E-Book, Spanisch, 304 Seiten
Lem Entre los muertos
1. Auflage 2024
ISBN: 978-84-19581-53-2
Verlag: Editorial Impedimenta SL
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Tiempo no perdido, 2
E-Book, Spanisch, 304 Seiten
ISBN: 978-84-19581-53-2
Verlag: Editorial Impedimenta SL
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Un escenario único desde el que asomarnos directamente al abismo. Una historia sobrecogedora en la que los ideales se muestran como el último antídoto contra la pérdida de la esperanza.
Entre los muertos, es una de las obras más duras y personales del polaco Stanislaw Lem. Oculta durante seis décadas por deseo del autor y dotada de una fuerte carga autobiográfica, esta novela narra los años más oscuros de la ocupación nazi que Lem vivió en primera persona en su ciudad natal, Leópolis. La historia se presenta a través de dos personajes: Stefan Trzyniecki, alter ego de Lem al que ya conocimos en El hospital de la transfiguración; y Karol Wilk, un joven genio de las matemáticas que se ve atrapado por la contienda y obligado a ocultarse en un taller de automóviles donde solo trabajan judíos. Matrimonios que huyen del gueto en plena noche, pogromos, matanzas, deportaciones y desapariciones. Judíos enterrados durante meses en oscuras habitaciones tapiadas. Transportes letales a los campos del infierno en Be??ec.
CRÍTICA
«El universo sigue luchando por ponerse a la altura de la inmensa fuerza creativa que fue Stanis?aw Lem.» -The Washington Post
««Lem desarrolla cuidadosamente a sus personajes antes de grabarlos con las tensiones de la guerra, mostrándolos como arquetipos del valor, la cobardía, la perfidia y el amor.» -Village Voice
«Un fenómeno llamado Lem no se convirtió en escritor, sino que surgió de la cabeza de Zeus como Atenea, completamente armada; pero con una Remington portátil en lugar de una lanza.» -Bloomsbury Review
«Absorbente, también, ver a Lem esbozar muchos de los temas e ideas que más tarde desarrollará brillantemente en su ciencia ficción.» -Kirkus Reviews
«En sus obras sobrevuela un hondo pesimismo y la certeza de que el hombre es su peor enemigo.» -Nuria Azancot, El Cultural
Stanislaw Lem nació en Leópolis en 1921. Su primera novela publicada fue El hospital de la transfiguración (Impedimenta, 2008), a la que siguió Entre los muertos (Impedimenta, 2024) y El regreso (Impedimenta, 2025) escritas en 1948, 1949 y 1950 pero no publicadas hasta 1955 formando la trilogía de Tiempo no perdido. Antes apareció Los astronautas (1951). En Impedimenta han aparecido, asimismo, La investigación (1959), así como su obra maestra, Solaris (1961). Asimismo, El Invencible (1964), Fábulas de robots (1964), La Voz del Amo (1968), La fiebre del heno (1976) y la Biblioteca del Siglo XXI, conformada por Vacío perfecto (1971), Magnitud imaginaria (1973), Golem XIV (1981) y Provocación (1982). Lem falleció en 2006 en Cracovia.
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PRÓLOGO
POR WOJCIECH ORLINSKI
No penséis que este libro es «otra novela de Stanislaw Lem», y no solo porque trate de la Segunda Guerra Mundial. El propio autor renegó de ella y prohibió que se publicara en su Polonia natal. La última edición data de 1965, hace casi sesenta años, lo que significa que cualquier lector o investigador polaco que quiera leerla se ve obligado a acudir a la biblioteca o intentar cazarlo en alguna librería de segunda mano. Si saben español, ahora tienen una tercera opción.
No es raro que los autores duden de la calidad de sus primeros trabajos e intenten ocultarlos. Este no es el caso en absoluto: por supuesto, dejaré que sea el estimado lector quien lo juzgue, pero dudo mucho que este libro vaya a parecerle aburrido.
Es más, algunos pasajes son demasiado duros. La descripción de los últimos momentos de una víctima del Holocausto, desde que la detienen en la calle en una redada y la meten en un tren de la muerte hasta su última visión de este mundo: la letal nube de veneno en la cámara de gas. Cosas así pueden provocar pesadillas. Tal vez lo que este libro necesite sea un «aviso de contenido» en la cubierta.
En entrevistas se le preguntaba a Lem insistentemente por qué se negaba a reeditar esta obra. Su respuesta típica solía ser que la única novela que había escrito sobre la Segunda Guerra Mundial era El hospital de la transfiguración, y que la presión ejercida por el aparato censor del Partido Comunista fue lo único que lo forzó a escribir dos nuevos volúmenes, repletos de propaganda del Partido, cuya autoría se negaba a reconocer.
Hay algo extraño en esta explicación. La censura suele consistir en recortar las partes que se consideran ofensivas, no en obligar a un autor a escribir otros dos libros.
Con perspectiva histórica, ahora sabemos que el problema no era la censura en sí, o la Oficina Principal de Supervisión de Publicaciones y Espectáculos, como se la llamaba en la Polonia comunista. La presión venía de su editor.
Voy a hacer de abogado del diablo por un momento. Creo que, en cualquier sistema político, ya sea el capitalismo, el comunismo o el anarcosindicalismo, el editor podría ser reticente a aceptar el final de El hospital de la transfiguración, un libro que termina con la aparente muerte del protagonista.
Un final así deja al lector con ganas de un cierre. Queremos saber si Stefan Trzyniecki (protagonista de El hospital de la transfiguración y, al parecer, alter ego del joven Lem) logró sobrevivir a la masacre final. No se trata de política, puedes ser de izquierdas o de derechas, rojo o verde, pero en cualquier caso quieres saber: ¿QUÉ LE PASÓ A ESTE TIPO?
Cuando la historia termina con un cliffhanger suele ser porque se está cocinando otra entrega. El Netflix capitalista tendría la misma demanda hoy que el editor de Lem en 1948: ¡necesitamos una secuela! Y este libro es justo eso: una secuela. Sin embargo, verdaderamente insólito es la respuesta a la gran pregunta de cómo sobrevivió Stefan al final de la primera parte. ¿La respuesta? No la hay. Simplemente nos enteramos de que sigue vivo en 1942, pero de repente lo identifican como judío por una desafortunada cadena de accidentes (el narrador omnisciente nos deja claro que es de sangre pura y aria) y acaba en un campo de exterminio.
Una vez que el prisionero entraba en la cámara de gas, era imposible que saliese de allí con vida. Incluso si alguien seguía respirando tras el gaseamiento, el kommando de esclavos que trabajaba en la cámara de gas, forzados a cumplir esta espantosa tarea simplemente para extender su agonía un par de semanas más, debían apalear hasta la muerte a los posibles supervivientes.
Stanislaw Lem deja muy claro que la cámara de gas donde va a parar su protagonista en Entre los muertos era la del campo de concentración de Belzec. Ni una sola persona sobrevivió al gaseamiento allí. Solo hubo dos supervivientes conocidos, y ambos consiguieron escapar antes de ser encerrados en las cámaras de gas. El testimonio de uno de ellos, Rudolf Reder, se publicó en Cracovia en 1946, y la descripción del campo de concentración de Entre los muertos está basada en sus memorias de forma evidente. Cuando leáis este capítulo, recordad que no es un mero producto de la imaginación de Lem: su intención era acercarse a los hechos históricos lo máximo posible.
Así pues, el lector se enfrentará una vez más a la necesidad de cierre. Y de nuevo, este anhelo se verá frustrado. Pido disculpas por adelantado por destripar el tercer volumen: Stefan reaparece vivito y coleando en Cracovia después de la guerra. Y, una vez más, no se explica cómo ha sobrevivido. No le apetece hablar de ello. Lo cual, en realidad, era una actitud muy común en Polonia después de 1945. Casi nadie quería hablar de la guerra.
Para la gente de mi generación era un poco paradójico. La guerra era el principal tema de la cultura popular. Y ahí estaban tus padres y abuelos, que habían sido testigos con sus propios ojos de lo que pasaba en el bestseller de turno o el último blockbuster, pero que se negaban rotundamente a contarte cómo fue de verdad.
Solo ahora podemos comenzar a entender las diversas razones de este silencio universal. A veces el pasado era sencillamente peligroso. Si tu antepasado era judío podría pensar que revelar su identidad supondría un riesgo no solo para él mismo, sino para su familia y amigos, convirtiéndolos en «judíos por asociación». A veces el pasado era ilegal: tal vez tu antepasado estuvo relacionado con un grupo de resistencia perseguido por los comunistas después de 1945. Y otras veces era cuestión de un trauma personal: algunos recuerdos solo traen pesadillas y noches en vela.
Pero ¿es este el caso de Stefan Trzyniecki? Probablemente. De ser así, el narrador nos estaría engañando. Pero eso ya lo sabemos, dado que no nos cuenta toda la historia de Stefan, sino tan solo lo que le conviene.
También es el caso de Stanislaw Lem. Tras la guerra, él se pasó toda la vida ocultando sus orígenes judíos. Cuanto más se acrecentaba su fama internacional, más difícil era esta tarea: periodistas y estudiosos empezaron a escribir libros sobre él o a publicar largas entrevistas en las que se veía forzado a crear versiones de su biografía llenas de negación plausible.
Cuando escribió Entre los muertos no esperaba ser famoso, solo quería convertirse en un novelista publicado. Era 1949 y hasta ese momento todo lo que llevaba el nombre de «Stanislaw Lem» consistía en un puñado de relatos y poemas. Tenía la guardia baja.
Sin embargo, en aquellos años, su experiencia del Holocausto, el motivo recurrente de sus pesadillas, era con diferencia el tema más importante para él. Si le hubiesen dado total libertad para escribir lo que quisiera, habría escrito más libros como El hospital de la transfiguración. Fue una combinación de la censura y sus traumas personales los que hicieron que ocultase sus memorias de la guerra bajo el disfraz de historias de «alienígenas matando alienígenas» y «robots matando robots».
Si analizáis detenidamente El hospital de la transfiguración, podéis llegar a desentrañar algún secreto. A primera vista, se trata de una novela realista que aborda los crímenes nazis en la Polonia ocupada, pero hagámonos una sencilla pregunta: ¿en qué año sucede? Si se tratase de la «Aktion T4» (el exterminio de los pacientes de los centros psiquiátricos), sucedería antes del verano de 1941, cuando el exterminio masivo fue suspendido porque todo el personal fue llamado al Frente del Este, donde se requería urgentemente su preciada experiencia como asesinos de masas.
Pero si la historia ocurre antes del verano del 41, ¿por qué las unidades auxiliares ucranianas (Ukrainische Hilfspolizei) están presentes durante la ejecución? Por razones obvias, estas no existían antes del ataque alemán a la Unión Soviética. De hecho, ambos sucesos (la suspensión de la Aktion T4 y la creación de la Ukrainische Hilfspolizei) ocurrieron casi a la vez, a mediados de agosto de 1941.
No se trata de un error. No cabe duda de que Stanislaw Lem recordó cada fecha de la Segunda Guerra Mundial hasta sus últimos días; y, en cualquier caso, las tenía bien frescas en 1947. Se trata de una elaborada estratagema literaria diseñada para que nos demos cuenta de que el narrador no es, en efecto, tan fiable como parece. Nos está contando una historia oculta en una historia. El mismo mecanismo se repite en Entre los muertos, pero esta vez es mucho más fácil de detectar.
En el verano de 1941, una semana después de la invasión alemana, los judíos que vivían en las zonas cercanas a la frontera fueron asesinados en los pogromos aparentemente llevados a cabo por la población local, pero detrás de los cuales se encontraban, en realidad, las SS Einsarztruppen. Stanislaw Lem, un joven de veinte años que estudiaba Medicina en Leópolis, también habría sido asesinado, pero sobrevivió simplemente porque los alemanes, decepcionados por la baja eficiencia del pogromo, suspendieron la masacre antes del anochecer.
Lem consiguió describir este calvario en La voz del Amo, una novela de ciencia ficción de 1968. La reminiscencia del pogromo de Leópolis aparece allí con un ingenioso disfraz literario: la historia, narrada por uno de los protagonistas (aunque sin mencionar palabras como...




