Buch, Spanisch, 222 Seiten, Format (B × H): 170 mm x 240 mm, Gewicht: 588 g
ISBN: 978-3-95920-943-4
Verlag: Beyer, Joachim Verlag
Probablemente no exista otro jugador que haya cambiado el mundo del ajedrez en tantos ámbitos y de forma tan radical como Robert James Fischer; a quien se debe que los ajedrecistas de todo el mundo se hayan acostumbrado al nombre de Bobby Fischer.
De entre sus espectaculares éxitos, sobresalen las contundentes victorias contra tres grandes maestros soviéticos a principios de la década de 1970, una especie de cambio de guardia en la lucha por el título mundial, al que los soviéticos se habían abonado, por así decirlo, durante más de dos décadas. Esto desencadenó un boom en el ajedrez mundial, o más exactamente: desencadenó un boom del ajedrez sobre todo en el mundo occidental, porque en la Unión Soviética, con millones de jugadores de club, ese boom no parecía tan necesario.
Muchos jugadores de todos los niveles se sintieron atraídos por el juego en sí, en especial por los acontecimientos de aquella época. Sus partidas son legendarias y, puesto que no cabe duda de que ya han sido analizadas y comentadas en profundidad en varias obras, surge la pregunta: ¿Qué se supone que se consigue con un nuevo libro?
El gran maestro alemán Karsten Müller ha seleccionado las que considera las 60 partidas más instructivas de Fischer y las ha revisado con algunos de los motores más actuales. Aunque ha detectado bastantes errores en los análisis antiguos, las partidas de Bobby siguen brillando con el mismo esplendor de antaño o incluso más. Como incluso los mejores programas casi nunca encuentran errores en sus partidas, el lector puede aprender más que nunca de ellas para mejorar su fuerza de juego y encaminarse al éxito.
Además, incluimos numerosas fotos, pero sobre todo son las citas que incluimos en muchas partidas las que transportan al lector a los "viejos tiempos del ajedrez". Por eso, hasta los jugadores más jóvenes se harán una idea de cómo era el mundo del ajedrez cuando, por ejemplo, aún existían las "partidas aplazadas" y las "jugadas selladas", y cuando ningún jugador podía eludir el duro trabajo de análisis simplemente delegando esta tediosa tarea a su ordenador.
