E-Book, Spanisch, 200 Seiten
Welton Ojos De Honor
1. Auflage 2018
ISBN: 978-1-5439-3993-4
Verlag: BookBaby
Format: EPUB
Kopierschutz: PC/MAC/eReader/Tablet/DL/kein Kopierschutz
Un Entrenamiento Para La Pureza Y La Honradez.
E-Book, Spanisch, 200 Seiten
ISBN: 978-1-5439-3993-4
Verlag: BookBaby
Format: EPUB
Kopierschutz: PC/MAC/eReader/Tablet/DL/kein Kopierschutz
Abre tus ojos puros Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8) Luego de luchar contra la tentación sexual durante años, el autor Jonathan Welton dedicó su vida a encontrar una forma de ser libre del pecado sexual. Leyó libros, asistió a reuniones de adictos anónimos, recibió consejería... sin encontrar una verdadera solución. Inspirado también por innumerables amigos y conocidos que se enfrentaban al mismo pecado y anhelaban la verdadera libertad, el autor indagó en la Palabra de Dios y encontró la respuesta que comparte en este libro, de una forma compasiva y sin juzgamientos. Ojos de Honor te ayudará a vivir una vida en pureza, enseñándote respecto a: Tu identidad personal Cómo interactuar y relacionarse con el sexo opuesto correctamente Reconocer a tus enemigos Ojos de Honor es un libro honesto y refrescante, que te ofrecerá esperanza y verdadera libertad del pecado sexual. El sacrificio de Jesús en la cruz y tu Salvación son una garantía de que se puede ser libre del apetito del pecado. Conocer tu verdadera identidad te empoderamiento para que dejes de alinearte con las mentiras que el enemigo te ha hecho creer.
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CAPÍTULO 1 MI HISTORIA En mi adolescencia, pasé todos mis veranos en un campamento de verano cristiano solo para hombres. Caminatas, piscina, deportes, tiro al blanco, paseos a caballo…este campamento lo tenía todo. He sacado el cálculo de que, en total, he pasado cerca de un año y medio en el campamento. Incluso en este ambiente ideal, constantemente oía a varones jóvenes que venían a consultarme respecto a cómo lidiar con sus pensamientos impuros. A pesar de que estábamos completamente separados de la presencia de mujeres por ocho semanas, ninguno de estos jóvenes cristianos –incluido yo– podíamos dejar de lado los pensamientos lujuriosos que llenaban nuestra mente. Una vez, de hecho, un joven fue descubierto mientras se masturbaba en una de las cabinas de los líderes y fue enviado a casa. Por supuesto, es fácil apuntar con el dedo y señalar cuán estúpido ese adolescente fue. Pero, por dentro, muchos de nosotros nos sentimos desanimados porque la única diferencia entre ese muchacho y nosotros era que nosotros escondíamos nuestro pecado mejor que él. A través de los años, tuve cientos de conversaciones en el que los hombres me preguntaban cómo lidiar con pensamientos impuros. Incluso aunque crecí en una sólida familia cristiana que me educaba en casa1, y a pesar de que había obtenido dos títulos en teología y de que había ganado el premio National Herald of Christ2, no tenía respuestas efectivas ni reales para darles a mis amigos. Estaba envuelto en la misma batalla que los hombres que venían a consultarme. Durante años leí y coleccioné libros relacionados con la pureza sexual, y ninguna de las respuestas ofrecidas me habían servido ni a mí, ni a los otros varones cristianos que conocía. De hecho, mi amigo de la escuela secundaria, Tom, me dio un mejor consejo: “Cuando me siento tentado, me como una papa cruda. ¡Nada es más efectivo que una papa cruda para dejar de pensar en mujeres desnudas!” No sé si verdaderamente Tom alguna vez comió una papa cruda, pero su idea (a pesar de ser muy graciosa) no es sustancialmente muy diferente de los consejos típicos que se le dan a los hombres cristianos. Muchos libros cristianos tratan de ayudar a los hombres a través de métodos conductuales, o de modificación del comportamiento. Uno de los libros más populares respecto a la pureza de la última década aconsejaba a los hombres “rebotar” los ojos, en el sentido de que uno debería alejar la mirada rápidamente, antes de que la tentación y los pensamientos lujuriosos lo invadiesen. Mientras que este consejo quizás ayude un poquito, debe haber una respuesta mejor. Los hombres que habían seguido el consejo de “hacer rebotar” los ojos, eventualmente se dieron cuenta de que ahora difícilmente podían mirar a una mujer atractiva a los ojos debido al miedo de ser tentados sexualmente. El enfoque de alejar la mirada suena práctico, pero no corta las raíces de la lujuria. Este punto fue sacado a la luz mientras visitaba a un amigo en el sur de California. Estábamos en una famosa hamburguesería, cuando la inevitable conversación comenzó otra vez. Me dijo, “Jon, tengo una esposa hermosa, dos hijos preciosos, un trabajo que amo y que nos provee muy bien, una linda casa, y no puedo ser más feliz. No obstante, no puedo sacarme la lujuria de los ojos. Aprecio que otros hombres sean suficientemente honestos conmigo para decirme que no tienen respuesta, pero ¿cuándo alguien tendrá resuelto este problema?” En ese punto, un enojo santo se levantó en mi corazón y dije en voz alta: “¡¿Cómo es que Jesús nos dijo que podíamos levantar a los muertos pero los hombres cristianos no pueden dejar de masturbarse?!” (Ver Mateo 10:8). Quizás hayas probado con contarle tu problema a alguien, con herramientas que filtren y te impidan entrar a sitios webs pornográficos, con libros de pureza sexual, con grupos de adicciones, o con ayuda profesional, pero no encuentras solución. Puede que estés sosteniendo este libro en las manos y te preguntes si será otra pérdida de tiempo, o si, quizás, finalmente hayas dado con un libro que tiene respuestas verdaderas. LO QUE NO HA FUNCIONADO Voy a ser muy real contigo: este libro contiene lo que necesitas para ser libre de la tentación sexual. Sé que esta es una declaración muy grande, casi irreal, pero creo que es la verdad. Antes de que te diga lo que hace que este libro sea diferente a los demás, voy a decirte lo que he encontrado en los libros que ya se han publicado. Hay tres categorías principales de libros en el mercado respecto al tema de la pureza masculina: 1) libros que le dicen al lector cuán grave es el problema de la lujuria en nuestra sociedad; 2) libros que cuentan la historia personal del autor, acerca de cómo toda su vida se arruinó por este pecado; y 3) libros difíciles de leer, escritos por psicólogos cristianos, que describen la lujuria en términos clínicos. Hay una pequeña variación respecto al enfoque de este tema. La mayoría de libros que he leído, esencialmente etiquetan a la lujuria como una enfermedad y dejan al hombre cristiano con una débil y carnal respuesta respecto a cómo lidiar con esta enfermedad. No obstante, esto no se alinea con la Palabra de Dios: ¿cuándo Jesús le dijo a sus seguidores que debían simplemente lidiar con el pecado? ¿Puedo ser muy honesto contigo? Dado que estoy escribiendo esto para hombres que pasan una cantidad significativa de tiempo cada semana batallando con pensamientos lujuriosos, este va a ser un libro muy directo lleno de verdad y de sentimientos honestos. No estoy escribiendo desde una torre de marfil de perfección. He tenido desgarradoras batallas con la tentación, y he sido profundamente lastimado y herido en las mismas; pero también he salido victorioso. A través de mi batalla personal y de mi estudio de la Palabra de Dios, me he dado cuenta de que se puede ser libre. Incluso cuando las estadísticas muestran que el 82% de los hombres cristianos están secretamente luchando con la lujuria1, no tiene por qué ser así. El propósito de este libro no es poner una venda sobre la herida, sino llegar a la raíz de la infección. Quiero darte esperanza: hay un antídoto. Jesús no te salvó del yugo del 99% de tus pecados y te dejó solo que lidies con la lujuria el resto de tu vida. El problema requiere profundizar en los corazones de los hombres para poder traer sanidad sobre esta área. EL MITO DE “RENDIR CUENTAS” Una de las cosas que te diré es que si debes rendir cuentas todo el tiempo, entonces no has verdaderamente encontrado la respuesta a tu pecado. A pesar de que quizás esto ayude a manejarlo, no lidia con la raíz. Jesús no nos proveyó de completa libertad del poder del pecado para que simplemente podamos establecer grupos en donde rendir cuentas y así tratar de no pecar. Jesús no tenía un compañero a quien le rindiese cuentas, y tampoco los apóstoles. Tengo una gran consideración por la interdependencia del Cuerpo de Cristo; pero si debemos aferrarnos a otros para no pecar, entonces hay algo fundamentalmente mal con nuestra teología. Claramente, la Biblia enseña que nosotros somos el Cuerpo de Cristo, y que somos muchos miembros interconectados entre sí (Ver Romanos 12:5). Esto no quiere decir que debamos crear redes de rendición de cuentas para así evitar que pequemos. Eso no es lo que enseña la Palabra. Desde este lugar viene mi enfoque. No soy pastor; no soy consejero; y no soy psicólogo. Soy un estudiante de la Palabra de Dios. Creo que la Biblia tiene la respuesta. También creo que la Biblia no es complicada, y que cuando lo parece, es porque no se la está enseñando bien. La Biblia habla de la relación con Dios, y Él no desearía que la misma fuese complicada. Siempre digo un dicho: “Una enseñanza equivocada conduce a un vivir equivocado; mientras que una enseñanza correcta conduce a un vivir correcto.” Creo que el problema de la pureza sexual viene de una mala enseñanza. Mientras que la mayoría de los hombres cristianos que lidian con el problema de la lujuria serían felices simplemente obteniendo victoria sobre la misma, creo que el Señor tiene mucho más para nosotros. LA EVIDENCIA EN CONTRA DE NOSOTROS En este momento el mundo está sufriendo de muchos males relacionados con el pecado sexual. La industria del sexo en todo el mundo acumula más de $57 millones de dólares al año.2 El mercado del tráfico sexual está secuestrando, violando, y prostituyendo a nuestras hermanas alrededor del mundo. Hollywood todo el tiempo está...




