Cueto | Medicina y salud pública en América Latina | E-Book | www.sack.de
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E-Book, Spanisch, 390 Seiten

Cueto Medicina y salud pública en América Latina

Una historia
1. Auflage 2025
ISBN: 978-607-16-8628-2
Verlag: Fondo de Cultura Económica
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection

Una historia

E-Book, Spanisch, 390 Seiten

ISBN: 978-607-16-8628-2
Verlag: Fondo de Cultura Económica
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Este libro, ganador del Premio George Rosen otorgado por la Sociedad de Historia de la Medicina de los Estados Unidos, ofrece un panorama de la medicina y la salud pública latinoamericanas desde la época de la Conquista hasta la actualidad, exponiendo el origen y las características de los problemas a los que la región se enfrenta en materia de salud. Marcos Cueto y Steven Palmer refutan muchas de las ideas preconcebidas sobre el desarrollo médico en Latinoamérica al señalar la relación de éste con la medicina internacional. No obstante, también reconocen que los sistemas de salud latinoamericanos son un reflejo de las circunstancias históricas y sociales de sus respectivos países.

Marcos Cueto es doctor en historia por la Universidad de Columbia. Fue profesor de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y director del Instituto de Estudios Peruanos. Es autor de publicaciones sobre la historia de la ciencia y la medicina en Perú y América Latina y sobre el desarrollo de la salud internacional durante el siglo xx. Ha sido profesor visitante de las universidades estadunidenses de Chicago, Harvard, Stanford y Princeton, de la de Shanghai en China y del Instituto de Estudios Avanzados de Ginebra. Desde 2011 trabaja en Rio de Janeiro, donde es editor de la revista História, Ciências, Saúde - Manguinhos publicada por la Fundación Oswaldo Cruz, Fiocruz, Casa de Oswaldo Cruz.
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INTRODUCCIÓN


 
 
Los investigadores de la historia de América Latina y el Caribe pronto se dan cuenta de que la enfermedad y el sufrimiento, la salud y la medicina, se entrelazan por los caminos del pasado. Ello se evidencia en temas que van desde el colapso demográfico que diezmó a las poblaciones indígenas durante la Conquista hasta los más recientes y chocantes indicadores de salud y pauperización rural, que motivaron tanto a revolucionarios como a neoliberales durante el periodo posterior a la segunda Guerra Mundial. Las consecuencias sociales y políticas de la enfermedad y la salud han ocupado un lugar central en la historia hemisférica. Sin embargo, hasta hace poco, las preguntas sobre medicina y sanación estuvieron relegadas a los márgenes de las prioridades sanitarias y del debate entre historiadores. Cuando la salud y la enfermedad fueron el foco de atención, éstas se enmarcaron dentro de otras especialidades. La mortandad que afectó a poblaciones mesoamericanas e incas, por ejemplo, fue un tema que identificaron y debatieron geógrafos y demógrafos; al mismo tiempo, la especializada discusión histórica de las ideas y tratamientos en medicina fue del dominio de un grupo pequeño, principalmente médicos jubilados interesados en curiosidades de la curación precolombina, retratos hagiográficos de los hombres renombrados de su profesión o las rutas de llegada de los avances tecnológicos realizados en Europa y los Estados Unidos.

Ello ha cambiado drásticamente a lo largo de los últimos treinta años. Hoy en día es posible leer una historia de la intervención estadunidense en Cuba, contada como la historia de la fiebre amarilla en la isla; o examinar la historia intelectual de la presencia africana en América Latina y el Caribe a través de la historia de cirujanos y curanderos que fueron esclavos o exesclavos; o aprender cómo los científicos médicos latinoamericanos ganaron una posición de relieve en los circuitos internacionales del conocimiento. Estas investigaciones son posibles porque la historia de la medicina y la salud en esta región se ha convertido en un campo importante de estudio, practicado por historiadores entrenados profesionalmente, que son parte de un florecimiento global de la historia cultural y social de la medicina y de los estudios sociales de ciencia y tecnología. Gracias a ellos, se han llevado a cabo valiosas investigaciones sobre problemas nuevos utilizando fuentes inéditas, logrando que se forje una historiografía reflejada en, por ejemplo, numerosos libros y en las páginas de la revista brasileña História, Ciências, SaúdeManguinhos, que apareció en 1994.

Con tanta investigación histórica generada en las últimas décadas existe la necesidad de hacer un resumen y un balance del campo para promover un diálogo fluido entre historiadores de la salud, investigadores en salud, administradores y activistas de la salud pública. Asimismo, es importante promover un mayor debate entre historiadores de la medicina y quienes están enfocados en la historia social, económica y política de América Latina. Estos últimos campos, aunque han ampliado su ámbito para incluir estudios culturales, las representaciones del cuerpo humano y las de la vida cotidiana, frecuentemente consideran la historia de la salud como una subespecialidad que carece de problemas de investigación propios. Este libro quiere resumir esta nueva historiografía que, esperamos, sirva para promover dichos diálogos. Sin pretender ofrecer un resumen completo de la nueva historiografía de la salud, la medicina y la enfermedad en América Latina, nuestro libro propone una perspectiva histórica sobre la salud pública que esté entrelazada con la medicina y con la investigación sociomédica, así como con temas sociomédicos. Para ello nos hemos guiado de las nuevas preguntas sugeridas por algunos de los más destacados trabajos históricos recientes, y hemos elegido concentrarnos en las prácticas de salud innovadoras que con frecuencia se han generado en Latinoamérica. Al mismo tiempo, hemos prestado atención a la intersección de la investigación médica y las iniciativas de salud pública. También hemos tratado de ir más allá del marco de investigación que considera la medicina como un instrumento de control social para oprimir a grupos subordinados, y hemos incorporado el enfoque contemporáneo que enfatiza el rol de negociación entre los diferentes actores sociales y la circularidad transnacional de enfermedades, ideas, personas, programas y productos biológicos. Aunque el libro está enfocado en América Latina, no hemos dudado en incluir estudios de casos del Caribe, particularmente del siglo XX, cuando nos pareció relevante.

Nuestro primer capítulo empieza con el importante legado de la medicina indígena anterior al contacto con Europa. Un legado al que se sumó tanto la influencia africana como la medicina occidental y popular europeas, que a partir de la conquista establecieron un complejo ciclo de coexistencias contradictorias de tolerancia, retroalimentación, desaprobación y persecución durante las primeras décadas de la época colonial para la mayoría de países, es decir, principios del siglo XVI. Esta interacción dejó como huellas un sistema de curación híbrido, que ha continuado y que sigue siendo importante para comprender los principios de la salud pública contemporánea que recién desde hace unas décadas reconoce la importancia de un enfoque intercultural. Esta discusión se complementa con una exploración de la llamada medicina de la Ilustración, que se practicó a lo largo de la última mitad del siglo XVIII; entonces se promovieron sistemas de vigilancias sanitarias, registros civiles y medidas urbanas de saneamiento que frecuentemente no tuvieron el alcance esperado, pero que marcaron un derrotero por donde irían a seguir caminando los futuros sanitaristas.

A continuación, tratamos sobre la manera como, a principios del siglo XIX y durante los procesos de independencia, en la mayoría de los países latinoamericanos existió una cierta regresión en cuanto al orden institucional sanitario en los ámbitos de la medicina occidental y de la educación médica. Ello empezó a cambiar a mediados de dicho siglo con la creación de organismos municipales, y algunas veces estatales y nacionales. Tenían en común que eran instancias oficiales y que estaban especializadas en salud. En el último cuarto del siglo XIX, estos organismos se consolidaron en sus países cuando establecieron relaciones transnacionales entre ellos, sobre todo en relación con cuestiones sanitarias de orden marítimo o fronterizo. Ésta fue una época en la que se desarrollaron nociones clave de control de las enfermedades, como “desinfección”, “fumigación” y “aislamiento”, las cuales estuvieron estrechamente vinculadas con la protección de las emergentes economías de exportación. Posteriormente, también se enfatizó la reglamentación de la vida comercial en la ciudad y hasta la conducta higiénica de sus moradores, un asunto que hasta entonces parecía irrelevante. A partir de entonces, la interacción entre los ámbitos sanitarios nacional e internacional, así como entre la medicina y la salud pública urbana, adquirió mayor intensidad.

Luego sigue un capítulo donde se trata con mayor detalle el proceso que ocurrió en las principales ciudades latinoamericanas durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando se consolidaron las comunidades médicas formales junto a consejos o direcciones de higiene inspirados en el modelo francés. Una de las principales tendencias en los recientes estudios sobre medicina y salud en América Latina es el cuestionamiento de la noción, largamente sostenida, de que el tratamiento médico, la investigación médica y la organización de salud pública en la región eran meros ecos de los procesos vigentes en Europa y los Estados Unidos. Nuestro segundo capítulo presta especial atención a las características únicas de las comunidades de investigadores médicos y a las innovaciones en salud, las cuales fueron parte importante de los circuitos emergentes de la ciencia médica mundial. Generalmente, los latinoamericanos cultivaron una identidad y función propia dentro de dichas redes. Aunque trabajaban en economías y sistemas políticos precarios que habían desplegado varios rasgos de dependencia neocolonial, algunos miembros de las comunidades médicas fueron actores sociales privilegiados, asociados con proyectos de Estados-nación cada vez más coherentes y con la legitimación de especialidades médicas mundiales. Es decir, las élites médicas de América Latina no se constituyeron como actores subalternos que trabajaban en los márgenes de los sistemas políticos y médicos coloniales y poscoloniales diseñados para proteger a los inmigrantes, soldados, colonos y administradores venidos del exterior: ellas organizaron asociaciones nacionales que tuvieron como característica su maleabilidad para promover sus propios intereses científicos y profesionales. De esta manera, postularon que ciertas enfermedades eran “nacionales”, vale decir que sólo ocurrían en su territorio o podían ser plenamente comprendidas por los profesionales nativos, como por ejemplo, la bartonellosis (verruga peruana) en el Perú, o la trypanosomiasis americana (o enfermedad de Chagas) en Brasil. Así, ellos pudieron ser parte del impulso nacionalista que atravesó a varios de sus países y convertirse en líderes de la investigación mundial en disciplinas médicas nuevas tales como la bacteriología médica, la parasitología y la clínica.

Como lo demuestra nuestro tercer capítulo, las élites médicas estimularon el...



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