E-Book, Spanisch, 348 Seiten
Reihe: Horizontes Universidad
Lamas Álvarez El mensaje de la obra de arte en los museos
1. Auflage 2023
ISBN: 978-84-19312-79-2
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Una propuesta de redefinición del mundo del arte desde la didáctica
E-Book, Spanisch, 348 Seiten
Reihe: Horizontes Universidad
ISBN: 978-84-19312-79-2
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Victoria Eugenia Lamas Álvarez. Profesora universitaria en el Máster en Metodologías Docentes de la Universidad Nebrija (Madrid) y en los grados en Educación. Doctora en Filosofía por la rama de Estética y Teoría del Arte en las universidades de Valladolid y Salamanca (2019). En 2020 obtuvo la acreditación como profesora contratada doctora por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación Española (ANECA). Es máster en Investigación y Gestión del Patrimonio Cultural, máster en Arquitectura, Arte Sacro y Liturgia; licenciada en Historia del Arte y profesional del violonchelo. Especialista en didáctica del mensaje artístico y nuevas metodologías docentes, es autora de diversos artículos y capítulos de libro en dichos ámbitos. Ha impartido conferencias sobre el tema de esta monografía y sobre innovación educativa en diversas universidades españolas, en Perú, Colombia y El Salvador.
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El museo: historia, principios fundacionales, fines
Las obras de arte dan cuenta de las formas del sentido en el que vidas pasadas, cotidianas o excepcionales, domiciliaron sus existencias [...].
El museo constituye una memoria imposible de subjetivar, acaso el cuerpo material del espíritu de la humanidad, pero ahora domiciliado en un sistema de salas de exhibición.
(ROJAS, 2017, p. 234)
Como en un puzle donde todas las piezas encajan en su contexto, así la formación del actual Museo Nacional de Escultura ha de ser comprendida dentro del devenir histórico de su contexto sociocultural. No podemos reflexionar acerca de la realidad sin un conocimiento previo sobre su origen, su historia y su fin. Este pensamiento lineal es el que guiará nuestra reflexión acerca del problema que nos atañe: el mensaje de las obras de arte contenidas en el Museo Nacional de Escultura.
Comprender la voluntad fundadora, la idea que dio vida al actual ente museal, y ahondar en el camino que recorre en la actualidad nos ayudará a plantear las cuestiones problemáticas que pueden surgir de una realidad tan rica y tan de relieve en el panorama actual: los museos como conservadores y generadores de cultura.
1.1. El devenir histórico de la formación de los núcleos de colección
Si bien profundizaremos en posteriores capítulos sobre el ser de los museos y el espíritu que provocó su nacimiento original y su renacimiento derivado de la Revolución francesa, por ahora nos basta saber que los museos modernos nacen del contexto ideológico de la Ilustración, que se manifestó con diferentes matices según regiones, pero provocó en todas ellas una ola de desamortizaciones que supusieron una serie de cambios fundamentales en el panorama cultural europeo.1
Precisamente, podemos enmarcar el nacimiento de la entidad museográfica que nos atañe en la linde de la historia del Colegio de San Gregorio, principal sede del museo. Su génesis se encuadra en el periodo de transición entre el fin del Antiguo Régimen y la instauración del Estado liberal, en el que no tenían cabida los antiguos estamentos (fundamentalmente monarquía absoluta, nobleza y clero).
El Colegio de San Gregorio, que había sido la institución docente de referencia como colegio de Teología regentado por los religiosos dominicos, y de la cual habían salido importantes personalidades a lo largo de toda la Edad Moderna, se vio afectado por el proceso desamortizador y cerró como tal.
1.1.1. El germen ideológico de la desamortización española: la Revolución francesa
La principal medida de expropiación de bienes de las antiguas clases privilegiadas, la desamortización española, supuso un antes y un después en nuestra historia en cuanto a la manera de entender la cultura y las relaciones del hombre con el conocimiento y el saber.
Sin embargo, antes de comenzar debemos aclarar que nuestro objetivo en este capítulo no es profundizar en el proceso intelectual, sino presentar su historia para la correcta comprensión del desarrollo posterior. Por ello, creemos necesaria una breve parada en la base conceptual de la desamortización española, ya que este camino hacia una centralización de los bienes culturales, por el que pasarán de las manos de las instituciones religiosas a las del Estado para formar posteriormente el núcleo primordial de los museos públicos, no puede comprenderse sin otear, al menos por un instante, lo acaecido en el seno de la Revolución francesa, modelo en la construcción de los estados liberales europeos.
Tomando como referencia a Enrique Martínez en la labor de reconstrucción de los hechos, comenzamos nuestro recorrido desde el hecho de que la Asamblea Nacional Constituyente francesa, el 2 de noviembre de 1789, en plena revolución, decretó la nacionalización de los bienes de la Iglesia. Esta acción, que supuso que los bienes del clero quedaran a disposición de la nación, se decretó con el fin de obtener un provecho económico de este patrimonio (Martínez, 2015, pp. 8-16).
Sin embargo, la rapidez de los acontecimientos que supuso la supresión del feudalismo y el ascenso de clases sociales que jamás habían gestionado dicho patrimonio cultural provocó un vacío legal en la tutela de las colecciones artísticas de la Iglesia.
Desligadas de su contexto ideológico originario, estas colecciones sufrieron el amontonamiento en los depósitos, el tráfico ilegal de la compraventa e incluso el abandono y su consiguiente deterioro en sus mismos lugares de origen que, desprovistos de su uso, fueron condenados a la decadencia. La Revolución francesa, aun cuando enarbolaba el estandarte de la cultura y el progreso, no fue capaz de afrontar la avalancha patrimonial de la que se tuvo que hacer cargo tras la desamortización.
Tras este primer paso, se promulgaron en Francia una serie de decretos que supusieron distintos escalones hacia la conformación de los museos estatales. Así, el 13 de noviembre de 1789 se decretó la realización del inventario de los bienes de la Iglesia. El 19 de diciembre de 1789 se ordenaba la puesta a la venta de estos bienes con el fin de obtener un beneficio económico para el Estado. El 13 de febrero de 1790, tras el expolio material, se suprimían las órdenes religiosas en Francia. Y el 9 de mayo de 1790 se ponían los bienes de la Corona a disposición de la nación y, paralelamente al proceso de desamortización eclesial, se confiscaron las colecciones reales, decidiéndose el 13 de agosto de 1792 que se almacenaran en el palacio del Louvre (Martínez, 2015).
A pesar de los esfuerzos, la falta de coordinación entre las distintas entidades de gobierno, la falta de reacción en los comienzos de la revolución y la gran confusión del momento causaron pérdidas irreparables en el patrimonio cultural desamortizado. Sin embargo, en el ámbito ideológico, la reacción intelectual fue una toma de conciencia sobre la valía de dichos bienes como patrimonio nacional; base sobre la cual comenzará a edificarse la estructura conceptual de la entidad de los museos. Desafortunadamente, las medidas de protección y tutela fueron siempre muy por detrás de los desastres desamortizadores.
1.1.2. El caso español a través del nacimiento del Museo Nacional de Escultura
En España, el proceso desamortizador francés, con sus métodos y errores, se difundió durante la ocupación de los ejércitos napoleónicos (1808-1813) y se repitió después durante las sucesivas desamortizaciones.
La más importante de ellas fue la que llevó a cabo Juan Álvarez Mendizábal, ministro de la regente María Cristina de Borbón, efectuada entre 1835 y 1837. Con el Real Decreto de 25 de julio de 1835 se impulsó el proceso de desamortización, y ya en 1836 se procedió a la nacionalización de los tesoros artísticos de los conventos desamortizados. En dicho decreto (Real Decreto de 25 de julio, 1835), aludiendo a razones aparentemente religiosas (inobservancia de las pequeñas comunidades, aumento excesivo e inconsiderado del número de monasterios, reforma espiritual...) se ordena la supresión de los conventos que no tuvieran al menos doce individuos profesos, los cuales podrían llevarse consigo tan solo los bienes de su uso particular (art. 5), quedando el resto para la «extinción de la deuda pública o pago de sus réditos» (art. 7). Esto supuso prácticamente la desaparición de la mayoría de las agrupaciones monásticas españolas (pues el decreto excluía como miembros computables a postulantes, novicios y demás miembros en formación inicial), ascendiendo a 115 los conventos suprimidos de Valladolid; entre ellos se incluía el Colegio de San Gregorio (entidad que, por su misma naturaleza, contaba mayoritariamente con miembros en formación que no poseían profesión perpetua).
Al igual que en el proceso francés, las desamortizaciones españolas formaban parte de un conjunto de reformas con el fin de la modernización del Estado con las que se propiciaba una cultura laica que, libre de las ataduras de la religión y la nobleza, fuera heredera de la filosofía del Siglo de las Luces. Según María Bolaños, actual directora del Museo, el objetivo de estas medidas era el «dar vida a la utopía de una apropiación colectiva de los tesoros artísticos de los privilegiados, liberarlos de los usos políticos, morales y religiosos, y exponerlos sin trabas a la educación y el disfrute públicos» (Bolaños, 2008b, p. 21). Además, en lo económico, los bienes confiscados servirían para hacer frente a la deuda de la Hacienda pública. Utopía, esta última, que no cumplió las expectativas esperadas.
El aspecto positivo del proceso es que durante estos años se consolidarán las labores de protección y conservación de las antigüedades e irá surgiendo el concepto de patrimonio nacional como legado artístico e histórico de la nación, tal y como veremos cuando en lo sucesivo hablemos sobre el ser de los museos.
Desde su nacimiento, los museos asumirán otras funciones (además de la ya aludida expropiación del uso político, moral y religioso de los tesoros artísticos); entre ellas, la preservación y la restauración de las piezas albergadas en sus instalaciones. Muy pronto, además, se irán añadiendo una serie de servicios complementarios como la creación de una biblioteca con documentación relativa a las piezas o con obras bibliográficas de valor en sí mismo, así como una serie de departamentos administrativos que gestionen la actividad del museo.
Una vez decretada la orden de desamortización, se procedió a su...