E-Book, Spanisch, Band 90, 144 Seiten
Reihe: Nuevo Ensayo
Pérez de Laborda Un discurso sobre la carne
1. Auflage 2021
ISBN: 978-84-1339-404-6
Verlag: Ediciones Encuentro
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, Band 90, 144 Seiten
Reihe: Nuevo Ensayo
ISBN: 978-84-1339-404-6
Verlag: Ediciones Encuentro
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Punto omega: punto atractivo de enamoramiento. Suave suasión carnal de amejoramiento. No montonera informe. Punto de encarnación. La realidad se nos ofrece en el vínculo substancial: el punto se expresa como realidad. Nuestras líneas de universo tienden a ese punto. Suave suasión de belleza. Creación de belleza. Donación de ser en plenitud. Naturaleza ofrecida a ser. Seres de carne. En la evolución dinámica de la materia compartida, tenemos historia común. Vida cuajada de creatividad. No virtualidades proyectivas. Concreadores expresivos de lo que es el ser de la realidad, mónada, punto omega, no abstracción desencarnada. Seres de encarnación donde encontramos expresado el mundo, lo que somos, lo que es la realidad encarnada. Solo la carne es expresiva. Ser en completud. Un Hay que nos ofrece ser en plenitud.
Alfonso Pérez de Laborda es bilbaíno, nacido en San Sebastián en 1940, de orígenes y paisajes navarros. Doctor ingeniero industrial (Bilbao). Doctor en Teología (Lovaina). Luego, también, abulense y madrileño. Sacerdote secular. Fue profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca y en la Université Catholique de Louvain. Fellow del Center for Philosophy of Science de la University of Pittsburgh. Desde 1998, profesor de filosofía en la ahora Universidad San Dámaso de Madrid.
Ha escrito numerosos libros y trabajos. En Encuentro ha publicado varios de sus libros, entre ellos Una mirada al ser (2013), Sobre el Dios que hay (2015) y La nada y la belleza(2018).
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Un discurso sobre la carne, 1 Francesca, o el mecanicismo sin materia I ¿Me puede caber duda de que Francesca es por sus genes ese espíritu artístico que le suponen quienes la conocen y la quieren? Porque ella ha de ser un siendo audazmente ceñido por su sistema genético, que se constituye como unidad mecánica1, unidad física y química, unidad biogeométrica, mecanismos bioquímicos y sinapsis químicas, encriptados en él, de modo que nada de lo que ha sido, va siendo o será tiene cabida fuera de lo que ese sistema genético le da a ser desde su nicho de nacimiento. Y ahí es donde estaría la seguridad, la certeza y la fuerza de su espíritu artístico. De otro modo, si no quisiéramos llegar hasta la radicalidad de esa afirmación sobre su espíritu artístico, no habríamos hecho sino afirmar uno más de los tantos y tantos de sus elementos constituyentes, y no habría problema alguno en aceptar la afirmación cuando sea una de las que a ella nos da el gusto y la afición de aplicar. La afirmación primera causa problema solo cuando apuntamos este hecho, que se diría irrefutable para quien la conoce, y afirmamos que Francesca tiene esa capacidad artística entre sus cualidades personales, el espíritu artístico que le suponemos, añadiendo, sin embargo, que lo tiene porque se lo ofrecen sus genes desde su nicho de nacimiento a ser; porque se lo ofrece en unidad mecánica su sistema genético; unidad geométrica en definitiva, que nos viene conformada ya de antiguo en la trilogía: espacio, tiempo, «geometría» y legalidad. Siendo las cosas así, la unidad mecánica del sistema genético resultará ser unidad geométrica. Se afirmaría así con rigurosidad científica, por tanto, que todo en nosotros, nuestras capacidades, nuestras voliciones, nuestras realidades, parecerán deberse al sistema genético de cada uno que se nos ofrece como mecanismo, en resuelta mecanicidad, desde nuestro nicho de nacimiento a ser, a ser lo que somos; que a su vez procede y está reglado, también mecánicamente, por un sistema genético más sistema genético particular. Un sistema genético que conseguiría de Francesca ser del género mujer de la manera en que ella lo es, y otro, el propiamente suyo, más idénticamente mecánico, el que le dona su espíritu artístico, ambos enraizados sistémicamente siempre en un encuadramiento genético más general. Siempre encuadramiento de mecanicidad. En esa complejidad genética del encuadramiento generalicio, capaz de engendrar mecánicamente el nuestro, ese que es nuestro mecánico es donde se produciría en Francesca el espíritu artístico; ofreciéndose siempre el todo en mecánicos sistemas sucesivamente encriptados unos en otros, pero nada de que el espíritu artístico que suponemos en Francesca esté fuera de su sistema genético, desenraizado de él, constituyéndolo en sus esencias. Todo en ella, todo lo que ha sido, está siendo y ha de ser, tendrá sus siendos en esos sucesivos encriptamientos genéticos, en su sistema genético particular, el que le ha sido proporcionado en la mecanicidad de su nicho de nacimiento, sin que en definitiva ni Francesca ni quienes la quieren tenga nada que ver en esa donación generadora de lo que ella ha sido, va siendo y será. Ella es precisamente esto: la conjunción en sí de los sucesivos sistemas genéticos que le dan su ser y que en su caso le dan su espíritu artístico. Y todo le vendría ofrecido de antemano en el nicho de físico-quimicidad geométrica que le da su nacer. Parecería, pues, que son los sucesivos sistemas genéticos encriptados mecánicamente uno en el otro quienes le ofrendan todas sus cualidades, todas sus voliciones y todas sus particularidades. De lo que ella es, el espíritu artístico que le suponemos, por tanto, nada es suyo en definitiva; nada es suyo pues todo se le da en los sucesivos encriptamientos genéticos que le constituyen; todo le viene dado en ellos como mecanismo. Porque nada de lo que soy, he sido y voy siendo cabría fuera de la complejidad de mi sistema genético propio, que a su vez vendría coordinado mecánicamente por un sistema genético más general, más englobante, sistema de complejidad también físico-química, por tanto. Todo ello en un proceso de mecanicidad geométrica. Porque ese encriptamiento genético que le daría su ser es a su vez un encriptamiento genético más abarcante, más general. Uno es su propio sistema genético, el que a Francesca le proporciona su espíritu artístico; otro más general el sistema genético que nos da nuestro ser animal con estas o con las otras características. Soy lo que soy en la concavidad que se me donará en la sistemática de mis genes. Complejísima sistematicidad, una la que me proporcione el color de mi piel y de mis ojos; otra, la que me hace propenso a esta o la otra enfermedad; otra, la que le ofrenda a Francesca ese espíritu artístico tan singular, como venimos diciendo. Nada de lo que he sido, voy siendo y seré está fuera de esa concavidad en su complejo juego de sistematicidades genéticas que me producen. Yo soy lo que voy siendo, y Francesca tiene ese espíritu artístico por el discurrir mecánico de su sistema genético con todas sus sucesivas e innumerables concavidades que le dan el ser de su ir siendo. Francesca por sus genes poseería ese espíritu artístico. Yo, por mis genes, poseeré la capacidad de escribir lo que estoy desarrollando en este preciso momento. En el cruzamiento de nuestros genes sistémicos, de su mecanicidad geométrica, de su complejo estarse físico-químico, cabría esa capacidad que da origen en nosotros, en Francesca, en este caso, a tener entre sus cualidades personales lo que llamamos espíritu artístico, mientras que, por ejemplo, le negaremos capacidad matemática o capacidad de obración de la madera con sus manos. ¿Por qué? Porque esas cualidades no le son ofrecidas en su nicho genético y facilitadas por los genes sistémicos que le dan su estarse y su serse. Un dar, produciendo desde su nicho de ser; en una producción geniticia que le viene desde muy lejos. Sin embargo, su sistema genético propio no tiene el tonelaje como para desarrollarse también como capacidad matemática ni de obración de la madera de ébano: Francesca nunca podrá ser buena matemática ni buena ebanista, por ejemplo, le faltarían las cualidades escondidas en su nicho genético que se requieren para serlo, y esas cualidades obradoras le vienen, mejor, le vendrían dadas por la mecanicidad de su sistema genético; mas a ella le faltan. Habrá que decir, quizá, Francesca no tiene capacidad matemática por la obviedad de que su sistema genético propio no le prepara predisponiéndole para ello; en la enorme complejidad de su sistema genético con sus incalculables concavidades no se le ofrecería la conjunción de genes que le daría la facilidad para las matemáticas y sí la que se correspondería con el espíritu artístico. Se está afirmando, pues, que por la cualidad de su propia genética tendría ínsita en sí la potencia genética productora necesaria para desarrollar capacidad artística, mas no tendría capacidad matemática. La conjunción de las concavidades de un sistema genético no es infinita, no es capaz de predisponernos a todo lo imaginable; por ejemplo, a Francesca le falta la parte del sistema genético que le llevaría a ser de piel negra y sí la que le confiere la blancura de la belganicidad; sí a tener disposición para que se produzca en ella un cierto tipo de enfermedad. Y nosotros creeríamos ver en Francesca el desarrollo de su espíritu artístico, como quedó afirmado ya en la primera línea de este papel, porque, decimos, tendría predisposición genética para ello, predisposición mecánica. Disposición y predisposición habrán de ser palabras esenciales en este juego que nos proporciona nuestro sistema genético. Pero ¿disposición y predisposición puramente mecánica, esto es, puramente física y bioquímica? No. Está bien, vale por ahora, pero en todo caso no se trata solo de que Francesca tenga en sus genes esa capacidad, algunas capacidades, propensiones, entre las que se encuentra la de poseer un espíritu artístico. Francesca, repito, pensamos que tendría una predisposición genética a poseer espíritu artístico o a desarrollar algún día esta o la otra enfermedad, ¿y que podríamos, quizá, detectar y manifestar ese gen aislándolo en su física y en su química de toda la cadena del sistema geniticio, de manera que se nos hiciera del todo palpable su estar-ahí, para manipularlo? Predisposición genética que decimos conocer y que hemos creído ver en ella realizada cuando se nos antoja afirmar que tiene espíritu artístico. Así pues, dispondría Francesca de muchas cualidades, que le vendrían proporcionadas por su sistema genético, como acontece con su espíritu artístico, mientras que le faltarían otras que encontramos en personas distintas a ella, pero no en ella. ¿Francesca poseería una cualidad genética, producto de un juego físico-químico-biológico, por tanto, que le ofrece la posesión virtual de su espíritu artístico, el cual le vendría obrado virtualmente por y desde su propio sistema genético, y, por eso, nosotros creemos descubrir en ella el desarrollo de esa capacidad primaria que le brindarían sus genes? ¿Sería, por tanto, algo que Francesca recibiría como donación genética en el mismo nicho de origen de su ser, recibiendo ahí como regalo la capacidad genética de poseer ese espíritu artístico que descubriríamos en ella; algo que se le daría en el mejunje mismo de su estar y de su ser en el mundo? Mas esto significaría que nosotros, los que descubrimos en Francesca su espíritu artístico, tendríamos a nuestra vez una...