E-Book, Spanisch, 304 Seiten
Reihe: Digitales
Briggs Myers Los dones diferentes
1. Auflage 2020
ISBN: 978-84-9111-611-0
Verlag: Ediciones Obelisco
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
E-Book, Spanisch, 304 Seiten
Reihe: Digitales
ISBN: 978-84-9111-611-0
Verlag: Ediciones Obelisco
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Isabel Briggs Myers ha dedicado su vida a la observación, el estudio y la medida de la personalidad. Es una reconocida especialista en el campo de la medida de la personalidad, en el que destaca por la creación del Myers-Briggs Type Indicator, la herramienta de medida de la personalidad más ampliamente utilizada en la historia. ----- Peter B. Myers continúa con su trabajo de investigación sobre el desarrollo y la aplicación de los tipos de personalidad en todo el mundo. Fue director de personal de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
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Prefacio
Éste es un libro para toda la familia, tanto si esa familia es de sangre como si está compuesta de amistades íntimas o colegas del trabajo. Las ideas y los conceptos que aparecen aquí te ayudarán a comprenderte y a comprender mejor tus reacciones a lo largo de tu vida cotidiana. También te permitirán comprender y apreciar mejor las reacciones de las personas que te rodean, aquellas que, con sus diferentes dones, parece que marchen con el paso cambiado.
Si alguna vez te has preguntado por qué las personas que son importantes en tu vida, o simplemente las personas que te rodean, ven el mundo o reaccionan ante diferentes situaciones de formas tan dispares y sorprendentes, entonces este libro será de tu interés. Si tienes problemas para comprender o comunicarte con alguien a quien quieres –padre, madre, hijo o hija, una compañera de trabajo o cualquier otra persona importante para ti–, las ideas que se te ofrecen en este libro pueden ser aquello que andabas buscando.
La autora, Isabel Briggs Myers, era mi madre. Tras una lucha de veinte años, sucumbió finalmente a un cáncer a la edad de 82 años, justo antes de la publicación de la primera edición de este libro. Lo único que quería era ayudar a la gente a ser más feliz y más eficaz en cualquier cosa que eligiera hacer, y la determinación que le proporcionaba este deseo fue lo que le dio la fuerza suficiente para seguir adelante hasta que concluyó el libro. Así pues, lo que tienes en tus manos es un tributo a su inspiración, puesto que, desde 1980, más de 100 000 personas han leído Los dones diferentes, y siempre se venden más ejemplares cada año que el año anterior.
Su libro ofrece, en un lenguaje comprensible, las ideas que el famoso psicólogo suizo Carl Gustav Jung tenía acerca de los tipos de personalidad, tal como se aplican a las personas normales con problemas cotidianos normales. Este libro ha ayudado a miles de personas a reconocer las diferentes formas en las que cada uno de nosotros actúa, reacciona y le da sentido al mundo en sus relaciones con los demás. El don de mi madre fue el de rechazar la vieja aunque difundida idea de que cada persona es, de un modo u otro, una desviación de una especie de «persona normal». Ella reconocía, en cambio, que cada uno de nosotros nace con unos dones diferentes, con unas preferencias singulares sobre cómo utilizar la mente, los valores y los sentimientos en el negocio del vivir cotidiano. Jung dividía el negocio de la vida cotidiana en dos sencillas actividades mentales: asumir, o hacerse consciente de nueva información (que él llamaba percepción) y decidir, o llegar a alguna conclusión acerca de esa información (cosa que ni siquiera se molestó en nombrar).
Jung escribió sobre su teoría de los tipos hace más de 70 años, pero, como psicólogo en ejercicio, normalmente veía a pacientes con graves problemas psicológicos, y estaba más preocupado por los desarrollos fallidos o desequilibrados de los tipos de personalidad que él encontraba en las personas que se sentían desdichadas y buscaban ayuda profesional. No estaba especialmente interesado en los aspectos de los tipos psicológicos que exhibían las personas ordinarias, sanas. Además, escribía en alemán para una audiencia de psicólogos en gran medida especializados. Incluso la traducción al inglés de su obra Tipos psicológicos[01] resulta difícil de leer. No es de sorprender, por tanto, que su teoría de los tipos de personalidad no generara demasiado entusiasmo entre personas ordinarias interesadas por la personalidad humana.
Isabel Myers, por otra parte, si bien no tenía formación como psicóloga, dedicó la segunda parte de su vida a interpretar y adaptar la teoría de Jung para que las personas ordinarias, psicológicamente sanas, comprendieran que cada persona es única y singular, que es diferente de las personas que la rodean, y que está bien que sea así. Quería que la gente entendiera que muchos, si no la mayoría, de los problemas, diferencias y malentendidos que se dan con otras personas se pueden explicar por las distintas formas en que los seres humanos deciden asumir y procesar la información.
La premisa de este libro es que cada persona tenemos una serie de dones, una serie de herramientas mentales con las que nos sentimos cómodos y, por ende, utilizamos en el negocio cotidiano de vivir. Aunque todo el mundo tiene acceso a las mismas herramientas básicas de esa caja de herramientas psicológica, cada persona se siente más cómoda con unas u otras, y de ahí que prefiera una herramienta en concreto (o una serie de herramientas) para una tarea en particular. Nuestras preferencias específicas en este asunto es lo que nos da una personalidad diferenciada, y lo que nos hace más o menos parecidos a los demás.
Un problema que normalmente nos genera tensión lo constituye el hecho de que, en ocasiones, nos resulta difícil comunicar algo que nos parece muy claro y que consideramos importante a una persona que nos importa y que nos gustaría que comprendiera nuestra posición. Y esto porque puede que nos sintamos heridos o rechazados, si esa persona no reconoce nuestra preocupación, o quizás nos quedemos perplejos si no aprecia la lógica de nuestra postura. En Los dones diferentes, Isabel Myers nos explica de forma comprensible las distintas maneras en que las personas utilizamos nuestras herramientas de personalidad, y nos señala un sendero para una utilización constructiva de las diferencias humanas.
Con el fin de situar este libro en perspectiva, quizás convenga relatar brevemente cómo se gestó. Isabel Myers y su madre, Katharine Cook Briggs, llevaban interesadas en las teorías de Jung desde en torno a 16 años antes de que la segunda guerra mundial se llevara a muchos hombres de las fábricas al frente y los reemplazara por mujeres. Dado que, para la mayoría de aquellas mujeres, el trabajo en la industria pesada era un territorio ignoto, mi madre y mi abuela pensaron que el conocimiento sobre las preferencias de las personalidades, según la teoría junguiana, podría ser útil para identificar qué tipo de trabajo dentro del esfuerzo de guerra podría ser más adecuado para cada mujer, teniendo en cuenta que ninguna tenía una experiencia previa relevante. Buscaron algún tipo de prueba o algún indicador de las preferencias junguianas de las personas, pero fue en vano, por lo que finalmente decidieron crear su propio inventario. El resultado fue el inventario de personalidad Myers-Briggs Type Indicator® (a partir de aquí, el Indicador o el MBTI®); pero, dado que no tenían formación en psicología ni en psicometría, tuvieron que empezar desde cero.
Mientras trabajaron por su cuenta para comprender y establecer conexiones sobre lo que observaban, no hubo problema; pero cuando, en 1943, crearon la primera batería de preguntas de lo que terminaría siendo el MBTI, se encontraron cara a cara con una doble oposición desde la comunidad académica. En primer lugar, ninguna de ellas era psicóloga, ninguna tenía una titulación universitaria o, para el caso, ningún entrenamiento formal en psicología, estadística ni construcción de test. En segundo lugar, la comunidad académica (e incluso los expertos y analistas junguianos de la época) no habían profundizado demasiado en la teoría de Jung sobre los tipos psicológicos y, por tanto, tenían menos interés aún en un supuesto cuestionario que pretendía identificar los tipos junguianos, creado por dos mujeres desconocidas que, «obviamente, en absoluto están cualificadas». Sin embargo, no era del todo cierto que Isabel Myers no estuviera cualificada. Sí, era cierto que no tenía un entrenamiento académico formal en las disciplinas requeridas, pero tenía una inteligencia fuera de lo común y, durante más de un año, había estado aprendiendo con alguien que sí que era un experto cualificado en las técnicas y herramientas que ella necesitaba. Esa persona era Edward N. Hay, que en aquella época era director de personal de un importante banco de finanzas de Filadelfia. De él aprendió lo que necesitaba saber acerca de construcción de test, puntuaciones, validación y estadística.
Sin amedrentarse ante la falta de interés y el rechazo de la comunidad psicológica, Isabel Myers se concentró en el desarrollo del Indicador, reuniendo datos, perfeccionando las preguntas y aplicando los test aceptados para determinar su validez, fiabilidad, repetibilidad y significación estadística. A lo largo del proceso, se encontró con el entusiasmo y el estímulo de multitud de personas a las que administró y explicó el Indicador. Ella llamaba a esto la reacción «ajá», una expresión de agrado que solía aparecer cuando la persona reconocía algún aspecto de su personalidad reflejado en el Indicador. Uno de sus mayores placeres, cuando daba los resultados del Indicador a las personas, era que algunas de ellas venían a decir algo así como «¡Qué alivio descubrir que no hay nada de malo en ser quien soy!».
Cincuenta años más tarde, multitud de personas habían experimentado, o al menos habían oído hablar, del MBTI (más de dos millones y medio de personas habían cumplimentado el inventario en 1994), y un buen número de conceptos junguianos se habían introducido en el vocabulario popular. Por ejemplo, la extroversión se entiende normalmente como aquella característica de personalidad que hace que la persona derive su energía de las actividades externas, en tanto que la introversión se aplicaría a personas que derivan su energía de las actividades internas....