E-Book, Spanisch, 641 Seiten
Leff El fuego de la vida
1. Auflage 2018
ISBN: 978-607-03-0941-0
Verlag: Siglo XXI Editores México
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Heidegger ante la cuestión ambiental
E-Book, Spanisch, 641 Seiten
ISBN: 978-607-03-0941-0
Verlag: Siglo XXI Editores México
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
El campo de la ontología está sembrado por una diversidad de conflictos socio-ambientales que emergen de la confrontación entre la racionalidad capitalista dominante como el régimen ontológico hegenómico de la modernidad y una multiplicidad de mundos de la vida y procesos de emancipación (de resistencia y existencia) que abren la historia hacia el horizonte infinito de la vida. El mayor desafío para trascender la crisis ambiental será darle su lugar en este mundo al derecho a la vida: al devenir de la vida en la inmanencia de la vida, al derecho de los pueblos a 'vivir bien' y a construir modos diversos de vida; al derecho a la existencia de modos diferenciados de ser-en-el-mundo resguardado por una ética política de la con-vivencia de los muchos mundos de vida posibles dentro del mundo globalizado.
Es investigador titular del Instituto de Investigaciones Sociales y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Fue coordinador de la Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe en el programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(1986-2008).
Es autor pionero de los campos del eco marxismo, la ecología política, la sociología ambiental y la educación ambiental. Es considerado como uno de los principales exponentes del pensamiento ambiental latinoamericano.
Fue galardonado con el premio nacional a la investigación socio-humanitaria por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en 2015; el doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma del Estado de México en 2016; y el premio Universidad Nacional de Investigación en Ciencias Sociales (UNAM), en 2016.
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PRÓLOGO Los prefacios de un autor son siempre posfacios: recuentos al final del camino. Es el recuerdo de los encuentros y desencuentros, de las pulsiones e irrupciones, que llamaron, inflamaron e iluminaron los senderos del pensamiento. Hace 50 años, el Movimiento Estudiantil del 68 hizo estallar la luz del fuego de la vida. Del agujero negro del ser brotó el impulso emancipatorio de la existencia. La vida salió de su escondite. Con paso firme y el grito enardecido en la garganta, recorrí con ánimo insurgente la ciudad convulsionada por la opresión y la represión, hasta llegar al zócalo capitalino proclamando libertad. El estruendo de las armas acalló mi voz. El germen implantado en mi cuerpo juvenil se convirtió en magma vital. Durante mis estudios doctorales en París, escudriñé los primeros libros para comprender la crisis ambiental que irrumpía en el mundo a inicios de los años setenta; para desentrañar los enigmas de la vida y los sentidos de la historia. A mi regreso a México en 1973, la cuestión ambiental había penetrado las entrañas de mis reflexiones sobre la condición humana y el destino de nuestro planeta. De allí nace este libro. Pasaron veinte años. Mi encuentro con Heidegger ocurrió por pura intuición: el pensamiento llamó al pensamiento. Mis primeras lecturas resultaron de mi atracción hacia tres títulos en una librería de Washington a inicio de los años noventa: What is Called Thinking?, Identität und Differenz y una recopilación de textos tomados de Holzwege y Vorträge und Aufsätze, bajo el título Poetry, Language, Thought. Lo que sedujo a mi pensamiento fue el modo enigmático en que Heidegger desentraña y provoca el pensamiento, el juego de sentidos entre “qué se llama pensar” y “lo que llama a pensar”; y la respuesta desde lo no pensado y el vacío del pensamiento: “lo que llama a pensar es que no estamos pensando”. Estas reflexiones me llevaron a considerar que lo que llama a pensar la cuestión ambiental, es el hecho de que a pesar del despliegue teórico y el boom discursivo luego del clamor que ocasionó la irrupción de la crisis ambiental, no estábamos pensando en las raíces profundas y originarias de la condición de nuestro tiempo y de nuestro mundo actual. En ese entonces redacté un texto para una conferencia que anunciaba el nuevo milenio. La intitulé “Tiempo de sustentabilidad”, influido por la ontología existencial de Heidegger. Estas lecturas me condujeron a escribir en 1999 mi ensayo “Pensar la Complejidad Ambiental” publicado en el año 2000. Dos epígrafes iluminaban como linternas del “sereno de la esquina” el sinuoso y empedrado camino de la noche para pensar la complejidad ambiental. Ésta fue su inscripción: “Sólo cuando nos volvemos con el pensar hacia lo ya pensado, estamos al servicio de lo por pensar” (Heidegger). “Lo infinito es lo propio del ser trascendente en tanto que trascendente. Lo infinito es lo absolutamente otro” (Levinas). Estos dos pensamientos acicatearon este primer ensayo, contraviniendo lo pensado por la historia de la metafísica sobre el pensamiento del ser de los entes. Iniciaba afirmando que la crisis ambiental, como crisis civilizatoria, era una crisis del pensamiento occidental. Era el resultado de la historia de la metafísica, de los modos de comprensión del mundo que habían fallado en su saber de la vida. Por otra parte, el problema del conocimiento ya no radicaba únicamente en los modos de pensar a los entes, la materia y la realidad a través de sus objetos de conocimiento; su solución no era la integración interdisciplinaria de los conocimientos fragmentarios a que había conducido el progreso de la ciencia. El desafío no se limitaba a forjar un pensamiento de la complejidad que correspondiera al mundo complejo. El conocimiento había penetrado la materia, dislocado la trama ecológica del planeta e intervenido la vida, haciendo estallar la complejidad ambiental. En el 2001, en mi voluntad de reafirmar la vida, escribí mi ensayo “Ética por la Vida. Elogio de la Voluntad de Poder”, publicado en la segunda edición de mi libro Saber ambiental en el 2002. Allí quedaron sembradas las semillas que habrían de germinar en este libro. Fue en el verano de 1999, durante una estancia de reflexión compartida con Arturo Escobar en la Villa Serbelloni, sede del Centro Bellagio en Italia, y bajo los auspicios de la Fundación Rockefeller, donde pasé tardes enteras en el promontorio de este espectacular escenario del verde-azul planeta leyendo El Ser y el tiempo (en la traducción de Gaos), acompañado del suave rumor del viento y la caricia del sol poniente; del zumbido melodioso de los insectos, los olores a romero de la campiña y los sabores remanentes del risotto al azafrán; y de las voces que a lo lejos anunciaban la salida y llegada de los traghettos que navegaban por las aguas del lago di Como, entre Bellagio, Menaggio, Varenna y Cadenabbia. En ese ambiente, más bucólico que académico, me expuse a la ontología fundamental de Heidegger. La inquietud por la filosofía de Heidegger había quedado allí implantada. Sin embargo, más allá de alguna cita o giro del discurso, su pensamiento no habría de influir de manera significativa en mis escritos hasta la publicación de mi libro Racionalidad ambiental, en 2004. La semilla tuvo que hibernar los siguientes cuatro años, entre lecturas esporádicas de Heidegger, a la terminación de mis funciones en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 2008. Para mi reincorporación plena a la vida académica en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, habría de inscribir dos proyectos de investigación: el primero, un estudio crítico en el campo de la sociología ambiental y la ecología política, en el que la Carta sobre el humanismo y la Cuestión de la técnica tuvieron una influencia aún marginal; el segundo, que intitulé “Heidegger y el ambientalismo”, se mantuvo en reposo, a la espera de que fuera tomando cuerpo textual la primera investigación, publicada en 2014 bajo el título La apuesta por la vida: imaginación sociológica e imaginarios sociales en los territorios ambientales del sur. Una noche del invierno del 2011, entre los pensamientos que sin razón y en la nocturna inconsciencia asaltan en la mente sus verdades más profundas, se precipitó la decisión de escribir este libro. Revivía así la inquietud por la filosofía que había mantenido marginada de mis reflexiones de carácter más sociológico en el carrusel de mis indagatorias de la cuestión ambiental en las ciencias sociales. Consideré prudente no hacer este viaje de la manera solitaria de mis anteriores aventuras teóricas. Al día siguiente llamé a mi amigo León Olivé; le comenté mi intención de elaborar este texto como base de sustentación de un doctorado en filosofía. “Bienvenido al gremio. Te acompaño en tu aventura”, me respondió generosamente León, aceptando fungir como tutor principal, pero aclarando que no debiera esperar mayor guía de su parte en mi encuentro con Heidegger. Los caminos del pensar suelen ser indefectiblemente solitarios, y éste no habría de ser de otra manera. Mas la soledad suele encontrar la generosidad de la solidaridad humana, y en este caso la complicidad filosófica. Así habría de probarlo mi encuentro con Ricardo Salas. El encuentro habría de darse en ocasión del debate de mi recién publicado libro La apuesta por la vida en la presentación que fuera programada en el Congreso Latinoamericano de Ecología Política, celebrado en la Universidad de Chile, el 23 de octubre de 2014. Yo había pedido a mi amigo Enrique Aliste invitar a un filósofo al debate, y su elección no pudo haber sido más providencial. Ricardo Salas, que seguía la corriente fenomenológica de Husserl a través de su maestro louvainese Jean Ladrière, se interesó en la filosofía de la experiencia de la vida que yacía en el fondo y trasfondo de la imaginación sociológica de los imaginarios sociales en mi sociología ambiental. En noviembre del año siguiente habría de invitarme a ofrecer la Conferencia Anual de la Cátedra Fray Bartolomé de las Casas en la Universidad en Temuco, Chile. El reencuentro habría de darse apenas luego del examen de candidatura para la obtención del doctorado en filosofía de la ciencia que presentara ante el comité tutoral. En esta ocasión recibí el sabio consejo de Ambrosio Velasco ante la ambición desbordada de mi proyecto de tesis: aplicar la navaja de Occam. De esta manera, el título de la investigación habría de sellar el núcleo esencial y la línea fundamental de la controversia filosófica que impulsaba este libro: La ontología de la vida: Heidegger ante la cuestión ambiental. En las conversaciones de esos días en esas tierras Mapuche fraguó el compromiso solidario de Ricardo Salas con esta aventura filosófica. Me ofreció convocar a los mejores filósofos para debatir los avances de la tesis. De esta manera, apuntaló y acicateó mi voluntad de sostenerme en la dificultad de pensar la vida y desentrañar mi controversia con Heidegger: entre la “Verdad del Ser” y la Comprensión de la Vida. Para ello organizó el Coloquio “Ontología de la Vida y Crisis Medioambiental”, celebrado en la Universidad Católica de Temuco del 28 al 30 de septiembre de 2016. La nutrida interlocución con estos magníficos pensadores de esas tierras del sur, estimuló con su lucidez crítica y su generosidad humana mi camino hacia la conclusión de la tesis y la elaboración de este libro.1 El trabajo habría de seguir su curso hacia su maduración....