Cole | Esposo Irresistible | E-Book | www.sack.de
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E-Book, Spanisch, 184 Seiten

Cole Esposo Irresistible

Para el hombre que quiere saber...
1. Auflage 2012
ISBN: 978-9978-39-617-9
Verlag: Zoegraf
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

Para el hombre que quiere saber...

E-Book, Spanisch, 184 Seiten

ISBN: 978-9978-39-617-9
Verlag: Zoegraf
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Esposo Irresistible... Para aquel hombre que quiere saber lo que su padre no supo enseñarle. Lo que las mujeres no le pueden decir. Y lo que su pastor quería decirle... pero tan solo a puertas cerradas. Dicen que el amor es ciego, sin embargo los nuevos maridos descubren demasiado pronto que las mujeres ven más allá de lo exterior... que casarse es fácil pero mantenerse casado es un desafío. Por años, los esposos se han sumergido en un mar de expectativas no satisfechas y esperanzas no cumplidas, flotando con la corriente de la cultura hacia las cascadas del divorcio con muy poca verdad en la cual anclarse para llevar un matrimonio exitoso. ¡Pero ya no más!

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Capítulo 1 La Cultura es la Culpable La culpa no es toda suya. Esas son buenas noticias y probablemente lo último que pensaba que esperaba leer aquí. Sin duda tomó este libro porque se sentía responsable por ser un esposo. Usted asumía que tenía una lección difícil que aprender para poder nutrir el amor de su esposa o edificar un matrimonio duradero. La verdad es, si su relación no es la mejor, no es su culpa. Pero es igualmente cierto que tiene que aprender algunas cosas para crear una relación perdurable, porque al final usted es responsable delante de Dios de ser un mayordomo o administrador de su matrimonio. Si usted escoge leer el resto del libro, se hará completamente responsable por lo que dice. Así que ya, desde el principio, se tiene que preguntar, “¿Soy suficientemente hombre para leer más allá de la primera página?” Nosotros somos hombres. No somos ángeles. Nosotros no somos computadoras o máquinas. No somos superhombres o los superhéroes o campeones del universo. Nosotros somos simplemente hombres. Y fuimos puestos en esta tierra por Dios como mayordomos de Su creación. Todo lo que El espera de nosotros es que seamos hombres. El conoce las batallas que enfrentamos para alcanzar la hombría, para ser verdaderos hombres, especialmente en la relación con una mujer las dificultades que confrontamos mientras nos tornamos en “esposos irresistibles”. Hoy en día la mayor parte de nuestra lucha por la hombría y por nuestros matrimonios se debe a la cultura en que vivimos. La cultura está compuesta de costumbres, tradiciones, arte, música, lenguaje, literatura e instituciones. Nuestra cultura está marcada por una creciente propagación de conducta inmoral que debilita la vida familiar, promueve la falta de respeto a la autoridad y no valora la práctica de la responsabilidad personal. En la comunidad mundial, en lo que conocemos como civilización, la cultura es la culpable. JESÚS ENSEÑÓ SOBRE CULTURA Dos parábolas enseñadas por Cristo Jesús explican esto.1 En la Parábola del Hijo Pródigo, Jesús describió un cuadro de la humanidad en este mundo. Jesús dijo que un hijo pródigo pidió a su padre su herencia y la malgastó en un lugar lejano. Terminó trabajando en una hacienda apacentando puercos para un gentil, el nivel más bajo para un joven judío de posición. Después de sufrir los dolores del hambre y estar cerca de la muerte por inanición, él volvió en sí y a la casa de su padre. A su regreso el padre lo recibió con gozo y con una fiesta. La parte interesante de la historia es que no fue el diablo quien causó que el pródigo se fuera de la “casa de su padre”. Satanás no aparece en ningún lugar en esta historia. El joven mismo quería irse, tomar el dinero correr y vivir la vida a su plenitud. ¿Por qué? En contradicción con el gobierno de la casa de su padre, la atracción de la cultura con todo lo que tiene que ofrecer sedujo al hijo a irse lejos. Creyendo que se estaba perdiendo las mejores cosas de la vida, el pródigo dejó su casa para disfrutar y gastar su dinero en todo lo que la cultura tenía que ofrecerle. El encontró que lo que le ofreció era algo vacío, vano e insípido. El hijo no conocía la diferencia entre libertad y libertinaje hasta que dejó al padre, “desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (en fiestas) y se encontró solo, sin recursos, trabajando en un corral de cerdos, pasando hambre. Cuando los llamados amigos no están disponibles en el tiempo difícil, y lo mejor que puede encontrar para comer es una algarroba, usted está existiendo, no viviendo. En la Parábola del Señor de la Semilla y el Sembrador2, vemos la verdad de otra manera. Un agricultor sembró buena semilla, pero una vez que la semilla es plantada, no depende de la semilla producir. Depende de la tierra hacer que la semilla produzca. La condición de la tierra determina el destino de la semilla. Jesús habla sobre cuatro clases de tierra en que la semilla del agricultor es sembrada, como una ilustración de la semilla de la Palabra de Dios sembrada en nuestros corazones. La primera semilla es sembrada, e inmediatamente, vinieron las aves y la comieron. Esto ilustra que la Palabra es sembrada, pero inmediatamente Satanás la destruye plantando dudas o enviando palabras contradictorias y “falsas” para impedir que la semilla germine. Estas “palabras falsas” son mentiras propagadas por la cultura.   La condición de la tierra determina el destino de la semilla   La segunda semilla es sembrada en pedregales, donde no había mucha tierra. La semilla brotó pronto, pero una vez salido el sol, se quemó. Jesús está diciendo que la Palabra sembrada causa al momento gozo, pero no se formó una raíz por las áreas duras del corazón. Cuando la aflicción o la persecución, los que tienen el corazón como un pedregal tropiezan y se apartan. La tercera semilla es sembrada entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron antes de que pudiera empezar a producir. Los afanes de este siglo, los placeres mundanos, las delicias y el engaño de las riquezas, la vanagloria ahogan la Palabra, se hace infructuosa y muere. La cuarta semilla que es sembrada en buena tierra da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno, dando una buena cosecha al labrador. Entendamos esta parábola. Veinticinco por ciento de la cosecha creció en buena tierra. Otro veinticinco por ciento fue robado o dañado por el diablo. Pero la segunda y tercera semilla un cincuenta por ciento de la cosecha fue dañado por la cultura imperante. La cultura fue la culpable. EL CAMPO DE BATALLA ES LA CULTURA Nuestro campo de batalla hoy es mayormente nuestra cultura. En ambas parábolas, la cultura vigente sedujo, atrajo, apartó, corrompió, presionó y arruinó al hombre y a la semilla. La cultura actual socava la hombría, haciendo que los hombres se adapten al mundo y mueran por eso, en vez de vencerlo, someterlo, sojuzgar y señorear. Demasiados hombres cristianos pasan cien por ciento de su tiempo peleando con el diablo, que es solamente el veinticinco por ciento del problema, en vez de vencer la cultura, en la que han nacido, que es el cincuenta por ciento del problema según la parábola de Jesús. Cuando Dios envió a los hijos de Israel a Canaán, siete naciones vivían allí. Todas las siete eran paganas, idólatras, practicando una cultura que era antagónica a la manera que Dios quería que Israel viviera. Los hijos de Israel fueron mandados a ocupar la tierra conquistando esos enemigos. Dios sabía que si las naciones idólatras permanecían en la tierra Israel sería seducido por su cultura. Así con una estrategia de “echar por tierra”, Dios les dio instrucciones de destruir la cultura imperante, o serían ellos destruidos por esa cultura. Bajo el liderato de Josué, los israelitas comenzaron a hacer exactamente lo que Dios les había dicho destruyendo culturas, subyugando a sus enemigos, asegurando que el mundo alrededor de ellos se conformara a sus ideales y estándares, en vez de ellos adaptarse a las tradiciones y costumbres de Canaán. Entonces Josué murió y toda aquella generación también. “Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía al Señor, ni la obra que él había hecho por Israel”3. Aquella generación comenzó a adaptarse a las maneras del mundo, y adoraron a Baal y a Astarot, ofreciendo sus hijos en el fuego de Moloc y pecando contra Dios. La nueva generación escogió ignorar las advertencias que Dios les había dado a sus padres y adoptaron la cultura alrededor de ellos. Como resultado, los israelitas sufrieron en las manos de sus enemigos, volviéndose los esclavos de aquellos que estaban supuestos a conquistar, y Dios se volvió su adversario en lugar de su amigo. Hoy usted y yo nos encontramos en una situación similar. Estamos rodeados por una cultura que anima a mentir, aun a los líderes, permite la iniquidad y rebelión y da una licencia para hacer cualquier cosa en lugar de libertad para hacer lo correcto. En esa edad usted nació, y en esa cultura está tratando de encontrar un lugar para vivir usted, su esposa y sus hijos. En nuestra cultura el divorcio ya no es solamente una opción, es una expectación. En una época pasada, el divorcio era considerado un escándalo, algo de lo que el hombre difícilmente podía recobrarse. El divorcio afectaría su carrera, su habilidad de postularse para una posición política, su liderato en la comunidad y pondría en duda su habilidad de buen juicio dondequiera que fuera. Sin embargo, ahora es algo tan normal que ha dejado de ser un asunto en cuestión. Esto es, sin importancia para todo el mundo excepto para la familia que ha sido devastada por el dolor y la destrucción de la confianza que el divorcio acarrea. Pero aun la angustia de familias rotas se ha convertido en una expectación, y es tratado como una variedad de deporte y entretenimiento. Las películas lo describen, en la...



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