E-Book, Spanisch, 168 Seiten
Reihe: Biblioteca de Filosofía
Schelling Lecciones privadas de Stuttgart
1. Auflage 2024
ISBN: 978-84-254-5222-2
Verlag: Herder Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection
E-Book, Spanisch, 168 Seiten
Reihe: Biblioteca de Filosofía
ISBN: 978-84-254-5222-2
Verlag: Herder Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection
Friedrich. W. J. Schelling (1775-1854) fue uno de los pensadores más importantes del idealismo alemán y el creador de la filosofía de la naturaleza. Fue además uno de filósofos más representativos del movimiento romántico, en el que destacan nombres de la talla de Novalis, Schiller y Goethe. Fue presidente de la Academia de Bellas Artes y de la Academia de Ciencias en Múnich y enseñó en las universidades de Jena, Wurzburgo, Erlangen y Berlín, donde impartió clases de Filosofía de la religión.
Weitere Infos & Material
Schelling en Stuttgart.
El sistema del mundo y el anarquismo
Juan José Rodríguez
Las Lecciones privadas de Stuttgart que aquí presentamos al lector hispanohablante por primera vez corresponden a una serie de lecciones impartidas por Schelling ante la corte del príncipe a finales de 1810 y que han llegado hasta nosotros por transcripciones fidedignas de Giorgii, el discípulo de Schelling y luego recogidas en la versión de las obras completas de Schelling por su hijo, Karl Friedrich.
El objetivo de este estudio preliminar es introducir al público general el texto de las Lecciones privadas de Stuttgart de manera sinóptica y explicativa, sin que por ello falte ninguno de los elementos de interés para lectores especializados en la investigación académica sobre la filosofía de Schelling.
A nuestro juicio, el texto, muy complejo y variado en la presentación de sus temas, toca cuatro puntos de esencial importancia para comprender lo que nosotros llamamos la «metafísica intermedia» de Schelling (1804-1820), todavía relativamente inexplorada por la investigación en español,1 a saber: el concepto de sistema y la relación del idealismo y del realismo en él; el concepto de amor y, por ende, la relación entre Dios y la naturaleza, así como entre Dios y el hombre; la caracterización de las relaciones sociales entre los hombres en tanto son mediadas por el Estado, y, explícitamente, una crítica de tipo anarquista al Estado que continúa en la senda del rechazo más sutil presentado en las Investigaciones de 1809; finalmente, una teoría sobre el espíritu y el origen del mal, por ende, una antropología y psicología que permite explicar el surgimiento y la eventual superación del mal, esto es, una fundamentación de la libertad humana. Otros temas centrales del texto, referidos a la filosofía de la naturaleza, se limitan a reiterar, con matices, lo dicho por Schelling en el período 1797-1806, de manera que remitimos al lector a las obras traducidas del período, como las Ideas para una filosofía de la naturaleza, de 1797, o los Aforismos sobre la filosofía de la naturaleza, de 1805-1806. Cabe mencionar, sin embargo, que esta será la última exposición sistemática de la filosofía de la naturaleza, la cual, si bien Schelling reivindicará hasta el final de sus días, no sufre ya ningún cambio adicional en su obra posterior.
Detengámonos, pues, en cada uno de esos cuatro grandes temas que hemos ya identificado.
EL CONTEXTO FILOSÓFICO DE LAS LECCIONES PRIVADAS DE STUTTGART
El contexto filosófico en el que se inscriben las Lecciones privadas de Stuttgart tiene que ver con lo que hemos denominado la «metafísica intermedia» de Schelling (1804-1820). Esta se caracteriza por el análisis «esotérico»2 de una serie de temas que no habían recibido una resolución sistemática satisfactoria en el sistema de la identidad de 1801-1804: el surgimiento del mundo o de lo finito a partir de lo absoluto, el estatuto ontológico de lo finito, la explicación del origen y el rol del mal, el lugar de la libertad humana en el sistema de la filosofía y, finalmente, la compatibilidad entre libertad humana y sistema racional.3 Otros temas como el teísmo especulativo de Schelling o la atribución de personalidad a Dios, así como la vinculación entre el hombre y Dios, se inscriben también en ese marco.
La metafísica intermedia es abierta por las obras de tipo dialógico Bruno (1802) y Filosofía y religión (1804), que constituyen una saga temática centrada en el problema del surgimiento de lo finito, y, por ende, en temas centrados en la distinción ontológica entre absoluto y mundo, así como en la indagación del fundamento metafísico de todas las cosas. El escrito de 1806, Sobre la verdadera relación de la filosofía de la naturaleza con la Doctrina de la ciencia mejorada, realiza un viraje lógico-psicológico dentro de la metafísica intermedia que se mantendrá hasta las Edades del mundo (1811-1815), a partir del cual Schelling investiga el concepto de identidad y postula la existencia de una identidad creativa, irreductible a la posición de identidad unidad (A = A) de Fichte. La identidad creativa debe permitirnos pensar el surgimiento de algo radicalmente nuevo, que no está contenido en el principio mismo (A = B), pero esta identidad sintética solo se determina a partir de una triple equivalencia (A = X) = (B = X) siendo X aquello que no puede emerger en la identidad como tal, pero que la asienta y corrobora. Schelling llama a esta categoría «lo tercero». Esta doctrina es importante, puesto que de ella se sigue la tesis, con implicancias teóricas de largo alcance, sobre la imposibilidad de ser sí mismo. Ningún ser, ni Dios ni el hombre, puede revelarse en la exterioridad o realidad tal como él es, sino que debe hacerlo siempre «como otro» y «a través de otro», con el cual no puede luego identificarse plenamente, pagando con la identidad el precio del deseo de existir fuera de la idealidad original. El ser sí mismo se determina, pues, como otro.
Además de los elementos ontológicos en Bruno y en Filosofía y religión, y lógico-psicológicos en el escrito contra Fichte de 1806, las Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana, de 1809, y las lecciones que aquí presentamos incorporan un tercer elemento a la metafísica intermedia que es privativo de este período en cuestión —mientras que los otros se proyectan hasta la filosofía tardía de las décadas de 1830 y 1840—. Nos referimos a la dimensión antropológica del planteo de Schelling, según el cual lo absoluto se identifica progresivamente no solo con lo finito en cuanto tal, sino incluso con el hombre en tanto aquel ente por medio de cuya libertad Dios mismo puede llegar a revelarse y a existir en la realidad. El hombre es, pues, un ente enigmático y paradójico, el «ente desnudo» o lo «mero ente», como lo llama Schelling cuando niega que la esencia del hombre se reduzca a cualquiera de sus determinidades ontológicas. Pero, al mismo tiempo, es el ente que está llamado a mediar entre la naturaleza y Dios y a restablecer su conexión perdida con la caída en lo real.
Un último elemento de la metafísica intermedia que se proyecta hasta las Edades del Mundo versa sobre el componente fáctico y contingente que caracteriza a la existencia del mundo, a causa del cual no se puede decir, como quisiera el racionalismo desde Spinoza hasta Hegel, que el mundo consista solo en reglas, orden y medida. Como nos recuerda Schelling en el escrito sobre la libertad de 1809, siempre y en todo lugar no parece que el orden sea lo originario, sino más bien que un caos originario haya sido traído al orden (SW VII, 359-360).4
Hasta aquí, lo que respecta a la metafísica intermedia de Schelling. Es hora de analizar los temas que se refieren a las lecciones mismas que presentamos.
EL CONCEPTO DE SISTEMA
El principio del sistema es caracterizado por Schelling como lo absoluto o la indistinción de lo real y lo ideal. Al mismo tiempo, nuestro autor elabora lo que hemos llamado una «crítica del concepto idealista de sistema». Veamos cómo esta se desarrolla.
Schelling nos propone comenzar la indagación filosófica de un «sistema del mundo», es decir, un sistema real que no se puede inventar, sino que se encuentra como ya existente previamente a cualquier pretensión sistemática de la razón humana. Así declara:
¿Hasta qué punto es posible un sistema? Respuesta: existía un sistema mucho antes de que el hombre pensara en crear uno: el sistema del mundo (das System der Welt). Encontrarlo, pues, es la verdadera tarea. El verdadero sistema no se puede inventar; solo se puede encontrar como ya existente en sí mismo, en particular, en el entendimiento divino. (421)
Erigir un sistema de pensamiento, es decir, un sistema meramente ideal, en lugar del sistema del mundo, es una tentativa escolástica, altamente antiliberal, como ya señaló Kant en la arquitectónica de la primera Crítica sobre la perfección lógica del conocimiento. En contra de este concepto escolástico, Schelling declara:
La mayoría de los sistemas filosóficos son meras obras de sus autores, bien o mal inventadas, que se comportan casi como nuestras novelas históricas (por ejemplo, el leibnizianismo). Reivindicar un sistema en este sentido como el único posible es altamente antiliberal, [un intento] escolástico. (SW VII, 421)
Los requisitos del sistema del mundo según Schelling son los siguientes: 1) debe comenzar por un principio que sea al mismo tiempo un principio del todo y de cada parte; 2) nada será excluido, subordinado, suprimido de él; 3) debe tener un método de desarrollo que presuponga virtualmente todos los pasos del desenvolvimiento posteriores.
Vemos entonces cómo, para Schelling, la identidad presupone la existencia de elementos reales diferentes o diversos, y es por esto por lo que el sistema no parte de la identidad abstracta (A = A), sino precisamente de un principio de diferenciación.
Las dos unidades, es decir, la real y la ideal,...




