E-Book, Spanisch, Band 4, 282 Seiten
Swartz / Reagan / Costa El aprendizaje basado en el pensamiento
1. Auflage 2014
ISBN: 978-84-675-7565-1
Verlag: Ediciones SM España
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, Band 4, 282 Seiten
Reihe: Biblioteca Innovación Educativa
ISBN: 978-84-675-7565-1
Verlag: Ediciones SM España
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
Aprendizaje basado en el pensamiento es una guía didáctica que ayuda a los docentes a aplicar el pensamiento eficaz en la enseñanza de los contenidos de cualquier materia y curso escolar.Los abundantes casos prácticos proporcionan al lector una visión concreta de cómo enseñar a los alumnos a hallar evidencias en las que fundamentar sus conclusiones, desarrollar ideas creativas, escuchar atentamente y con comprensión, y comunicar sus ideas de forma clara y precisa.Sus autores demuestran que, si los alumnos dedican tiempo al aprendizaje de destrezas de pensamiento, su rendimiento mental mejora radicalmente tanto dentro como fuera de la escuela.
Autoren/Hrsg.
Weitere Infos & Material
Capítulo uno
La importancia
del pensamiento eficaz
Como el suelo, por rico que sea, no puede dar fruto, si no se cultiva,
la mente sin cultivo tampoco puede producir.
Séneca
Todos pensamos. A lo largo de nuestras vidas pensamos de muy diversas formas. A veces, forma parte de nuestra rutina una manera de pensar casi automática y aparentemente inconsciente que llevamos a cabo mientras realizamos nuestras tareas cotidianas. En otras ocasiones, lo hacemos de un modo más impulsivo, casi reactivo, una forma de pensar instintiva que a veces nos lleva a sacar conclusiones precipitadas. Luego está esa forma de pensar intuitiva, cuando se nos ocurren las cosas sin esfuerzo.
Podríamos hablar incluso de una forma de pensar distraída, cuando, tal vez porque tenemos prisa, no prestamos atención o no sabemos cómo hacerlo, se nos escapan gestos mentales importantes, como no comprobar la exactitud de una afirmación antes de actuar en consecuencia. Y, finalmente, a veces pensamos de forma eficiente. Muchos de nosotros no lo hacemos habitualmente. Pero podríamos, y deberíamos hacerlo.
¿Qué es el pensamiento eficaz?
El pensamiento eficaz se refiere a la aplicación competente y estratégica de destrezas de pensamiento y hábitos de la mente productivos que nos permiten llevar a cabo actos meditados de pensamientos, como tomar decisiones, argumentar y otras acciones analíticas, creativas o críticas. Los individuos que son capaces de pensar con eficiencia pueden emplear, y de hecho emplean, esas destrezas y hábitos por iniciativa propia, y son capaces de monitorizar su uso cuando les hace falta.
El pensamiento eficaz puede ayudarnos a alcanzar los más altos niveles en nuestro anhelo de conocer y comprender el mundo que nos rodea, así como de actuar con sensatez, apoyándonos en ese conocimiento y esa comprensión. El pensamiento eficaz está formado por:
| 1. | Destrezas de pensamiento. Emplear procedimientos reflexivos específicos y apropiados para un ejercicio de pensamiento determinado. |
| 2. | Hábitos de la mente. Conducir estos procedimientos para dar lugar a conductas de reflexión amplias y productivas relacionadas con el hecho de pensar. |
| 3. | Metacognición. Realizar estas dos cosas basándonos en la valoración que hacemos de lo que se nos pide y en nuestro plan para llevarlo a cabo. |
Sin embargo, este libro no trata únicamente del pensamiento eficaz. Trata fundamentalmente de cómo podemos hacer uso de prácticas educativas eficaces para integrar la enseñanza del pensamiento eficaz en la enseñanza de los contenidos de cualquier nivel educativo y en cualquier área de conocimiento, con el fin de conseguir una mejora sustancial en el aprendizaje de contenidos por parte de los alumnos, en su forma de pensar y de escribir, en su motivación para aprender, en los resultados que tengan en los exámenes y en su imagen personal. Estas prácticas derivan principalmente de aquellas relacionadas con la enseñanza directa. Nos atrevemos a afirmar que el resultado es la educación como realmente debería ser, aquello por lo que luchamos los esforzados educadores.
El pensamiento eficaz implica la aplicación planificada, correcta y coherente de los procedimientos adecuados para una tarea que requiera que pensemos, sin saltarnos ninguna operación clave y apoyándonos en las actitudes reflexivas adecuadas y en el conocimiento relevante en la materia. Cuando se está acostumbrado a pensar detenidamente sobre las cosas, este proceso es automático. Los pensadores eficaces, reflexionan sobre el tipo de pensamiento que realizarán antes de realizarlo y mientras lo llevan a cabo. Realizan diversas actividades de reflexión, a menudo combinándolas entre sí, y en el contexto de diversas actitudes de reflexión permanentes, con el fin de lograr sus objetivos. Se apoyan en sus habilidades y buscan la solución al problema, ajustando el enfoque hasta quedar satisfechos con el resultado.
Por ejemplo, imagina que tengo que comprar un coche nuevo. Podría decirme a mí mismo lo siguiente:
“Tengo que andarme con ojo. Ya me he equivocado otras veces por precipitarme y obviar detalles importantes. Esta vez quiero pensarlo bien. Por eso voy a hacer una lista con los aspectos más importantes que he de tener en cuenta a la hora de comprar un coche, considerar todo aquello que creo que es necesario, con el fin de cubrir mis necesidades y reunir toda la información para ver cuál cumple mejor los requisitos. Incluso puedo ir y probar los coches que estoy considerando para tener información de primera mano. Lo mismo debería escribir en un cuaderno qué requisitos cumple cada cual y organizar la información por categorías. Y debo asegurarme de que esa información de terceros sea fiable”.
Entonces, después de darle varias vueltas, es posible que piense:
“Creo que también debería preguntar a mi familia qué opina. No voy a usar el coche yo solo. Lo mismo mis familiares me dan alguna idea que a mí se me ha pasado. Eso sería muy útil. Quiero ser respetuoso e invitarles a que ellos también sean parte activa de esta decisión. Después reviso el plan mentalmente otra vez. Mejor aún, igual hasta tomo algunas notas para que no se me olvide nada cuando empiece la búsqueda”.
Todo el que lea este libro estará familiarizado con ejemplos como este, porque también lleva a cabo procesos mentales similares o porque desearía haberlo hecho, al darse cuenta de que, igualmente, se ha equivocado alguna vez por no valorar cuidadosamente una situación. El exentrenador de los St. Louis Rams, Richard Brooks, nos da el mismo consejo: Uno no toma decisiones sobre el resto de su vida, sin pensar seriamente en ello”1.
Está claro que el pensamiento eficaz constituye un gran paso más allá de la rutina e incluso de la forma convencional de pensar. En el ejemplo anterior queda claro que el pensamiento lo inicia uno motu proprio, y que se controlará y corregirá a sí mismo, si es necesario. Así, además de las cosas que ocurren cuando uno lleva a la práctica tareas que requieren una forma de pensar eficiente, un rasgo crucial en este tipo de pensamiento es saber cómo suceden. Empleamos el término autónomo para referirnos a esta serie de características2: el individuo por sí solo determina cómo emplear estos procesos de pensamiento y hábitos mentales aplicados de forma prolongada y lo hace.
Muchas de las operaciones necesarias en esta forma de pensar tienen un objetivo marcado. Buscar unos objetivos específicos, claramente definidos, ya sean de un modo reflejo o activo, creativo o crítico, como en el caso de la decisión meditada de comprar un coche. El pensamiento eficaz implica que uno elige e inicia los procesos de pensamiento porque considera que es la mejor manera o el mejor medio de conseguir su objetivo.
El pensamiento eficaz (en tanto que es un acto iniciado motu proprio, controlado y corregido [en caso de ser necesario] por uno mismo y con un objetivo marcado) es algo totalmente necesario en nuestra vida, nuestra profesión y nuestra participación en una sociedad democrática. Así como una vía clara para conseguir el éxito en los estudios. Ningún niño debería abandonar el colegio sin desarrollar esta destreza. Lamentablemente, demasiados lo hacen. Esta forma de pensar no se “recoge” ni se “descubre”, sino que ha de aprenderse.
A veces nuestra forma de pensar se hace más eficiente con la práctica (normalmente una larga serie de experiencias frustrantes) que nos sirve para darnos cuenta de que podemos hacerlo mejor. También puede aprenderse de un modo menos frustrante, a través de la reflexión y la enseñanza bajo la guía del profesor en clase, donde es muy necesario para alcanzar los objetivos del aprendizaje establecidos en nuestro sistema educativo. Esto conduce al desarrollo de unos hábitos que emplean un amplio abanico de procedimientos de pensamiento específicos pero variados, estilos y comportamientos mentales, una buena base de conocimiento sobre la que aplicar estos, y la competencia que nos permite llevar a cabo esos procedimientos cuando es necesario.
Para que todo esto llegue a buen puerto se requiere flexibilidad, así como creatividad y sentido crítico. Pero sobre todo requiere confiar en que uno “puede hacerlo”, que nace de haber logrado el éxito en tareas cada vez más complejas en las que era necesario pensar de forma eficiente y cuidadosa. Por eso es importante dejar bien claros cuáles son los ingredientes que conforman este modo de pensar y cómo se puede fomentar en el aula. Esa es la tarea que nos hemos propuesto con este libro.
Cómo combatir el pensamiento poco eficaz
Lamentablemente, la gente no suele dedicar mucho tiempo a esta forma de pensar. Abundan los ejemplos de actos de pensamiento poco eficientes, como sacar conclusiones precipitadas, no explorar todas las alternativas posibles, ver en los síntomas de un problema el problema en sí mismo, ignorar que es necesario...




