E-Book, Spanisch, 198 Seiten
de Moragas / Beale / Dahlgren La comunicación: De los orígenes a internet
1. Auflage 2012
ISBN: 978-84-9784-731-5
Verlag: Gedisa Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, 198 Seiten
Reihe: Premio Fundación Privada Catalunya Literaria
ISBN: 978-84-9784-731-5
Verlag: Gedisa Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
La comunicación: De los orígenes a Internet aparece en un escenario de aceleradas trasformaciones de nuestra sociedad. En los diversos capítulos de esta obra, Tecumseh Fitch analiza la evolución biológica del lenguaje y Umberto Eco recorre los cambios 'de Internet a Gutenberg'. Joan Majó describe la evolución de las tecnologías de la comunicación humana hasta la digitalización y la convergencia entre la informática y las telecomunicaciones. Miquel de Moragas y Urs Gasser analizan los impactos de la comunicación en la cultura y la educación. Ashley Beale se aproxima a los importantes cambios que la globalización significa para las culturas nacionales y las formas políticas tradicionales de los estados-nación y Peter Dahlgren considera cómo la participación política en la democracia moderna puede verse potenciada, pero también manipulada por el uso de internet y los nuevos medios de comunicación. Todos los autores coinciden en rechazar posiciones deterministas en las relaciones entre comunicación, tecnologías y beneficios sociales. En este libro la comunicación aparece como un fenómeno transversal que afecta a la cultura, la economía, la política, la educación, la vida cotidiana y el entretenimiento. Es, en particular, un elemento central del debate actual sobre la democracia. En todos los capítulos de este libro emerge una cuestión central: ¿hasta qué punto los cambios en la comunicación favorecen, potencian o perjudican la participación y la diversidad?
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Introducción.
De los orígenes a los cambios en la era digital
Miquel de Moragas i Spà
El libro La comunicación: de los orígenes a internet, se propone facilitar al lector claves para la interpretación de la comunicación en un escenario de aceleradas trasformaciones que afectan a cuestiones estratégicas de nuestra sociedad: no sólo a la política y a la cultura, sino también a la economía, la educación, la vida cotidiana e, incluso, el entretenimiento. Para realizar este análisis la mirada de los autores sigue una perspectiva evolutiva, buscando aquello que es permanente en la condición humana y aquello que se transforma con los cambios históricos.
El libro tiene cuatro bloques principales. En primer lugar están los dos capítulos que se refieren más explícitamente a la evolución de la comunicación: el de W. Tecumseh sobre la evolución biológica del lenguaje y el de Umberto Eco titulado «De internet a Gutenberg». Les sigue el texto de Joan Majó, el cual, después de una breve descripción de la evolución de las tecnologías de la comunicación humana desde tiempos remotos, analiza con detalle las consecuencias que la digitalización y la convergencia entre la informática y las telecomunicaciones tienen para el conjunto del sistema comunicativo. Estas aportaciones se completan con un tercer bloque que considera los impactos de la comunicación en dos cuestiones del máximo interés social, esto es, la cultura y la educación, con los capítulos firmados por Miquel de Moragas y Urs Gasser, respectivamente. Finalmente, dos capítulos inciden más directamente en la política, uno de Ashley Beale, que se refiere a los importantes cambios que la globalización significa para las culturas nacionales y las formas tradicionales de la política de los Estados-nación, y un capítulo de Peter Dahlgren sobre la participación política en la democracia moderna y cómo esta participación puede verse potenciada, pero también manipulada, por el uso de internet y los nuevos medios de comunicación.
Los distintos autores coinciden en rechazar posiciones deterministas en las relaciones entre comunicación, tecnologías y beneficios sociales, pero también rechazan las posiciones que ignoran los grandes cambios que estas relaciones significan para las mencionadas áreas de la cultura, la economía, la política y la educación, porque la comunicación aparece como un fenómeno transversal que afecta a todos estos sectores.
La comunicación aparece como un factor central del debate actual sobre la democracia. En todos los capítulos de este libro emerge una cuestión central: ¿hasta qué punto los cambios favorecen, potencian o perjudican la participación y la diversidad, es decir, la democracia?
Se afirma que las nuevas formas de comunicación no resuelven por sí mismas la democratización de la sociedad, porque éstas presentan aspectos contradictorios. Junto a la concentración a escala mundial encontramos la aparición de fenómenos de descentralización y de localización; frente a nuevas formas de control, encontramos nuevas formas de conectividad y transparencia.
Por todo esto, el compromiso político con la democracia pasa ahora por el esfuerzo de comprender las nuevas lógicas de la comunicación y de las mediaciones, sus posibilidades y obstáculos, paso previo y necesario para poder ofrecer propuestas a favor de la participación, la diversidad y la transparencia y en contra de la exclusión, la homogeneidad y el control autoritario en nuestras sociedades.
El primer capítulo de este libro, «La evolución biológica del lenguaje», firmado por W. Tecumseh Fitch, está dedicado a la aparición y la evolución biológica del lenguaje, resultado de un proceso evolutivo de millones de años.
Desde la perspectiva evolucionista, el lenguaje es definido como una compleja facultad cognitiva que nos permite codificar y expresar pensamientos y experiencias. La pregunta clave es: ¿cómo evolucionó esta capacidad humana fundamental que es el lenguaje?
Es cierto que algunas de estas competencias expresivas no son exclusivas de los seres humanos y, de hecho, son compartidas con otros animales como los chimpancés. ¿Qué tenemos en común y qué nos diferencia de ellos?
El autor propone considerar tres componentes semiindependientes que han ido evolucionando hasta interactuar de manera sinérgica en los humanos modernos: capacidad de señalizar y hablar (pronunciar sonidos), capacidad sintáctica (ordenar, jerarquizar) y capacidad semántica y pragmática (reconocer y tratar de corregir la ignorancia de otros). Estas tres capacidades evolucionaron de forma diferente, con etapas en las que unas competencias estaban presentes (hablar y pronunciar sonidos) y otras aún no (complejos sintácticos). El estudio del lenguaje debe plantearse en términos evolutivos, desde el no lenguaje a los protolenguajes, y hasta la actual forma del lenguaje humano completo.
Revisando las teorías de Darwin sobre esta evolución, el autor considera necesario contemplar «múltiples componentes» en lugar de privilegiar un solo factor como clave única. Entre estos componentes se señala la gestualidad de manos y cuerpo como protolenguaje, punto de partida de esta evolución. Un segundo componente de este proceso evolutivo se referirá a la voz.
El autor se extiende en un aspecto que consideramos del máximo interés también para su posible proyección a problemas actuales: la consideración de la música como protolenguaje, compartido con los pájaros (y relacionable con el cortejo y el desafío). La imitación del gruñido de un animal de presa puede haber sido un primer paso en la formación de la lengua.
Esta perspectiva también nos permite establecer alguna conexión entre el lenguaje y la tecnología: ¿cuándo y de qué manera los seres humanos reforzaron la capacidad de sus voces con instrumentos musicales (flautas, tambores), multiplicando así sus recursos de comunicación?
Por su parte, los órganos vocales se habrían fortalecido y perfeccionado a medida que se utilizaba la voz, en un larguísimo recorrido hasta establecer la fijación de significados específicos y flexibles a determinadas vocalizaciones.
Aparte de estas componentes —gesticulación, sonidos vocales—, la singularidad del lenguaje humano implica la evolución de sus capacidades cognitivas. El paso básico en el camino hacia el lenguaje fue el aumento general de la inteligencia en el linaje homínido. El lenguaje no es, simplemente, un instinto, sino más bien un «instinto de aprender», lo que también permitiría explicar la gran capacidad expresiva en el uso de las tecnologías por las nuevas generaciones nacidas en el entorno internet.
El autor concluye que los actuales avances en el conocimiento de la condición humana y de los chimpancés, la posibilidad de explotar bases de datos comparativas, permiten a los científicos ir más allá de la especulación y proponer hipótesis rigurosas sobre la evolución de una de las características comunicativas más básicas de nuestra especie: la capacidad de adquirir el lenguaje.
El capítulo de Umberto Eco, titulado «De internet a Gutenberg», analiza la incidencia de las tecnologías de la comunicación en las estructuras narrativas de los mensajes, considerando el protagonismo de los lectores y su forma de relacionarse con los textos.
Su atención se centra, sobre todo, en la lectura y en el libro, analizando los pros y contras de los nuevos formatos hipertextuales del lenguaje computerizado. También se comparan las funciones de los textos con las funciones de las imágenes en distintas etapas de la historia. De esta manera se sitúa en su contexto evolutivo el actual debate sobre los lenguajes multimedia e internet, poniendo en evidencia que los nuevos fenómenos tienen sus raíces en aspectos generales de la condición humana y en la historia de la cultura.
Sin dejar de reconocer las ventajas que supone poder leer en línea y «navegar» a través de textos, Eco hace énfasis en el valor del formato libro. Los libros provocan, estimulan el pensamiento de los lectores. Distingue entonces entre «libros para ser consultados» y «libros para ser leídos». En estos últimos el lector no deja de participar en la interpretación, pero lo hace guiado por las tramas, los argumentos y las estructuras profundas del lenguaje propuestos por el autor.
Los «libros para ser leídos» son insustituibles. En cambio, los «libros para ser consultados» podrán verse desplazados por los nuevos formatos computerizados y en línea. Sin ningún remordimiento podremos eliminar de nuestras estrechas viviendas las estanterías que hoy tenemos ocupadas por voluminosas enciclopedias y diccionarios. Será suficiente que los grandes archivos guarden algunas de estas ediciones como testimonio de la historia de la comunicación.
La escritura computerizada no sustituirá al «libro para ser leído» porque su aportación no es sólo ofrecer información, sino facilitar la reflexión mientras se lee: «Después de haber pasado casi 12 horas ante una pantalla de...




