E-Book, Spanisch, Band 33, 384 Seiten
Reihe: Letras Nórdicas
Strindberg Casarse
1. Auflage 2020
ISBN: 978-84-18067-76-1
Verlag: Nórdica Libros
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Historias de matrimonios
E-Book, Spanisch, Band 33, 384 Seiten
Reihe: Letras Nórdicas
ISBN: 978-84-18067-76-1
Verlag: Nórdica Libros
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Casarse es el libro más leído de August Strindberg en Suecia. La primera parte se publicó en 1884 y reunía 'doce historias de matrimonios con entrevista y prólogo'. El propio autor era consciente de que el lenguaje desenfadado y las escenas atrevidas le podían causar problemas con la justicia, y así fue. El proceso al libro ayudó a que fuese todo un éxito y muchas mujeres apoyaron su causa. Aun así, se decidió a escribir una segunda parte, mucho más polémica, compuesta por dieciocho relatos. Como el mismo Strindberg declaró, se trata de un libro 'cruel, feo, bello, poético, prosaico, sentimental, crudo, horrible, delicado, es decir, ¡como la vida misma!'. Destacó por su libertad en materia sexual, el desparpajo y realismo en sus descripciones matrimoniales, por su lenguaje coloquial, con influencia de los cuentos de Hans Christian Andersen, aunque con un tono duro y cínico que no tienen los cuentos del danés. Esta gran novela sobre la institución del matrimonio, compuesta por treinta relatos, ayudará a conocer mucho mejor a Strindberg, y sobre todo hará que nos conozcamos mejor a nosotros mismos, pues nos veremos reflejados en muchas de las situaciones retratadas por el genio sueco. 'Strindberg me ha acompañado toda la vida: lo he amado, lo he odiado y he lanzado sus libros contra la pared, pero no he podido deshacerme de él.' Ingmar Bergman
August Strindberg (Estocolmo, 1849-1912). Escritor y dramaturgo sueco cuyas obras han sido de gran influencia para el teatro moderno. Instaurador del Naturalismo en Suecia, se le considera pionero de la reforma expresionista e investigador de lo que algunas décadas después se conocería como Surrealismo, rasgo que se aprecia especialmente en sus últimas obras. Fue un gran renovador, precursor del teatro de la crueldad y del absurdo. Sufrió frecuentes crisis personales; odiaba y amaba a la vez la familia burguesa, cuya estructura y desintegración desveló con extraordinaria precisión. Buscó otras formas de expresión en la pintura y la fotografía. Entre sus obras dramáticas destacan La señorita Julia y Comedia onírica, publicada en nuestra colección Letras Nórdicas
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PRÓLOGO «No escribo para que me llamen poeta, escribo para pelear.» AUGUST STRINDBERG August Strindberg publicó el libro de relatos Giftas (Casarse) en 1884 y dos años después una segunda parte. Tenía entonces 35 años y ya era, desde que había abierto la literatura sueca al modernismo con la novela Röda rummet (El salón rojo) en 1879, el escritor más considerado del país y, desde la publicación, en 1881, de Det nya Riket, (El nuevo reino), una violenta sátira de la sociedad sueca, uno de los más odiados por las clases dominantes. En esas fechas, segunda mitad del siglo xix, Suecia era un país agrícola (el 85 por ciento de la población trabajaba en el campo y en el bosque) y muy pobre: entre los años 1865 y 1895 emigró, por motivos económicos, más de un millón de personas de una población que no llegaba a los cinco millones de habitantes. Un país extenso y poco habitado, con ciudades pequeñas (la capital, Estocolmo, tenía menos de 200.000 habitantes) que comenzaba su industrialización y urbanización, lo que provocó gran inquietud social y la incipiente aparición del movimiento obrero. En 1876 se fundan la empresa LM Ericsson. En 1879 los grandes aserraderos del norte sufren su primera gran huelga. Dos años después el gran agitador August Palm pronuncia su discurso ¿Qué quiere la socialdemocracia?, y comienza a organizar los sindicatos. En 1885 hay ya dos periódicos en Estocolmo de tendencia progresista. En 1889 se funda el partido socialdemócrata. Strindberg inicia su carrera literaria en una época en la que se desarrollaba una dura lucha entre el movimiento obrero y el capital, y también en el campo literario entre lo viejo y lo nuevo y él se incorporó al movimiento renovador. La lucha la habían iniciado en Dinamarca y Noruega notables escritores como George Brandes, Henrik Ibsen y Bjørnstjerne Bjørnson, nombres imprescindibles en la historia de las letras nórdicas. El conflicto transcendía los límites de la literatura. La lucha se planteaba entre los partidarios del romanticismo, el idealismo filosófico, la religión y el conservadurismo político y por el otro los seguidores del naturalismo, el determinismo científico, el radicalismo político (el socialismo en el caso de Strindberg) y el ateísmo o al menos el rechazo de la enorme influencia de la religión en la sociedad. Strindberg se incorporó en calidad de francotirador al movimiento renovador y su novela El salón rojo señaló el nacimiento del movimiento «Åttitalet» (lo que puede traducirse como la década de los 80), el de la renovación del lenguaje en la novela y el teatro. Ello lo convirtió en el abanderado de lo nuevo (así lo consideraba el grupo de escritores de Det unga Sverige (La joven Suecia) pero él nunca se consideró tal, por la defensa a ultranza de su libertad, su horror a adscribirse a ningún grupo. El combate fue muy duro y los medios utilizados en la polémica mezquinos, lo que acentuó algunos rasgos de la personalidad de Strindberg como su afán de pelea y su manía persecutoria. Ya en su pieza teatral Mäster Olof hace decir a su protagonista: «No era la victoria lo que yo amaba sino el combate». En una carta a Helena Nyblom plasma con claridad su evolución personal y la posición en la cuestión social de su época: «En mi juventud —fui educado en una casa burguesa con gran severidad por una madre buena y un padre ejemplar— siempre estaba oyendo que tenía que ser justo, veraz, devoto y humano. Me decían que la virtud era una cosa excelsa. Ahora desde que he salido a la vida no oigo hablar más que de éxito, ascensos, hacer fortuna, asegurarse el porvenir. Encuentro que la sociedad es simplemente una camarilla y no otra cosa. ¡No veo a los mejores en los puestos cimeros de la sociedad! ¡Me encuentro con instituciones que no tienen más finalidad que su propia función y dondequiera que me topo con una institución únicamente veo tiranía y calamidades! Toda esta hipócrita construcción no puede ser desmontada poco a poco, cuidadosamente; al contrario ¡se derrumbará cuando se ataquen directamente sus cimientos, y yo no le hago ascos al empleo de la dinamita en política! ¡Yo no ataco a los hombres ni a la humanidad en El salón rojo, aunque mis enemigos han tenido interés en enfrentarme con los modelos criticados! ¡Ataco la hipocresía del régimen político...». Y así, líricamente, canta al explosivo en un poema: «Blanca como la nieve es la dinamita / como la inocencia y el arsénico». En aquellos años Strindberg frecuentaba un grupo de ideas nihilistas entre los que se contaba Hjalmar Branting, que años más tarde se convertiría en el padre de la socialdemocracia sueca. En las conversaciones Strindberg manifestaba su admiración juvenil por la comuna de París, que apoyó y nunca olvidó, y seguía con interés la evolución del nihilismo en Rusia. A su amigo, el escritor noruego Jonas Lie, Strindberg le contó en una carta su intención de volar el Palacio real, con el Rey y toda su familia —adjuntándole un minucioso dibujo de la máquina que había inventado para llevarlo a cabo— lo que, unido a la alegría con que su colega sueco había recibido la noticia del asesinato del zar Alejandro II, preocupó al destinatario. En carta a Edvard Brandes de 1880 Strindberg se define políticamente así: «Soy socialista, nihilista, republicano, sí, soy todo lo que se opone a los reaccionarios. Esto por instinto, porque soy hermano de Jean Jacques [Rousseau] en lo que respecta a la vuelta a la naturaleza. Me gustaría participar en eso de poner todo patas arriba para ver lo que hay en el fondo; creo que estamos tan embrollados, tan terriblemente gobernados que no se puede cambiar poco a poco sino que hay que pegarle fuego a todo, hacerlo estallar y empezar de nuevo de cero». Dos años más tarde en carta a Rydberg se confiesa anarquista; en el prólogo de Giftas (Casarse), socialista y en carta a Carl Larsson, anarquista... Es sobre todo un rebelde, sin ataduras con partidos o ideologías, movido por su pensamiento y su necesidad de decir su verdad, caiga quien caiga, por temperamento y sentido de la justicia social. En el libro de Strindberg Blomstermålningar och djurstycken, 1888, en un capítulo dedicado a la inteligencia de animales y plantas, hay un texto muy significativo. Un día durante el paseo Strindberg observa los desaforados ataques de un ciervo volante, un poderoso escarabajo, contra su bastón y reflexiona sobre la falta de buen sentido del coleóptero que, en lugar de huir ante un enemigo muy superior, trata desesperadamente de clavarle sus poderosas pinzas. Un perfecto autorretrato del autor y de su carácter, el de una persona que se lanza en un ataque indiscriminado contra todo el establishment y se asombra de que este se defienda con todos los medios. El escarabajo no ha calculado las consecuencias. * * * Las primeras ideas de la colección de relatos Giftas son de 1880, pero se interpusieron nuevos trabajos, entre otros la escritura de El viaje de Pedro el Afortunado y El nuevo reino. En 1883 Strindberg se traslada a Francia, a Grez, a pocos kilómetros de París, y luego se asienta en Suiza en lo que él llama un exilio casi voluntario. Los motivos se los explica a Carl Rupert Nyblom, en carta de 1882, así: «Demasiado radical para los liberales y demasiado liberal para los conservadores, pero a la vez demasiado conservador para los radicales, me he hecho imposible. Por eso trato de marcharme de aquí para poder contemplar las cosas con perspectiva: quizá parezcan diferentes a cierta distancia del foco». Pero ya antes le había escrito a Edvard Brandes: «Cuando haya terminado mi historia cultural del pueblo sueco, la cual va a poner al desnudo a la Nación sueca, me iré al exilio a Ginebra o a París y me haré escritor, ¡sí, me dedicaré a la literatura en serio! No como uno de esos que hacen literatura de ficción, sino uno que escribe para decir aquello de lo que no se puede hablar, ¡implacable! Creo que todas esas medidas políticas de reforma no llevan a ninguna parte». La situación se iba haciendo insoportable para su esposa que ve cada vez más lejano su deseo de proseguir su carrera teatral en un país cuya lengua no conoce, lo que deteriora su matrimonio. Se puso a escribir el 25 de mayo de 1884 las historias de matrimonios preliminarmente tituladas Retratos de mujeres, luego Gente casada y finalmente, ya que había historias de solteros, Giftas (Casarse) con el subtítulo Doce historias de matrimonios y terminó los doce relatos en mes y medio. Le escribe al editor, Albert Bonnier, advirtiéndole que no ha leído el manuscrito y que busque a algún zopenco que corrija las pruebas (en la primera edición había unas 160 divergencias con el manuscrito). También le confiesa que es un libro «cruel, feo, bello, poético, prosaico, sentimental, crudo, horrible, delicado —es decir ¡como la vida misma!» y lo define como un libro realista y progresista— sus amigos socialistas no comparten su opinión. En carta a uno de ellos, Pehr Staff, subraya que «lleva un prólogo de 48 folios. ¡Puro socialismo con el programa feminista más radical que se haya visto!». Se hizo una primera edición de 4.000 ejemplares y se temía que el lenguaje desenfadado (aunque ya le escribió al editor que estaba dispuesto a...