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E-Book, Spanisch, 384 Seiten

Reihe: La Biblia y las mujeres

Claassens / Fischer Profecía

La Biblia Hebrea (Antiguo Testamento)
1. Auflage 2020
ISBN: 978-84-9073-590-9
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

La Biblia Hebrea (Antiguo Testamento)

E-Book, Spanisch, 384 Seiten

Reihe: La Biblia y las mujeres

ISBN: 978-84-9073-590-9
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



Las Sagradas Escrituras requieren una interpretación actualizada para tener un significado que mejore la vida en el presente y para el futuro. Esta tarea fue realizada por los profetas en el Antiguo Testamento, aunque la participación femenina en la profecía fue olvidada debido a la historia cristiana de la interpretación, que prohibía a las mujeres enseñar en público. Por lo tanto, es importante redescubrir las tradiciones bíblicas de las mujeres. Sobre este trasfondo, el presente volumen se dedica a las voces femeninas de la profecía de la Biblia y del Antiguo Oriente. Los artículos exploran la iconografía relevante, arrojan luz sobre el trasfondo histórico, examinan los roles de las figuras femeninas bíblicas en las narrativas proféticas y abordan la resistencia política y religiosa de las mujeres. Algunas de sus contribuciones tratan sobre el simbolismo de género y las construcciones de género en textos proféticos, así como sobre el discurso metafórico de Dios.

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Introducción:
Las mujeres en los Libros Proféticos de la Biblia hebrea


Irmtraud Fischer

Universidad de Graz

¿Mujeres entre los profetas? Las lectoras y lectores sin estudios sobre la Biblia responderían espontáneamente: no. Esta percepción tiene que ver no solamente con el hecho de que la Iglesia en la Antigüedad tuvo una relación difícil con sus profetisas (montanistas)1, o con que el elemento femenino en la actividad profética estuvo representado sobre todo desde el Renacimiento temprano hasta el Barroco intermedio por profetisas provenientes de los gentiles, las sibilas2, sino que se debe especialmente a la forma que asume la parte del canon cristiano correspondiente a los profetas, que abarca exclusivamente a los profetas escritores. Por el contrario, la delimitación judía de la profecía abre una ventana sustancialmente más espaciosa a las actividades femeninas de la averiguación del futuro e interpretación del presentei.

Pero este volumen no se limita a investigar sobre las mujeres como sujetos de la profecía en la Biblia y en el Antiguo Oriente y a estudiar la compleja conexión entre profecía y género, sino que indaga también los trasfondos socio-históricos a partir de los cuales deben entenderse los relatos sobre mujeres en los profetas anteriores. Además, intenta sacar a relucir el significado de las metáforas y personificaciones femeninas en esa parte de la Biblia y comprenderlas en el contexto de la iconografía del Antiguo Oriente. Pero informa también acerca de enfoques innovadores con orientación de género para la interpretación de los textos, como, por ejemplo, las concepciones interpretativas de los estudios sobre el trauma. Antes de recomendar a las lectoras y lectores interesados que se sumerjan en las múltiples informaciones sobre la relación entre mujeres de la profecía y temas de género relevantes en estos libros bíblicos, aclararemos algunos presupuestos fundamentales de la profecía en el antiguo Israel y su diferente recepción en las biblias judía y cristianai.

1. La forma del canon determina de manera decisiva la percepción de la profecía femenina


Quien lee los libros de la profecía en la versión del canon cristiano tiene la impresión de que en esa profesión actuaban exclusivamente hombres: todos los denominados libros proféticos de la Sagrada Escritura han sido transmitidos bajo nombres de varones. No aparece ni una sola profetisa mencionada por su nombre. En la historia de la interpretación bíblica, las pocas referencias a la profecía femenina han sido o bien ignoradas (p. ej., Ez 13,17-23; Jl 3,1) o bien eliminadas de la consciencia a través de una interpretación inadecuada, tal como sucedió, por ejemplo, con la profetisa con la que, según Is 8,3, se unió el profeta Isaías, después de lo cual ella dio a luz un hijo con un nombre elocuente, por lo que se la percibió exclusivamente en su función de esposa de un profetai.

Pero la profecía escrita es solo una parte del canon de profecía de la Biblia hebrea, sustancialmente mayor. A diferencia del Antiguo Testamento, la Biblia hebrea no lee los libros de Jos–2 Re como «libros históricos», sino como profecía. La hermenéutica que así se inscribe tiene enormes efectos en la interpretación de esos libros: no se los comprende como historiografía, sino como relatos de la historia de Dios con su pueblo guiada por la profecía. Esto significa que la «verdad» de estos libros no debe buscarse en lo histórico, sino en lo teológico. Pero la clasificación del canon de la Biblia hebrea tiene también una gran influencia en la visibilidad de la profecía femenina, así como de aquellas importantes mujeres que en la historia de Israel y de Judá, narrativamente presentada, intervinieron de forma decisiva en la determinación de los destinos políticos. Quien lee el canon de la profecía en esta forma se encuentra como primera y última figura profética de la profecía anterior a una mujer: Débora y Julda, designadas como profetisas, comienzan y concluyen respectivamente la serie de las grandes profetisas y profetas en una suerte de inclusión, por lo que, en cualquier mención de la forma plural gramaticalmente masculina ?????????, «profetas», hay que leer, al mismo tiempo, «profetisas». En efecto, por un lado, la lengua hebrea no tiene un plural neutral en cuanto al género3 y, por el otro, la figura estilística de la inclusión indica que lo que vale para el primero y el último eslabón de la cadena tiene también validez para el resto de los eslabones4i.

2. La importancia del ordenamiento del canon para la comprensión de la profecía


El canon de la profecía de la Biblia hebrea difiere del correspondiente canon cristiano en su amplitud, y también en el ordenamiento de los libros que lo componen5. Al colocar la profecía al final del canon del Antiguo Testamento, el cristianismo leyó sus dos testamentos en mutua relación, comprendiendo la profecía como anuncio del Mesías que llega en el Nuevo Testamento. En este contexto, el hilo rojo entre la profecía y los evangelios lo constituyó no solamente el anuncio de Malaquías del regreso de Elías (Mal 3,23s; en referencia a Juan el Bautista: Mt 11,14; 17,10-13; Lc 1,17; en referencia a Jesús: Mt 16,14; Mc 6,15; 8,28; Lc 9,19), sino todos los pasajes de los profetas escritores, que (en ese momento) fueron comprendidos en sentido mesiánico. De ellos se ocupa en el presente volumen Ombretta Pettigiani a propósito de la pregunta sobre la importancia de las mujeres en esos textos. Este enlace teológico entre ambos testamentos mediante la colocación de la profecía al final, acompañado con frecuencia por un acento antijudío, ha sido designado por Klaus Koch como la «teoría del enlace con los profetas», Prophetenanschlusstheorie6. Esta visión de conjunto de ambas partes de la Biblia cristiana solo representa hoy una recepción legítima de la profecía escriturística si se les deja a los textos también su sentido original dentro de la estructura de la Biblia hebrea. Ahora bien, el ordenamiento del canon judío no es simplemente irrelevante para las cristianas y cristianos. En efecto, ciertas estructuras teológicas que surgen de la división tripartita de la Biblia hebrea y que, muy probablemente, están dispuestas redaccionalmente de ese modo, dejan de captarse como vinculantes y generadoras de sentido a través de la estructura reducida del canon profético cristiano7i.

El texto clave para la comprensión de la profecía de la Biblia hebrea está en la Torah, en la ley sobre la profecía de Dt 18,9-22. Esta ley, la última de las leyes deuteronómicas sobre los funcionarios públicos (Dt 16,17–18,22), establece las competencias de conducción para una vida próspera en la tierra prometida: «cuando hayas entrado en la tierra...» (18,9; cf. 17,14). Después de la introducción, que advierte en contra de las prácticas de los pueblos que habitan el país, se delimita de forma negativa el fenómeno de la profecía como averiguación del futuro e interpretación del presente (vv. 10-14a)8. El solo hecho de que en esta ley sobre la profecía se enumeren todos los métodos de toma de contacto con una divinidad mencionados muestra que, (por lo menos) hasta la exigencia deuteronómica de exclusividad en el culto, tales prácticas se comprendían en el contexto de la profecía. Como señala también Martti Nissinen para el Antiguo Oriente, la profecía no podía verse de ninguna manera en sola relación con el anuncio de la palabra. Aunque algunas de las prácticas enumeradas en Dt 18,10-14 se encuentran también en otros pasajes de la Biblia hebrea (2 Re 21,6), por la escasez de indicaciones no es posible determinar con precisión qué medios y ritos incluían. El artículo de Ora Brison indaga sobre las posibles huellas de tales prácticas en los textos narrativos de la Biblia hebrea. Algunas de ellas se encuentran también en textos no incriminados –por ejemplo, la acción traducida mayormente como «adivinación con la copa» (cf. Gn 44,5-16)–, otras son estrictamente rechazadas, como la nigromancia, o hacer caminar a los niños por el fuego. Sin embargo, de estas prácticas se habla también en relatos que adquieren un significado esencialmente distinto si se los lee en relación con Dt 18,9-22. Así, por ejemplo, entre las prácticas prohibidas en el contexto de las leyes deuteronómicas sobre los funcionarios debe verse la nigromancia de la mujer de Endor, que realiza la práctica adivinatoria del futuro por la cual, tras el juramento de Saúl por YHWH (1 Sm 28,10), hace que el verdadero profeta Samuel se aparezca desde el mundo de los muertos. En esta lectura intertextual la mujer de Endor no debe designarse como una bruja, sino, en el sentido de Dt 18,11, como falsa profetisa, aunque ella ejerce manifiestamente su profesión dentro del culto a la deidad de Israel, pues, de otro modo, el juramento por YHWH no tendría sentido algunoi.

Después de esta primera parte, que declara ilegales todas las prácticas mencionadas, la ley de la profecía pone de relieve en Dt 18,14b-22 lo que en Israel es verdadera profecía y cómo se la puede reconocer. Como criterio por antonomasia se establece la recepción de la palabra (vv. 18-22; cf. también Jr 18,18). A esa palabra debe prestarse oídos (Dt 18,15.19). La institución de la...



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