E-Book, Spanisch, Band 436, 146 Seiten
Reihe: Teatro
de Vega y Carpio Peribáñez y el comendador de Ocaña
1. Auflage 2010
ISBN: 978-84-9897-742-4
Verlag: Linkgua
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, Band 436, 146 Seiten
Reihe: Teatro
ISBN: 978-84-9897-742-4
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Félix Lope de Vega (Madrid, 1562-1637). España. El que fuera llamado 'Fénix de los ingenios españoles', Félix Lope de Vega Carpio, nació en Madrid a finales de 1562. Su padre, el artesano bordador Félix de Vega, y su madre, Francisca Fernández Flórez, eran, probablemente, oriundos del valle de Carriedo (Cantabria), y se trasladaron a Madrid hacia 1561. El origen humilde de Lope de Vega sería transformado por él mismo en una imaginada hidalguía; de hecho, Lope siempre fue dado a investirse con atributos que le favorecieran y nunca ocultó su abultado deseo de fama y éxito. Sea como fuera, cristiano viejo o converso, lo que sí refleja su obra es una completa y cabal asimilación de los valores imperantes en la sociedad de su tiempo. Lope estudió primero en la escuela madrileña de Vicente Espinel, por quien siempre demostró estima y admiración, y después en un colegio jesuita que, años después, se llamó colegio Imperial. Posteriormente, al parecer entre 1577 y 1581, estudió en la Universidad de Alcalá de Henares, aunque no consta que obtuviera ningún título. Es probable, también, que siguiera algunas lecciones en la Universidad de Salamanca. Tras servir, desde muy joven, al obispo de Cartagena, inquisidor general y más tarde obispo de Ávila, don Jerónimo Manrique, Lope se alista en una escuadra de navíos y, en junio de 1583, zarpa de Lisboa rumbo a la isla Terceira (Azores), donde habían de combatir al prior de Crato, aspirante al trono portugués entonces en manos españolas a través de Felipe II. Acabada su misión, Lope regresa e inicia una de sus primeras relaciones amorosas, de entre las numerosas que se le atribuyen. Se trataba de Elena Osorio (su Filis), mujer bella y cultivada, hija de un empresario y actor teatral, la cual estaba separada de su marido (un actor). Lope escribiría algunas comedias para el padre de Elena. Años después, en 1587, tras enterarse de que Elena planeaba sustituirle por un influyente personaje madrileño (Francisco Perrenot Granvela), Lope difundió unos poemas infamantes contra ella y su familia, lo que le valió un destierro judicial de Madrid, por cuatro años, y de Castilla, por dos. En mayo de 1588, Lope toma por esposa a Isabel de Urbina Alderete (su Belisa), en Madrid. Isabel pertenecía a una familia muy influyente y de linaje antiguo, y es probable que el casamiento, aunque se realizó por poderes, pasara antes por algunas dificultades y supusiera la violación de la orden judicial por parte del escritor, que tenía prohibido regresar a la capital. Tras su boda, y ante la imposibilidad de estar en Madrid con su esposa, es probable que Lope de Vega se alistara como voluntario, junto a su hermano Juan, en la Armada Invencible, a bordo del galeón San Juan. Tras el fracaso de la expedición, en la que su hermano perdió la vida, Lope estará sucesivamente en Cádiz, Toledo, donde se reúne con Isabel (violando la orden de destierro), y Valencia, donde se establece el matrimonio hacia 1589. Valencia era una de las principales ciudades españolas, y su actividad teatral era de las más notables; allí se relacionó con dramaturgos locales como Francisco Tárrega, Carlos Boyl, Gaspar Aguilar y Guillén deCastro. Su actividad como escritor de comedias pasó de ser un divertimento a una actividad profesional con la que sostenía a su familia y con la que iba ganando creciente fama y popularidad, algo, como se dijo antes, muy conscientemente buscado por el escritor.
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Jornada segunda
(Cuatro labradores: Blas, Gil, Antón, Benito.)
BenitoYo soy deste parecer.
GilPues asentaos y escribildo.
AntónMal hacemos en hacer
entre tan pocos cabildo.
BenitoYa se llamó desde ayer.
Blas Mil faltas se han conocido
en esta fiesta pasada.
GilPuesto, señores, que ha sido
la procesión tan honrada
y el santo tan bien servido,
debemos considerar
que parece mal faltar
en tan noble cofradía
lo que agora se podría
fácilmente remediar.
Y cierto que, pues que toca
a todos un mal que daña
generalmente, que es poca
devoción de toda Ocaña,
y a toda España provoca,
de nuestro santo patrón,
Roque, vemos cada día
aumentar la devoción
una y otra cofradía,
una y otra procesión
en el reino de Toledo.
Pues ¿por qué tenemos miedo
a ningún gasto?
Benito No ha sido
sino descuido y olvido.
(Entra Peribáñez.)
PeribáñezSi en algo serviros puedo,
veisme aquí, si ya no es tarde.
BlasPeribáñez, Dios os guarde,
gran falta nos habéis hecho.
PeribáñezEl no seros de provecho
me tiene siempre cobarde.
Benito Toma asiento junto a mi.
Gil¿Dónde has estado?
Peribáñez En Toledo,
que a ver con mi esposa fui
la fiesta.
Antón ¿Gran cosa?
Peribáñez Puedo
decir, señores, que vi
un cielo en ver en el suelo
su santa iglesia, y la imagen
que ser más bella recelo,
si no es que a pintarla bajen
los escultores del cielo;
porque, quien la verdadera
no haya visto en la alta esfera
del trono en que está sentada,
no podrá igualar en nada
lo que Toledo venera.
Hízose la procesión
con aquella majestad
que suelen, y que es razón,
añadiendo autoridad
el Rey en esta ocasión.
Pasaba al Andalucía
para proseguir la guerra.
GilMucho nuestra cofradía
sin vos en mil cosas yerra.
PeribáñezPensé venir otro día
y hallarme a la procesión
de nuestro Roque divino,
pero fue vana intención,
porque mi Casilda vino
con tan devota intención,
que hasta que pasó la octava
no pude hacella venir.
Gil¿Que allá el señor Rey estaba?
PeribáñezY el Maestre, oí decir,
de AIcántara y Calatrava.
¡Brava jornada aperciben!
No ha de quedar moro en pie
de cuantos beben y viven
el Betis, aunque bien sé
del modo que los reciben.
Pero, esto aparte dejando,
¿de qué estábades tratando?
BenitoDe la nuestra cofradía
de San Roque, y, a fe mía,
que el ver que has llegado cuando
mayordomo están haciendo,
me ha dado, Pedro, a pensar
que vienes a serlo.
Antón En viendo
a Peribáñez entrar,
lo mismo estaba diciendo.
Blas ¿Quién lo ha de contradecir?
GilPor mi digo que lo sea,
y en la fiesta por venir
se ponga cuidado y vea
lo que es menester pedir.
PeribáñezAunque por recién casado
replicar fuera razón,
puesto que me habéis honrado,
agravio mi devoción
huyendo el rostro al cuidado.
Y por servir a San Roque,
la mayordomía aceto
para que más me provoque
a su servicio.
Antón En efeto,
haréis mejor lo que toque.
Peribáñez¿Qué es lo que falta de hacer?
BenitoYo quisiera proponer
que otro San Roque se hiciese
más grande, por que tuviese
más vista.
Peribáñez Buen parecer.
¿Qué dice Gil?
Gil Que es razón,
que es viejo y chico el que tiene
la cofradía.
Peribáñez ¿Y Antón?
AntónQue hacerle grande conviene,
y que ponga devoción.
Está todo desollado
el perro, y el panecillo
más de la mitad quitado,
y el ángel, quiero decillo,
todo abierto por un lado.
Y a los dos dedos, que son
con que da la bendición,
falta más de la mitad.
PeribáñezBlas, ¿qué diz?
Blas Que a la ciudad
vayan hoy Pedro y Antón,
y hagan aderezar
el viejo a algún buen pintor,
porque no es justo gastar
ni hacerlo agora mayor,
pudiéndole renovar.
PeribáñezBlas dice bien, pues está
tan pobre la cofradía;
mas ¿cómo se llevará?
AntónEn vuesa pollina o mía
sin daño y golpes irá
de una sábana cubierto.
PeribáñezPues esto baste por hoy,
si he de ir a Toledo.
Blas Advierto
que este parecer que doy
no lleva engaño encubierto;
que, si se ofrece gastar,
cuando Roque se volviera
San Cristóbal, sabré dar
mi parte.
Gil Cuando eso fuera,
¿quién se pudiera excusar?
PeribáñezPues vamos, Antón, que quiero
despedirme de mi esposa.
AntónYo con la imagen te espero.
PeribáñezLlamará Casilda hermosa
este mi amor lisonjero;
que, aunque disculpado quedo
con que el cabildo me ruega,
pienso que enojarla puedo,
pues en tiempo de la siega
me voy de Ocaña a Toledo.
(Entran. Salen el Comendador y Leonardo.)
Comendador Cuéntame el suceso todo.
LeonardoSi de algún provecho es
haber conquistado a Inés,
pasa, señor, deste modo.
Vino de Toledo a Ocaña
Inés con tu labradora,
como de su Sol aurora,
más blanda y menos extraña.
Pasé sus calles las veces
que pude, aunque con recato,
porque en gente de aquel trato
hay maliciosos jueces.
A baile salió una fiesta,
ocasión de hablarla hallé;
habléla de amor y fue
la vergüenza la respuesta.
Pero saliendo otro día
a las eras, pude hablalla,
y en el camino contalla
la fingida pena mía.
Ya entonces más libremente
mis palabras escuchó,
y pagarme prometió
mi afición honestamente,
porque yo le di a entender
que ser mi esposa podría,
aunque ella mucho temía
lo que era razón temer.
Pero aseguréla yo
que tú, si era tu contento,
harías el casamiento,
y de otra manera no.
Con esto está de manera
que si a Casilda ha de haber
puerta, por aquí ha de ser,
que es prima y es bachillera.
Comendador ¡Ay Leonardo! ¡Si mi suerte
al imposible inhumano
de aqueste desdén villano,
roca del mar siempre fuerte,
hallase fácil camino!
Leonardo¿Tan ingrata te...




