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E-Book, Spanisch, Band 619, 158 Seiten

Reihe: Breviarios

Cossard Bajo el signo del toro

Una interpretación astronómica y cultural

E-Book, Spanisch, Band 619, 158 Seiten

Reihe: Breviarios

ISBN: 978-607-16-7797-6
Verlag: Fondo de Cultura Económica
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



Bajo el signo del toro cuenta historias, leyendas y tradiciones que desvelan la estrecha relación que ha existido entre el ser humano y el toro desde el nacimiento de nuestra especie. El autor recorre y analiza los mitos más importantes en los que figura este animal y los distintos significados que ha tenido como símbolo, así como su importancia en la bóveda celeste y las estrellas que componen su constelación.
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II. LA CONSTELACIÓN DE TAURO
 
 
 
EN LAS GÉLIDAS noches de invierno, cuando el aire es excepcionalmente limpio y la atmósfera se encuentra estable y sin turbulencias, en el grupo de las luminosas constelaciones invernales descuella una figura imponente e inconfundible: se trata de la constelación de Tauro. No muy distante de las constelaciones de Géminis, Orión y Can Mayor, Tauro se sitúa en una franja de la esfera estrellada excepcionalmente afortunada: dentro de sus límites están comprendidos objetos celestes en extremo interesantes. Es muy probable que la constelación, que representa la cabeza y el torso de un toro que está por atacar a la vecina constelación de Orión, sea la más antigua reconocida por el hombre; la primacía se debe a diversos motivos. En primer lugar, su forma parece evocar, en efecto, al poderoso animal, aun cuando las identificaciones de las constelaciones con perfiles de animales u objetos, o de figuras humanas, deban contener cierta dosis de imaginación. Sin embargo, no cabe duda de que existen constelaciones cuyo perfil es muy fiel a su nombre, mejor que otras, y Tauro es seguramente una de ellas. Otro motivo por el cual la constelación es tan antigua debe investigarse en el hecho de que el punto en el que el Sol se ubicaba en la primavera, llamado Punto Gama, haya pertenecido a esta constelación, alrededor de 4000 a.C., hacia el inicio del segundo milenio antes de Cristo. Asimismo, los grandes mitos históricos del toro pueden ser consecuencia de esta circunstancia.   FIGURA II.1. Constelación de Tauro con, arriba a la derecha, las Pléyades. Abajo, la constelación de Orión está ascendiendo sobre un castillo medieval.   Por último, la presencia de algunos grupos estelares específicos, el más importante y reconocido de ellos, el de las Pléyades, aumentó el interés y la importancia de esta parte del cielo. Antes de analizar los mitos y las leyendas celestes que acompañan a Tauro, nos parece importante describir la constelación desde el punto de vista astronómico. En la Antigüedad, la constelación era mucho más extensa; más tarde se dividió en dos partes, la segunda de las cuales se convirtió en la constelación de Aries. La estrella principal de la constelación de Tauro es Aldebarán, la gigante de color naranja, llamada a veces Alfa Tauri, ya que es la estrella más luminosa; la convención adoptada por los astrónomos establece, en efecto, que las estrellas de una constelación sean identificadas con las letras del alfabeto griego, alfa, beta, gama, delta, etc., partiendo de la más luminosa en adelante. Su brillo se mide en magnitudes: un pequeño valor numérico de la magnitud indica estrella muy brillante, y viceversa; una estrella de magnitud 6 está al límite de la visibilidad a simple vista, mientras que una estrella de brillo cero está entre las más luminosas del cielo; los planetas pueden adoptar valores de magnitud negativos. El nombre Aldebarán proviene de la frase árabe “Na’ir al Dabaran”, que significa “La más brillante del Perseguidor”, porque sigue a las Pléyades en su viaje en la esfera celeste. Los antiguos persas la consideraban una de las cuatro estrellas reales, junto con Antares, Régulo y Fomalhaut, y la llamaban Sataves, cuyo significado es “guía de las estrellas del oeste”. Para los pueblos latinos era la stella dominatrix y en la época en la que el Sol estaba en la constelación de Aries en el día de la primavera, el orto helíaco (es decir, el surgir un poco antes del Sol, de manera que la estrella se vea por un solo instante, antes de desaparecer en la dominante luz solar) de Aldebarán significaba el advenimiento de la estación de las cosechas. Por ello, al anunciarse las Fiestas Pariles, que en aquellos tiempos señalaban el año nuevo, también se le atribuía a la estrella el nombre de Palicium, que significa “estrella de Palas”, diosa de la primavera y de los rebaños de los antiguos romanos. Aldebarán es una estrella gigante de color naranja de magnitud 0.9 y es 140 veces más luminosa que el Sol. Su diámetro, inmenso, es de cerca de 60 millones de kilómetros. Si se colocara en el lugar del Sol su esfera llegaría hasta la mitad de la órbita del planeta Mercurio. La temperatura de su superficie es de 3 400 Kelvin y, por su luminosidad, ocupa el lugar número 14 entre las estrellas del cielo. Se encuentra a 67 años luz de la Tierra. La Luna, en su movimiento aparente a lo largo de la esfera celeste, se mueve con una velocidad diferente respecto de las demás estrellas; en consecuencia, puede suceder que, en perspectiva, se interponga entre la Tierra y una estrella determinada, ocultándola a nuestra vista. Este espectacular fenómeno era conocido en la Antigüedad; de hecho, existen testimonios de la observación de un ocultamiento, llevada a cabo por astrónomos atenienses, que data del mes de marzo del año 509 a.C. Aldebarán es una de las pocas estrellas resplandecientes que, periódicamente, estaba cubierta por parte de la Luna, fenómeno que acrecentaba su importancia. La segunda estrella más luminosa de la constelación de Tauro es Beta Tauri, que en el pasado formaba parte de la constelación adyacente del Auriga (el Cochero). Beta Tauri es también llamada Elnath, o Al Nath, que en árabe significa “El extremo” (o “que da cornadas”). De hecho, representa el punto más alto del asta superior del toro. Elnath es una estrella gigante cuyo diámetro es de cerca de 50 millones de kilómetros y es 100 veces más luminosa que el Sol. Su distancia de nuestra Tierra es de 65 años luz. El extremo sur de la cabeza del toro está delimitado por la estrella Ain, de magnitud 3.6, de color amarillo; el gran astrónomo Famsteed la llamó “Oculus Boreus”, que significa “Ojo septentrional”. Lambda Tauri es una estrella azul brillante, 500 veces más que nuestro Sol, una de las más luminosas en las variables de eclipse que se conocen y cuya magnitud varía de 3.4 a 4.1 cada cuatro días, aproximadamente. La distancia entre nuestra Tierra y Lambda Tauri es de alrededor de 330 años luz. Gamma Tauri, también llamada Hyadum I, o Primera Híade, es la primera del cúmulo estelar de las Híades; su magnitud es de 3.9 y su color es amarillo. Está situada en el ápice de la forma de una V mayúscula dibujada por el cúmulo abierto de las Híades en el cielo. Llamada Hyadum II, Delta Tauri es la Segunda Híade; también es amarilla y alcanza la magnitud de 3.9. Theta Tauri es una estrella doble, visible a simple vista; su componente más brillante es blanca, mientras que la compañera más débil es de color naranja. Cada año, alrededor del 3 de noviembre, las Táuridas se desprenden de la constelación de Tauro, generando una célebre lluvia de estrellas fugaces asociada a la órbita del cometa Encke. Además de cada estrella, también se pueden observar objetos celestes muy interesantes. En los límites de la constelación de Tauro se encuentra M1, la famosa Nebulosa del Cangrejo, los restos más notables de una supernova que ha permitido entender todas las etapas finales de la vida de una estrella con gran masa. Las supernovas son estrellas de grandes masas, que durante las últimas etapas de su existencia se someten a procesos que conducen a una explosión muy violenta; los estratos exteriores se proyectan por todas partes, mientras que la parte central de la estrella colapsa en un núcleo extremadamente denso que puede convertirse en una estrella de neutrones o en un agujero negro. La nebulosa se señaló como M1, ya que se ubica en la parte superior del catálogo presentado por Messier, el famoso astrónomo francés. La apariencia de la nebulosa planetaria del Cangrejo es ovalada. En la segunda mitad de siglo XIX, numerosos filamentos rosados que rodean a la zona nebular central más densa fueron observados por el astrónomo Knut Lundmark. Mediante la comparación de fotografías tomadas después de algún tiempo, se descubrió que los gases de la nebulosa se encuentran aún en expansión, a la increíble velocidad de 1 000 km/s. Al conocer la distancia de la nebulosa fue posible calcular el momento de su explosión, que se remonta a hace aproximadamente 1 000 años. Algunas crónicas chinas se referían precisamente a un nuevo astro aparecido en el cielo en el año 1054. De esta manera, fue posible determinar la edad de la explosión de la supernova del Cangrejo. El grupo estelar más importante de Tauro es el cúmulo de las Pléyades, a tal punto que, a veces, en el pasado, este asterismo se consideraba como una constelación aparte. Las Pléyades tienen una forma característica e inconfundible, por lo que son fácilmente reconocibles en el cielo, hecho que ha provocado que, en el pasado, hayan sido utilizadas como referencia calendárica, tal como veremos más adelante. El cúmulo de las Pléyades es un grupo estelar no muy alejado de nuestro sistema solar: 440 años luz. Sus estrellas se formaron hace 75 a 100 millones de años, por lo cual se consideran muy jóvenes: algunas todavía están envueltas en la neblina que caracteriza a este tipo de estrellas. Las estrellas del cúmulo de las Pléyades suelen ser protagonistas en muchas leyendas.   FIGURA II.2. Las Pléyades y el cometa Hale-Bopp semiocultos por las nubes.   Otro grupo muy importante de...


Guido Cossard es un físico italiano, presidente de la Asociación de Investigaciones y Estudios de Arqueoastronomía del Valle de Aosta. Gracias a sus importantes contribuciones en su campo de investigación, la Unión Astronómica Internacional le dedicó un pequeño asteroide, que desde entonces se llama "4993 Cossard". También ha publicado varios libros, entre los cuales destaca Firmamentos perdidos, publicado también en esta colección.


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