E-Book, Spanisch, 408 Seiten
Reihe: Ensayo
Polanyi Los límites del mercado
1. Auflage 2020
ISBN: 978-84-122192-4-1
Verlag: Capitán Swing Libros
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Reflexiones sobre economía, antropología y democracia
E-Book, Spanisch, 408 Seiten
Reihe: Ensayo
ISBN: 978-84-122192-4-1
Verlag: Capitán Swing Libros
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Antropólogo austriaco de origen húngaro, destacó por sus teorías sobre la socialdemocracia, que le llevaron a abandonar primero Hungría, y más tarde Austria, durante el ascenso del nazismo. A partir de entonces, Polanyi pasó por Inglaterra y Canadá, donde se estableció para dar clases en Nueva York, ya que el gobierno americano se negó a otorgarle un visado a su mujer por su pasado comunista. De entre su obra habría que destacar títulos como La gran transformación (1944), donde critica el liberalismo, así como Comercio y mercado en los imperios antiguos (1957), una obra fundamental en el campo de la historia económica. Polanyi es considerado uno de los intelectuales que más agudamente han analizado las relaciones entre sociedad, cultura y economía. Sus estudios críticos sobre la historia y la estructura del capitalismo, en abierto conflicto con la ideología del laissez faire de los liberales de su tiempo, pero también con el marxismo ortodoxo, están dotadas de una dimensión humanista y de una erudición excepcionales, y sobre todo están apoyadas sobre sólidas bases antropológicas y sociológicas.
Weitere Infos & Material
INTRODUCCIÓN
Karl Polanyi. Más allá de la
mentalidad de mercado
CÉSAR RENDUELES
Karl Polanyi (1886-1964) dedicó su vida a tratar de comprender un periodo extremadamente turbulento de la historia moderna: el final del largo siglo XIX y el principio del corto siglo XX. Una época en la que estallaron las tensiones estructurales acumuladas a lo largo del periodo de formación del capitalismo, dando lugar a una inmensa crisis económica, social, bélica y política. Entre 1914 y 1945 una sucesión de seísmos sociales estuvieron a punto de llevarse por delante todo Occidente que, a su vez, ya se había ocupado de arrasar el resto del mundo mediante una fulminante razia imperialista. La Gran Depresión, dos guerras mundiales, el nazismo, el estalinismo… La morfología social característica del siglo XX, de la que aún somos herederos, surgió como resultado de esos conflictos desgarradores y como respuesta a ellos.
A lo largo de la centuria anterior, escritores como Dostoyevski, Leopardi, Nietzsche o Baudelaire diagnosticaron desde el campo literario, filosófico y artístico la existencia de una fuente de contradicciones consustancial a la modernidad. Lo atribuyeron a la ciencia, al éxodo rural, al racionalismo, al estilo de vida burgués o a la muerte de Dios. A principios del siglo XX, en cambio, era ya evidente que la raíz de esos conflictos tenía que ver con la economía o, más exactamente, con la somatización social del intercambio mercantil generalizado. Como escribía Marshall Berman, la modernidad es esa extraña época en la que dirigimos nuestra mirada al mercado no sólo para solventar asuntos comerciales, sino también para hallar respuesta a cuestiones metafísicas relacionadas con qué consideramos honorable, valioso o incluso real.[1]
En la época clásica de la sociología, un conjunto de autores cercanos a los Kathedersozialisten alemanes, trataron de mostrar que en el proceso de mercantilización capitalista estaba en juego una transformación antropológica profunda, una subversión de regularidades históricas milenarias de consecuencias impredecibles. Polanyi es heredero directo de todos ellos: de Weber, Bücher, Simmel, Sombart y, muy especialmente, Tönnies. Sin embargo, consiguió metabolizar esa amalgama de reflexiones procedentes de la historia, la sociología, la filosofía y la antropología, a menudo marcadas por un tono muy especulativo, y convertirlas en un conjunto de tesis metodológica y políticamente poderosas capaces de interpelar al capitalismo de casino contemporáneo.
Polanyi no cuestionó tanto la legitimidad o la justicia del liberalismo económico cuanto su posibilidad misma. Desde su punto de vista, el ideal del mercado autorregulado generalizado es un proyecto utópico y autodestructivo, materialmente incompatible con ninguna de las variedades de la vida social de los seres humanos. El mercado libre nunca ha existido ni puede existir. El desarrollo de una mercantilización generalizada siempre ha requerido de agresivas intervenciones del Estado que palíen sus fallos generalizados y quiebren la renuencia de la gente a dejarse arrastrar por el huracán económico.
La especulación financiera, la crisis medioambiental, la precarización, la desigualdad extrema… el capitalismo contemporáneo parece una pesadilla polanyiana. Hoy sólo unos pocos fanáticos encastillados en sus facultades de economía siguen creyendo que el propio mercado proporcionará una solución a los problemas que él mismo ha creado. La opción que se nos plantea realmente, nos dice Polanyi, no es entre libre mercado o intervención colectiva. Sólo podemos elegir entre los distintos tipos de mediaciones políticas que necesariamente surgirán para limitar los efectos carcinógenos del capitalismo. La cuestión es si esas actuaciones públicas estarán dirigidas a blindar los privilegios de las élites, si serán reaccionarias y autoritarias, o bien abrirán una oportunidad de desarrollo de los procesos de democratización, ilustración y emancipación.
Solemos imaginar que la globalización es un proceso eminentemente posmoderno, relacionado con Internet, el multiculturalismo y el consumo de masas. Es una perspectiva muy miope. En realidad, la mundialización supone un retorno a la normalidad del capitalismo, que desde su origen fue muy expansivo e hizo saltar por los aires la soberanía política nacional. Si durante unas pocas décadas del siglo pasado esta tendencia se suavizó no fue a causa de alguna clase de inercia burocrática o de la pereza de unos cuantos suecos adictos a las subvenciones. Fue el resultado de un programa político que pretendía limitar los riesgos sistémicos del mercado libre. Por eso cuando, tras la implosión del bloque soviético, los científicos sociales buscaron herramientas teóricas heterodoxas para comprender el nuevo alud económico desregulacionista, se toparon con la obra de Polanyi, antes aún que con la de Keynes o Marx.
Hasta los años noventa la recepción de la obra de Polanyi fue guadianesca, casi marginal. Sus escritos principales con frecuencia se encontraban descatalogados y escaseaban los análisis académicos rigurosos. Desde hace un par de décadas, la situación ha cambiado drásticamente. En todo el mundo se están recuperando las obras canónicas de Polanyi y se ha publicado una ingente cantidad de bibliografía secundaria. Más importante todavía, se están reeditando la práctica totalidad de los artículos, hasta ahora de muy difícil acceso, que Polanyi publicó a lo largo de su vida, así como numeroso material inédito que se encontraba archivado en el Karl Polanyi Institute of Political Economy de Montreal. Este volumen forma parte de este renovado esfuerzo colectivo.[2]
Una vida entre dos guerras
Karl Polanyi vivió en primera persona las contradicciones que desgarraron la cultura centroeuropea de entreguerras. La Viena de finales del siglo XIX y principios del XX fue la cuna de las más refinadas expresiones intelectuales —allí coincidieron, entre otros, Freud, Schönberg, Wittgenstein, Klimt o Loos—, pero también el laboratorio del antisemitismo nazi. Fue el vivero intelectual donde se diseñó una vía democrática al socialismo, pero también la cuna del think tank liberal más influyente de la historia. En esa ciudad, fascinante e infame al mismo tiempo, nació Karl Polanyi en 1886, en el seno de una familia relativamente acomodada que se trasladó a Hungría cuando él tenía apenas cuatro años.
Polanyi se involucró en actividades políticas desde muy joven. En la Universidad de Budapest fue uno de los fundadores del Círculo Galilei, una organización progresista dedicada a actividades culturales y educativas cuyos objetivos declarados eran «concienciar en contra del clericalismo y la corrupción, en contra de los privilegiados y la burocracia». El Círculo se convirtió en una organización cultural importante por la que pasaron pensadores como Lukács, Mannheim o Sombart, que tendrían una influencia duradera en la orientación intelectual de Polanyi. Tras graduarse en filosofía y derecho, en 1914 fue elegido secretario general del Partido Radical húngaro. Resultó herido en la Primera Guerra Mundial, lo que le impidió participar en la Revolución de los Crisantemos, que en 1918 proclamó la independencia de Hungría. Un año después, tras la formación de la república soviética húngara de Béla Kun, volvió a su Viena natal. En 1924 empezó a trabajar como redactor jefe de asuntos internacionales del semanario Der Oesterreichische Volkswirt, entonces la publicación financiera de referencia en Centroeuropa. El periodo vienés fue muy importante en la formación de Polanyi: estudió economía en profundidad, recibió la influencia de los llamados austromarxistas, cercanos a Otto Bauer, y mantuvo un largo e intenso debate con los liberales austriacos acerca de la posibilidad de una economía planificada.
La llegada de Hitler al poder en 1933 obligó a Polanyi a emigrar a Inglaterra, donde tuvo ocasión de continuar su relación con las organizaciones socialistas cristianas de inspiración fabiana. En Londres ayudó a fundar el Christian Left Auxiliary Movement, junto a John MacMurray y Richard Tawney. En 1935 coeditó con el propio MacMurray, Joseph Needham y otros autores Christianity and the Social Revolution. Gracias a la mediación de Tawney, en 1936 empezó a trabajar para la Workers’ Educational Association (WEA), una institución dependiente de las universidades de Oxford y Londres dedicada a la educación para adultos. Durante algunos años, Polanyi dio clases nocturnas en las bibliotecas públicas de pequeñas ciudades de provincias y conoció de primera mano la vida de la clase obrera inglesa.
En la WEA Polanyi impartió dos cursos, el primero sobre relaciones internacionales contemporáneas, una materia con la que estaba familiarizado gracias a su trabajo periodístico, y el segundo sobre historia económica de Inglaterra que, en cambio, era un terreno novedoso para él. Los materiales que utilizó para preparar estas últimas lecciones fueron la base de La gran transformación, que comenzó a escribir en...