Keller | Justicia generosa | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 252 Seiten

Keller Justicia generosa

Cómo la gracia de Dios nos hace justos
1. Auflage 2016
ISBN: 978-84-945511-0-9
Verlag: ANDAMIO EDITORIAL
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection

Cómo la gracia de Dios nos hace justos

E-Book, Spanisch, 252 Seiten

ISBN: 978-84-945511-0-9
Verlag: ANDAMIO EDITORIAL
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection



La pobreza y la injusticia son temas que han preocupado a Timothy Keller desde que empezo? como pastor hace ma?s de treinta an?os. En 'Justicia generosa' demuestra que aunque en el pasado era bien sabido que la Biblia es el fundamento moral de la justicia en la sociedad, las posiciones contrarias de los conservadores y de los liberales han polarizado tanto la opinio?n que ni siquiera la iglesia puede ponerse de acuerdo sobre que? significa 'hacer justicia'. Keller examina pasajes bi?blicos clave que promueven la pra?ctica justa y desvela que solo a trave?s de una experiencia profunda de la gracia de Dios obtendremos la motivacio?n para preocuparnos de los pobres.

Keller Justicia generosa jetzt bestellen!

Autoren/Hrsg.


Weitere Infos & Material


Introducción ¿Por qué escribir este libro? Le entregaron el libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde está escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos”. (Lucas 4:17-18) Estas son las palabras que Jesús leyó en la sinagoga en Nazaret cuando anunció el comienzo de su ministerio. Se identificó a sí mismo como “el siervo del Señor” profetizado por Isaías, que “llevaría justicia” al mundo (Isaías 42:1-7). La mayoría sabe que Jesús vino para traer perdón y gracia. Menos conocida es la enseñanza bíblica de que una verdadera experiencia de la gracia de Jesucristo motiva forzosamente a un hombre o a una mujer a buscar justicia en el mundo. Mientras trabajaba en este volumen escuché dos preguntas de unos amigos: “¿Para quién lo estás escribiendo?” y “¿Cómo es que te has interesado por el tema de la justicia?”. Las respuestas a estas preguntas son un buen modo de introducir la temática del libro. ¿Para quién es este libro? Existen cuatro clases de personas que espero que lean este libro. Está la multitud de jóvenes creyentes cristianos que responden con gozo a la llamada de cuidar del necesitado. El voluntariado es la seña de identidad de toda una generación de estudiantes universitarios y recién graduados estadounidenses. El NonProfit Times informa de que los adolescentes y los adultos jóvenes están batiendo “el récord de solicitudes de programas de voluntariado”. Alan Solomont, presiente de la junta de la Corporation for National and Community Service, dice que “[esta] joven generación… está más interesada en servir que otras generaciones”.1 Las tasas de voluntariado entre los adultos jóvenes disminuyeron considerablemente en los setenta y ochenta, pero “los jóvenes actuales crecieron en escuelas donde era más probable tener programas de aprendizaje de servicios… encauzando a los jóvenes en el camino de los servicios comunitarios mucho más pronto que antes”.2 Como pastor cuya iglesia está llena de adultos jóvenes, he visto esta preocupación por la justicia social, pero también veo a muchos que no dejan que su preocupación social afecte a sus vidas personales. No influye en el modo en que gastan el dinero en sí mismos, en cómo dirigen sus carreras laborales, en cómo eligen y viven en sus vecindarios, o a quiénes buscan como amigos. Además, muchos pierden el entusiasmo por el voluntariado con el tiempo. Desde su joven cultura se han empapado no solo de la resonancia emocional por la justicia social, sino también de un consumismo que socava la abnegación y la demora en la gratificación. La cultura popular joven en los países occidentales no puede provocar el extenso cambio de vida que se requiere de nosotros si pretendemos marcar una diferencia por los pobres y los marginados. Aunque muchos adultos jóvenes tienen fe cristiana, y también el deseo de ayudar a la gente necesitada, en realidad estos dos aspectos no están conectados entre sí en sus vidas. No se han parado a pensar en las implicaciones del evangelio de Jesús a la hora de hacer juticia en todos los aspectos de la vida. Yo voy a intentar hacer esa conexión en este libro. La justicia y la Biblia Otra clase de personas que espero que lean este libro se acercan al tema de “hacer justicia” con desconfianza. En el siglo XX las iglesias estadounidenses se dividieron entre la línea principal liberal que destacaba la justicia social y las iglesias fundamentalistas que enfatizaban la salvación personal. Uno de los fundadores del movimiento del Evangelio Social fue Walter Rauschenbusch, un ministro bautista alemán cuyo primer pastorado fue en las afueras del Hell’s Kitchen de la ciudad de Nueva York en 1880. El conocimiento de primera mano de la terrible pobreza de su vecindario le llevó a cuestionarse el evangelismo tradicional, el cual se cuidaba de salvar las almas de las personas pero no hacía nada con los sistemas sociales, encerrándolos en la pobreza. Rauschenbusch comenzó a atender “tanto el alma como el cuerpo”, pero conjuntamente a este cambio de método vino un cambio en la teología. Rechazó las doctrinas tradicionales de la Escritura y la expiación. Enseñó que Jesús no tenía necesidad de satisfacer la justicia de Dios y que por lo tanto murió solamente para ser un ejemplo de generosidad.3 En la mente de muchos cristianos ortodoxos, por lo tanto, “hacer justicia” está inextricablemente enlazado con la pérdida de la sana doctrina y el dinamismo espiritual. Sin embargo, Jonathan Edwards, el autor dieciochesco del sermón “Pecadores en las manos de un Dios airado”, era un firme calvinista y a duras penas entraría en el ideal de “liberal” de nadie. Aun así, en su discurso sobre “El deber de la caridad con el pobre”, termina diciendo: “¿Acaso tenemos un mandamiento en la Biblia dictaminado en términos más fuertes y con una urgencia más imperiosa que el mandamiento de dar al pobre?”.4 A diferencia de Rauschenbusch, Edwards defendía que no tienes que cambiar la doctrina bíblica clásica de la salvación para atender al pobre. Por el contrario, tal tarea mana directamente de la histórica enseñanza evangélica. Él vio entrelazados indisolublemente el compromiso con el pobre y la doctrina bíblica clásica. Esa combinación es relativamente rara hoy día, aunque no debería serlo. Estoy escribiendo este libro para gente que todavía no ve lo que Edwards vio, concretamente que cuando el Espíritu nos capacita para entender lo que Cristo ha hecho por nosotros el resultado es una vida invertida en actos de justicia y compasión por el pobre.5 Otras personas que espero que le echen una ojeada a este libro son los jóvenes evangélicos que han “expandido su misión” para incluir la justicia social junto con el evangelismo.6 Muchos de ellos no solo se han apartado de las antiguas formas de ministerio, sino también de las doctrinas evangélicas tradicionales de la expiación sustitutiva de Jesús y la justificación por la fe, que son vistas como algo demasiado “individualista”.7 Estos autores normalmente defienden que los cambios en el énfasis teológico —o quizá cambios descarados en la doctrina teológica— son necesarios si la iglesia se va a comprometer más en la búsqueda de la justicia social. El ámbito del presente volumen impide que nos detengamos en estos debates acerca de la expiación y la justificación. Sin embargo, uno de sus propósitos principales es mostrar que tal reestructuración de la doctrina no solo está equivocada en sí misma, sino que además es innecesaria. La formulación más tradicional de la doctrina evangélica, correctamente entendida, debería conducir a sus defensores a una vida de hacer justicia en el mundo. Existe un cuarto grupo de personas que encontrarán este libro de interés. Recientemente ha habido una ola de libros y blogs acusando de que la religión, por citar a Christopher Hitchens, “lo envenena todo”.8 Desde su punto de vista, la religión, y especialmente la iglesia cristiana, es una fuerza primordial que promueve la injusticia y la violencia en nuestro planeta. Para tales personas la idea de que creer en el Dios bíblico implica necesariamente un compromiso con la justicia es absurda. Sin embargo, como veremos, la Biblia es un libro dedicado a la justicia en el mundo de principio a fin. Y la Biblia no solo no nos da una llamada despojada a preocuparnos por la justicia, sino que nos entrega todo lo que necesitamos —motivación, guía, gozo interior y poder— para vivir una vida justa. He identificado cuatro grupos de lectores que a primera vista parecen ser muy diferentes, pero que no lo son. Todos ellos, en algún nivel, yerran al ver que el evangelio bíblico de Jesús conduce necesaria y poderosamente a la pasión por la justicia en el mundo. Una preocupación por la justicia en todos los aspectos de la vida no es ni un añadido artificial ni una contradicción al mensaje de la Biblia. ¿Por qué estoy interesado en la justicia? ¿Cómo me llegué a interesar por este tema? Cuando era pequeño practicar la justicia no era mi fuerte. Mientras crecía rehuí al único niño que sabía bien que era pobre: Jeffrey, un chico de mi escuela en primaria y secundaria que vivía “debajo del puente de la calle Ocho”. En el sistema social estrictamente ordenado de mi escuela, estaban los miembros del grupo y los que no eran miembros y no molaban nada. Y después estaba Jeffrey, en una categoría para él solo. Su ropa eran prendas que no eran de su talla de tiendas de segunda mano, y olía mal. Se reían de él cruelmente, se le excluía de juegos y conversaciones y se le penalizaba en los trabajos de clase puesto que pocos querían cooperar con él en las tareas y proyectos. Confieso que le evitaba la mayor parte del tiempo porque yo era uno de los que no estaban “en el grupo” pero que esperaban mejorar su estatus social. En vez de identificarme con Jeffrey y reconocer la injusticia del modo en que era tratado, me volví contra el único chico que estaba incluso más fuera del grupo que yo.9 Cuando entré en la universidad a finales de los sesenta, sin embargo, me convertí en parte de una...



Ihre Fragen, Wünsche oder Anmerkungen
Vorname*
Nachname*
Ihre E-Mail-Adresse*
Kundennr.
Ihre Nachricht*
Lediglich mit * gekennzeichnete Felder sind Pflichtfelder.
Wenn Sie die im Kontaktformular eingegebenen Daten durch Klick auf den nachfolgenden Button übersenden, erklären Sie sich damit einverstanden, dass wir Ihr Angaben für die Beantwortung Ihrer Anfrage verwenden. Selbstverständlich werden Ihre Daten vertraulich behandelt und nicht an Dritte weitergegeben. Sie können der Verwendung Ihrer Daten jederzeit widersprechen. Das Datenhandling bei Sack Fachmedien erklären wir Ihnen in unserer Datenschutzerklärung.