E-Book, Spanisch, Band 99, 298 Seiten
Reihe: El Árbol del Paraíso
Campo Los imperdonables
1. Auflage 2020
ISBN: 978-84-18245-26-8
Verlag: Siruela
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, Band 99, 298 Seiten
Reihe: El Árbol del Paraíso
ISBN: 978-84-18245-26-8
Verlag: Siruela
Format: EPUB
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Cristina Campo fue el nombre con el que Vittoria Guerrini (Bolonia, 1923-Roma, 1977) firmó sus libros, que han sido publicados en la editorial Adelphi. Su obra reúne poesía y ensayos, y está considerada en la actualidad como una de las escritoras más destacadas de la literatura italiana del siglo XX. «Ha escrito poco y le habría gustado escribir menos», así se presentaba en la nota biográfica de uno de sus libros.
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Prólogo a la edición española
Hace ya mucho tiempo que debería haberse publicado este volumen que lleva por título uno de los ensayos que forman parte de esta reunión de textos de Vittoria Guerrini, nombre de bautismo de Cristina Campo (Bolonia, 1923-Roma, 1977), el nombre más habitual con el que firmó sus escritos1. Es una obra póstuma, porque hay autores que solo pueden ser póstumos, como lo son el resto de volúmenes editados por sus curadores y tan impecablemente publicados por la editorial Adelphi. Gli imperdonabili (1987) fue el primer ensayo de la serie formada por el volumen dedicado a su obra poética, La tigre assenza (1991), Sotto falso nome (1998) que reúne otra colección de ensayos dedicados a sus autores preferidos (Katherine Mansfield, Virginia Woolf, Borges, Shakespeare, Monicelli, D’Annunzio, T. S. Eliot, Simone Weil, etc.) o aquellos en los que se pueden leer algunas de sus cartas: Lettere a Mita (1999), Caro Bul (2007), Il mio pensiero non vi lascia (2011)2. Traducida al francés (L’impardonnables, Gallimard, 1992), todavía permanecía inédita en castellano, resistente a nuestra lengua, aunque algunos de sus textos ya hubieran sido traducidos, como veremos, sin que por ello su nombre lograra traspasar las fronteras de su territorio lingüístico originario. Y, sin embargo, aquí están finalmente Los imperdonables, una obra que es un modelo de escritura ensayística, por llamarla de algún modo3, en la que literatura y vida se funden y compenetran de tal modo que su lectura se hace imprescindible para quienes necesiten una comprensión que vaya directamente al corazón oculto e invisible de las cosas.
Esta obra póstuma posee un largo recorrido, una larga historia. Como suele suceder con toda reunión de ensayos, la mayor parte de ellos ya fueron previamente publicados en revistas4. No obstante, como pocas veces ocurre, todos ellos están unidos por una idea que los persigue, resultando así un gran texto en cuanto todos se ordenan para construir el libro, producto entonces de un tiempo largo, dominado siempre por esa idea persecutora, asombrosa para el mismo autor por su insistencia y duración. Cristina Campo ya había hecho ese trabajo de editora de su propia obra. En 1962 publicó lo que puede considerarse el predecesor de Los imperdonables, la primera fase de esta obra póstuma. Publicó un libro en la editorial Vallecchi de Florencia con el título Fiaba e mistero, e altre note, «cinco ensayos que, como una suite musical, retornan siempre sobre aquello que desde siempre son sus temas de elección (el destino, la atención, el arcano, la fábula, el símbolo)», que, como indicaba su amigo el germanista Leone Traverso, se proponen una meta altísima, esto es, «la explicación órfica de la tierra»5. Estos cinco ensayos eran: «Fiaba e mistero» —una versión anterior de «Della fiaba» (Acerca de la fábula, en Los imperdonables)—, «Una rosa», «Parco dei cervi» (Parque de ciervos), «In medio coeli» y «Attenzione e poesia» (Atención y poesía). En una carta a su amiga Mita (diminutivo de Margherita Pieracci Harwell) cifra el origen del libro en la música, en los Estudios de Chopin, concretamente el número 7 del Op. 25. Cristina se muestra particularmente satisfecha con uno de los ensayos, «In medio coeli», en el que ve diseñarse el camino de lo que quiere escribir, mientras que, en cambio, dice ya no poder soportar «Diario d’agosto» (primer título de «Parco dei cervi») por sentirlo ya muy lejano6. El libro conoce «el don incomparable del silencio»7; no tiene apenas lectores, sino solo tres o cuatro, pero entre ellos se cuenta Mario Luzi, que le ha escrito «una carta adorable»8. Años más tarde, en 1971, publica una nueva reunión de ensayos ahora bajo el título Il flauto e il tappeto, en la editorial Rusconi. Es esta una segunda fase de lo que serán Los imperdonables. Del anterior rescata «Una rosa», «In medio coeli» y «Della fiaba» (nueva versión de «Fiaba e mistero»), dejando de lado «Parco dei cervi» y «Attenzione e poesia». Estos tres textos forman la primera parte del libro, ordenada en cuatro capítulos. La segunda parte se títula «Les sources de la Vivonne, Notti. 1. La Storia della Città di Rame, 2. Tappeti volanti» (Las fuentes del Vivonne. Noches. 1. La historia de la Ciudad de Bronce, 2. Alfombras voladoras). La tercera parte está formada por «Gli imperdonabili» (Los imperdonables) y «Una divagazione: del linguaggio» (Una divagación: del lenguaje). Y la cuarta parte concluye el libro con «Con lievi mani» (Con leves manos) e «Il flauto e il tappeto» (La flauta y la afombra). Acerca del título de este libro, Cristina Campo le escribió a Mita aclarando que la flauta y la alfombra «son dos imágenes del destino, una según el Salmista (Salmos 37), y la otra según varias tradiciones, siendo, por otra parte, una imagen que aparece también en Hofmannsthal, en la célebre imagen de la alfombra de la vida». Incide en la relación estrecha entre este libro y la música («Quisiera que en realidad no se tratara de un libro de ensayos, sino de un solo discurso en diversos tiempos, como una serie de piezas musicales en las que siempre vuelven los mismos temas y también las mismas palabras»). Añade aquí otra comparación, ahora pictórica: «O una camera picta con los mismos paisajes y personajes vistos sucesivamente y circularmente»9. Después de mandarle el libro a Mita, confiesa que «ahora que está impreso me parece mal escrito en algunas partes, demasiado comprimido, etc. Aunque “Con leves manos” me gusta bastante, dice algo que me parece que tenía que ser dicho»10. Nunca habría de ver la futura versión de Il flauto e il tappeto, justamente Los imperdonables, que hace perfecta justicia a su proyecto: se mantuvo idéntico orden de textos de Il flauto e il tappeto, pero se rescataron muy legítimamente los dos ensayos publicados en la edición de 1962 bajo el título de aquel libro (Fábula y misterio: «Parque de ciervos» y «Atención y poesía») y se añadieron otros cuatro bajo el weiliano título de El sabor máximo de cada palabra: «Acerca de William Carlos Williams» (1961), «Acerca de John Donne» (1971), «Un médico» (1954/1960) y «Homenaje a Borges» (1964), para cerrar el libro con una última parte, titulada «Sentidos sobrenaturales», que integra tres de sus últimos escritos, fechados entre 1971 y 1975, completando así a la perfección las anteriores variaciones musicales o las anteriores escenas de la camera picta.
Los textos de Cristina Campo tienen pocos lectores, pero en quienes los leen puede nacer un sentimiento de extremo reconocimiento e incluso de devoción. Un joven leyó «In medio coeli» y no pudo dejar de escribir a su autora diciéndole: «Le ofrezco mi amistad para todo lo que me quede de vida»11. Lo leyó en español en Sur, la revista fundada en Argentina por Victoria Ocampo en el año 1931, la revista más prestigiosa del país, cuya orientación intelectual se situaba en un constante equilibrio entre la tradición y la más rabiosa actualidad, entre Rabindranath Tagore (gran amigo de Victoria) y Martin Heidegger (¿Qué es metafísica?, traducido ya en la revista solo un año después de su publicación en Alemania). Desvinculada de todo credo religioso y siempre alentada por un liberalismo democrático, la revista Sur incorporó a autores como William Faulkner, André Breton o Virginia Woolf. Con la mirada centrada en Europa, el grupo responsable de la revista (entre ellos, Jorge Luis Borges) se interesará fundamentalmente por el ensayo «considerado como forma de arte y no como vehículo de la crítica literaria»12. En el número 271 de julio y agosto de 1961 aparece «Atención y poesía», traducido por María Zambrano, traducción que hemos incluido en este volumen y que corresponde a la primera publicación de este texto en L’approdo letterario (VII, 13, enero-febrero de 1961) con algunas variantes con respecto a la versión publicada en Fiaba e mistero, e altre note, la misma que la de Los imperdonables. Pudo ser María Zambrano quien introdujo a Cristina Campo en Sur, o bien Héctor Murena, perteneciente al grupo asesor de la revista desde los años cincuenta, y que frecuentaba el cenáculo de Elémire Zolla y Cristina Campo en Roma13. Era la época «de los inicios maravillosos, de plena juventud», en palabras de la propia Cristina, cuando se conocieron todos, el periodo en que ella había comenzado su relación con Zolla, cuando también entró en su vida el gran estudioso del canto gregoriano, el musicólogo y etnólogo, Marius Schneider14; «el periodo extraordinario», en palabras de Zolla, en que «Cristina y yo vivimos revelándonos uno al otro todo lo que en la vida habíamos descubierto»15. El cenáculo era voluntariamente aislado, elitista, ajeno a todo aquello que estaba de moda, lejos de la cultura oficial. Entre los italianos, Guido Ceronetti, Pietro Citati, Elena Croce, Roberto Calasso, Mario Bortolotto y otros; entre los extranjeros, María Zambrano, Ramón Gaya, Héctor Murena, Marius Schneider, el maestro hassídico Abraham Heschel o el padre Ireneo Hausherr16. Entre 1962 y 1966 la revista Sur publicó otros tres ensayos de Cristina que se encuentran en Los imperdonables: «In medio coeli»17, «Les sources de la...