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E-Book, Spanisch, 128 Seiten

Keller El dios pródigo

El redescubrimiento de la esencia de la fe cristiana
1. Auflage 2017
ISBN: 978-84-944081-0-6
Verlag: ANDAMIO EDITORIAL
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection

El redescubrimiento de la esencia de la fe cristiana

E-Book, Spanisch, 128 Seiten

ISBN: 978-84-944081-0-6
Verlag: ANDAMIO EDITORIAL
Format: EPUB
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En este libro, Timothy Keller utiliza la historia del hijo pródigo para arrojar luz al mensaje central de Jesús: el evangelio de gracia, esperanza y salvación; con el fin de llegar al fundamento de la fe cristiana. Keller nos muestra cómo esta parábola es de las más conocidas, pero también de las menos comprendidas. Con esta historia, Jesús nos muestra al Dios que lo gastó todo, y que no es otra cosa sino pródigo con nosotros, sus hijos. La gracia desmesurada de Dios es nuestra mayor esperanza, una experiencia que transforma vidas y el tema principal de este libro. El Dios pródigo retará tanto a los escépticos como a los religiosos. ¿Cómo cambiarían nuestras vidas al basarlas en el mensaje de Jesús acerca del pecado, la gracia y la esperanza?

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Las personas alrededor de Jesús

“Muchos se acercaban para escucharle”. Dos tipos de personas La mayoría de las interpretaciones de esta parábola se han centrado en la huida y regreso del hermano menor, el “hijo pródigo”. Sin embargo, así se pierde el verdadero mensaje de la historia porque hay dos hermanos, y cada uno de ellos representa una manera diferente de estar alejado de Dios y de buscar la entrada en el reino de los cielos. Es crucial observar el marco histórico que el autor establece para la enseñanza de Jesús. En los dos primeros versículos del capítulo, Lucas cuenta que había dos grupos de personas que habían venido a escuchar a Jesús. En primer lugar, estaban los “recaudadores de impuestos y los pecadores”. Estos hombres y mujeres se correspondían con el hermano menor. No mantenían ni las normas morales de la Biblia, ni las reglas de pureza ceremonial que cumplían los religiosos judíos. Se dedicaban a una “vida desenfrenada”. Al igual que el hermano menor, se “habían ido de casa” al dejar las reglas de moralidad tradicionales de sus familias y de la sociedad. El segundo grupo que escuchaba era el de “los fariseos y los maestros de la ley”, a quienes representa el hermano mayor. Mantenían las leyes morales que les habían enseñado. Estudiaban y obedecían la Escritura. Adoraban fielmente y oraban con constancia. Con pocas palabras, Lucas muestra qué diferente era la respuesta de cada uno de los grupos hacia Jesús. El verbo continuo en griego “se acercaban” transmite la idea de cómo Jesús atraía a los hermanos menores a su ministerio. Continuamente acudían en grupo a él. Este fenómeno desconcertaba e irritaba a las personas moralistas y religiosas. Lucas resume su queja: “Este hombre recibe a los pecadores y [incluso] come con ellos”. Sentarse y comer con alguien en el antiguo Oriente Medio era un símbolo de aceptación. “¿Cómo se atreve Jesús a acercarse así a pecadores?” estaban diciendo. “¡Estas personas nunca vienen a nuestras celebraciones! ¿Por qué les interesa la enseñanza de Jesús? No puede estar diciéndoles la verdad como hacemos nosotros. ¡Debe estar diciéndoles lo que quieren oír!” ¿Así que a quién se dirige la enseñanza de Jesús en esta parábola? Es al segundo grupo, a los escribas y fariseos. Jesús comienza a contar la parábola como respuesta a su actitud. La parábola de los dos hijos considera ampliamente el alma del hermano mayor y encuentra su clímax en una persuasiva súplica para que cambie su corazón. A lo largo de los siglos, cuando este texto se ha enseñado en la iglesia o en los programas educativos religiosos, el enfoque único ha sido el de cómo el padre recibe sin reservas al hijo menor arrepentido. La primera vez que escuché la parábola, me imaginaba a los oyentes originales de Jesús con lágrimas en los ojos mientras escuchaban cómo Dios les amaba y los recibía, sin importar lo que hubiesen hecho. Si lo vemos solo así, nos estamos dejando llevar por el sentimentalismo. El objetivo de esta historia no son los pecadores “rebeldes”, sino las personas religiosas que hacen todo lo que la Biblia requiere. Jesús no está tratando tanto con los inmorales de fuera, sino con los moralistas de dentro. Quiere mostrarles su ceguera, su estrechez de miras y su autojustificación. Quiere hacerles ver que estas actitudes están destruyendo tanto sus propias almas como las vidas de las personas a su alrededor. Por tanto, es un error pensar que Jesús cuenta esta historia en primer lugar para asegurar su amor incondicional a los hermanos menores. No, los oyentes originales no estaban inundados en lágrimas por la historia, sino que estaban atónitos, ofendidos y enfurecidos. El propósito de Jesús no es enternecernos, sino hacer añicos nuestras ideas preconcebidas. A través de esta parábola, Jesús desafía lo que cualquiera haya pensado alguna vez acerca de Dios, el pecado y la salvación. Su historia revela el egocentrismo destructivo del hermano menor, pero también condena con firmeza la vida moralista del hermano mayor. Jesús está diciendo que tanto los irreligiosos como los religiosos están perdidos espiritualmente, ambos estilos de vida llevan a callejones sin salida y que todas las ideas que la humanidad ha tenido acerca de cómo reconciliarse con Dios han sido erróneas. Por qué a la gente le gusta Jesús pero no la iglesia Tanto los hermanos mayores como los menores existen hoy en día, en la misma sociedad y a menudo en la misma familia. Con frecuencia, el hijo mayor en una familia es el que complace a los padres, el responsable que obedece las normas que ellos imponen. El hermano más pequeño tiende a ser el rebelde, un espíritu libre que prefiere la compañía y la admiración de sus colegas. El hijo mayor crece, acepta un trabajo convencional y se instala cerca de papá y mamá, mientras que el hermano menor se marcha a vivir a un barrio viejo de moda en Nueva York o Los Ángeles. Estas diferencias naturales y temperamentales se han acentuado en los últimos años. A comienzos del siglo XIX, la industrialización dio lugar a una nueva clase media, la burguesía, que buscaba legitimidad a través de una ética de trabajo y rectitud moral. En respuesta a la hipocresía y rigidez que se percibía en la burguesía, surgieron comunidades de bohemios, desde el París de 1840 de Henri Murger al círculo de Bloomsbury de Londres, a la generación Beat en Greenwich Village (Nueva York) y las escenas indie-rock de nuestros días. Los bohemios destacan la libertad sobre la tradición y la autonomía personal. Hasta cierto punto, las conocidas como guerras culturales están manifestando esos mismos temperamentos e impulsos en conflicto en la sociedad moderna. Cada vez más personas se consideran hoy en día no religiosas e incluso antirreligiosas. Creen que las cuestiones morales son realmente complejas y sospechan de cualquier individuo o institución que pretenda tener autoridad moral sobre las vidas de otros. A pesar de (o quizás debido a) el aumento de este espíritu secular, también ha habido un crecimiento considerable en los movimientos religiosos conservadores y ortodoxos. Alarmados por lo que perciben como un ataque del relativismo moral, muchos han decidido “retomar la cultura” y ver con desconfianza a los “hermanos menores” como hicieron los fariseos. ¿Así que de lado de quién está Jesús? En El Señor de los Anillos, cuando los hobbits le preguntan al viejo Bárbol de parte de quién está, les responde: “No estoy enteramente del lado de nadie, porque, nadie está enteramente de mi lado... Y hay algunas cosas, por supuesto, a cuyo lado yo nunca podría estar”.3 La respuesta de Jesús a esta pregunta, a través de la parábola, es parecida. No está de lado ni de los irreligiosos ni de los religiosos, aunque señala particularmente el moralismo religioso como un estado de muerte espiritual. Es difícil que nos demos cuenta de esto hoy en día, pero cuando el cristianismo surgió por primera vez en el mundo, no se llamaba religión. Era la anti-religión. Imagina a los vecinos de los primeros cristianos haciéndoles preguntas acerca de su fe. “¿Dónde está vuestro templo?” preguntarían. Pero los cristianos responderían que no tenían un templo. "¿Pero cómo puede ser? ¿Dónde trabajan vuestros sacerdotes?” Los cristianos responderían que no tenían sacerdotes. “Pero… pero”, balbucearían los vecinos, “¿dónde celebráis los sacrificios para agradar a vuestros dioses?”. Los cristianos responderían que ya no hacían sacrificios. Jesús era el templo que acabaría con todos los templos, el sacerdote que terminaría con todos los sacerdotes y el sacrificio para concluir todos los sacrificios.4 Nunca nadie había escuchado algo así. De ahí que los romanos los llamaban “ateos” porque los cristianos estaban diciendo que su realidad espiritual era única y no se podía clasificar con el resto de religiones del mundo. Esta parábola explica por qué tenían toda la razón en llamarlos ateos. La ironía de esto no debería pasársenos por alto estando como estamos en medio de las guerras culturales modernas. Para la mayoría de gente en nuestra sociedad, el cristianismo es religión y moralismo. La única alternativa (además de cualquier otra religión en el mundo) es el secularismo pluralista. Pero esto no fue así desde el principio. El cristianismo fue reconocido como tertium quid, algo totalmente distinto. Lo esencial aquí es que, en general, Jesús ofendía a los religiosos que cumplían las normas, pero intrigaba y atraía a los que estaban alejados de la religión y la moral. Lo vemos a lo largo de las narraciones del Nuevo Testamento sobre la vida de Jesús. En todos los casos en los que Jesús se encuentra con una persona religiosa y una marginada sexual (como Lucas 7) o una persona religiosa y una marginada racial (como Juan 3-4) o una religiosa y una marginada política (como Lucas 19), la marginada es la que conecta con Jesús y la que es como el hermano mayor no lo hace. Jesús dice a los respetables líderes religiosos que los “recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de vosotros hacia el reino de Dios” (Mateo 21:31). La enseñanza de Jesús atraía constantemente a los irreligiosos mientras que ofendía a los creyentes y religiosos de esa época. Sin embargo, por lo general, nuestras iglesias no...



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