huye, Gilote!

Gilote ¡Huye, Bato!

Bato ¡Huye, Ergasto!

Ergasto ¡Huye, Riselo!

Perseo ¡Vive Júpiter, villanos,

que habéis morir!

(Sale Riselo.)

Riselo Los fresnos

me amparen.

(Sale Ergasto.)

Ergasto A mí los chopos.

(Sale Gilote.)

Gilote A mí los álamos negros.

(Sale Bato.)

Bato A mí las cepas y parras,

los pampanos y sarmientos,

árboles santos, pues siempre

por ermitas los encuentro.

Gilote El diabro mos trujo acá

este mochacho soberbio

para que mos mande a todos.

Ergasto Cuando los montes cubiertos

de nieve, tiene ateridos

la ancianidad del invierno,

es quando más solicita

llevarmos por juerza a ellos,

para que a sus caserías

le sirvamos los ogeos.

Riselo Un lobo, que diz que anda

en la sierra, es el intento

con que hoy pretende llevarnos.

Ergasto ¿Lobo?

Gilote Sí.

Bato No es lo peor eso.

Riselo ¿Qué es?

Bato Que el lobo es un perdido,

jugador, y mojeriego;

que a ser un lobo apricado

de estos que llaman caseros,

el primero huera yo

que huera donde él primero

se metiera en mis entrañas

Gilote Yo nieve ni lobo temo,

sino es que tan atrevido,

tan osado y tan resuelto

que un día me quixo entrar

en eso lóbrego seno,

funesta gruta sagrada

a la deidad de Morfeo,

donde siempre andan visiones.

Ergasto Nosotros mismos tenemos

la culpa de que mos trate

un rapaz con tanto imperio;

que, si hubiera entre nosotros,

aunque pesara a Cardenio

que por nieto le ha criado,

uno que, osado y resuelto,

le diera a entender quién es,

a fe que tuviera menos

soberbia.

Gilote Muchos hubiera;

que si les dijeran eso,

quizá abajaran los bríos.

Bato Decidme, para saberlo,

¿es cierto que si supiera

quién es, desde aquel momento

no diera los mojicones

que suele dar?

Ergasto Y tan cierto

que viviera desde allí

más humilde y más modesto,

sin atreverse a mirarnos

a las caras.

Bato ¡Vive el cielo,

que lo ha de saber de mí

muy bien sabido! Pues puedo

decirlo mijor que todos

como testigo del cuento.

Una sola enfecultad

se me ofrece. He aquí que empiezo

la historia. ¿Basta empezarla

para que él se me esté quedo

y no se atreva a mirarme

a la cara?

Gilote No, por cierto,

porque la ha de saber toda.

Bato Pues entre otro, que no quiero;

que, al principio de la hestoria,

vea donde va el intento

y, antes que ella llegue al fin,

llegue yo al fin.

Ergasto Para eso

habrá una traza.

Bato ¿Qué traza?

Gilote Nosotros te le tendremos

de suerte que, aunque no quiera,

todo te lo escuche.

Bato ¿Y luego?

Los tres Luego seguro estás.

Bato Manos

a la labor; que reviento

por decírselo en su cara

dónde y cómo y cuándo, a trueco

de que él no mire la mía.

(Sale Perseo, vestido de villano.)

Perseo Villanos, ¿qué atrevimiento

es llamaros yo y huir?

Gilote Como hacía tan mal tiempo,

rehusábamos ir al monte.

Perseo ¿Hácele para mí bueno?

Pues el que pasare yo,

bárbaros, viles, groseros,

no le pasaréis vosotros?

Venid conmigo.

Bato ¡Qué presto

ha de bajar estos bríos!

Perseo Que seguir la fiera quiero

que escandaliza estos valles

con tantos robos sangrientos

de pastores y ganados.

Hoy se la he ofrecido al templo

de Júpiter que en las altas

cumbres del monte es opuesto

rebellín contra los rayos,

los relámpagos y truenos

que Acaya padece, a quien

yo no sé por qué secreto

aún más que todos adoro,

más que todos reverencio.

Siendo así, que no hay remota

provincia, apartado reino

que no envíe a consultarle

los arduos casos; y, puesto

que se la tengo ofrecida,

hoy su armada testa tengo

de clavar a sus umbrales.

Ven, Ergasto.

Ergasto Ya obedezco.

Perseo Ven, Gilote.

Gilote Ya voy yo.

Perseo No te escondas tú, Riselo.

Riselo Ya voy tras ti.

Perseo Ven tú, Bato.

Bato Déjame a mí, porque quiero

estodiar toda la hestoria.

Perseo ¿Qué historia?

Bato Una que te tengo

de contar.

Perseo ¿A mí?

Bato Sí.

Perseo Pues,

¿qué historia es?

(Abrázanse los tres con él, [Perseo].)

Los tres Agora es tiempo.

Perseo ¿Qué es esto? Pues, ¿cómo ansí

a mí os atrevéis.

Gilote Queremos

que sepas que no hay razón

de tratarnos con desprecio

no siendo mijor que todos.

Ergasto ¿Cómo mijor? ¡Ni aun tan bueno!

Perseo ¡Viven los cielos, villanos!

Gilote Bato, dile sus sucesos.

Bato ¿Está bien tenido?

Los tres Sí.

Bato ¿Bien, bien?

Gilote Tan bien que no creo

que se escape de mis brazos.

Ergasto Yo aquesta mano le tengo.

Riselo Yo, estotra.

Bato Pues, finalmente

como digo de mi cuento:

Perseo ¡Que esto Júpiter permita!

Bato Desvanecido mozuelo,

pisaverde de estos prados,

pisapardo de estos cerros,

¿quién te imaginas y piensas

que eres, para no tenernos

mochísima estimación

y mochísimo respeto?

¿Qué cosa es que cada día

mos trates como a tus negros

siendo tus brancos? ¿De qué

nace el desvanecimiento?

Si presumes que eres hijo

de la hija de Cardenio

nueso mayoral, te engañas;

ni ella es hija, ni tú nieto.

¿Va bien?

Los tres Lindamente va.

Perseo ¡Que esto consientan los cielos!

Bato Pues tenedle...



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