Lefebvre | Vivir en la diversidad. Concilium 354 | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 144 Seiten

Reihe: Concilium

Lefebvre Vivir en la diversidad. Concilium 354

Concilium 354 - EPUB

E-Book, Spanisch, 144 Seiten

Reihe: Concilium

ISBN: 978-84-9945-917-2
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



Los recientes debates sobre varios casos de tumultos provocados por la diversidad cultural y religiosa han llevado a infinidad de comunidades a preguntarse sobre cómo vivir conjuntamente en armonía. Durante estas discusiones, un creciente número de pensadores poscoloniales ha abogado por avanzar en un trabajo interdisciplinar e intercultural que ayude a dilucidar dimensiones nuevas con respecto a los enfoques sobre el multiculturalismo, el interculturalismo y la interculturalidad. Este número de Concilium pretender reflexionar sobre esas dimensiones.
Lefebvre Vivir en la diversidad. Concilium 354 jetzt bestellen!

Autoren/Hrsg.


Weitere Infos & Material


Hille Haker*
NUEVA REFLEXIÓN SOBRE
LA SOLIDARIDAD Y LA JUSTICIA
Comenzando con la lamentable ausencia de la solidaridad en la interpretación que se hace en el siglo XXI del concepto «justicia de mercado», la autora explica detalladamente el sendero alternativo, a saber, la dialéctica de justicia y solidaridad. Mientras que la justicia subraya la igualdad de todos, la solidaridad resalta la diferencia y la diversidad. El puente entre los dos conceptos puede hallarse en las recientes reinterpretaciones de la teoría del reconocimiento, que abarca la esfera personal, social y política. Sin embargo, el artículo insiste en un enfoque crítico que adopte como su punto de partida no el reconocimiento, sino el no reconocimiento. «Cinco euros solamente, solo 5 euros», susurraba María, una joven prostituta con mejillas hundidas y pelo desaliñado, mientras se adelantaba desde la oscuridad de un callejón lleno de grafiti en el centro de Atenas durante una reciente noche entre semana. Como un papel azotado por el viento frío y un desperdicio rodando por una acera sucia, Angelos Tzortzinis, un fotógrafo griego, vio a María bajar de precio hasta el equivalente a unos 6,50 dólares. María, que es solamente un pseudónimo, había esperado obtener algo de dinero para comer, y para una nueva droga callejera barata pero peligrosa, que ha aparecido durante la crisis de Grecia, y que garantiza la eliminación de sus penas, aunque solo sea momentáneamente. Con el país camino del quinto año de depresión económica y una tasa de paro juvenil del 60%, cada vez más mujeres y hombres ofrecen sus cuerpos por casi nada para conseguir un poco de dinero. Según el Centro Nacional de Investigación Social, el número de personas que venden sexo ha aumentado en un 150% durante los dos últimos años. Muchas prostitutas han estado vendiendo sus servicios por solo 10 o 15 euros, un precio que ha bajado a la par que los ingresos de los clientes afectados por la crisis. Hay muchas más prostitutas que corren más riesgos de salud por tener sexo sin protección, que venden más caro. Aún más son víctimas de la violencia y de la violación. Ahora ha surgido una nueva amenaza: un tipo de metanfetamina cristalina llamada shisha, por asociación con el narguile turco, pero también conocida como cocaína de los pobres, elaborada con barbitúricos y otros ingredientes, como alcohol, cloro e incluso ácido de batería [...]. La shisha se suele tomar fumada. Pero está aumentando su uso por vía intravenosa; debido a los elementos químicos cáusticos que contiene, un número cada vez mayor de los que la usan terminan en una sala de urgencias. Los expertos en salud afirman que el uso intravenoso está contribuyendo a un alarmante incremento de los casos de contaminación por el virus del sida en toda Grecia, que aumentaron en más del 50% el pasado año desde 2011, dado el mayor número de personas que consumen estupefacientes (New York Times 5/21/2013). La historia de María, que encontramos en un reciente artículo del New York Times, pone de relieve los cambios más novedosos acontecidos en la Unión Europea, a saber, la aparición de la pobreza y las altas tasas de paro en aquellos países más afectados por la crisis financiera, que ahora tienen que afrontar las medidas políticas de austeridad porque, según se dice, son necesarias no solo en nombre de la prosperidad futura, sino también en nombre de la justicia. En efecto, la tesis imperante es que Grecia, España, Portugal, Italia, Irlanda o Chipre, no pueden continuar con sus estructuras económicas nacionales basadas en el capitalismo financiero a menos que demuestren su disposición a asumir las reformas socioeconómicas dirigidas a mitigar sus enormes deudas nacionales. Estas reformas afectan a la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea, incluyendo los ya mencionados, y son necesarias no solo para salvar la eurozona, sino porque también son justas. Aunque estas medidas y la concepción de justicia social que en ellas se encuentra desemboquen en tasas más altas de paro y en el aumento de la pobreza, en una mala sanidad, en el incremento de gente sin vivienda, y también en las divisiones sociales entre los «pudientes» y los «desposeídos», no hay otra solución, al menos no por ahora. Se espera, evidentemente, que, después de un tiempo de recesión, las economías nacionales volverán a prosperar dando una nueva oportunidad a los ciudadanos europeos, incluyendo a los que viven en el «sur» de Europa. Sin embargo, puede que María no viva para ver este futuro, si es que se produce según lo previsto. E incluso aunque viva, ¿podrán curarse alguna vez las heridas de su sufrimiento? ¿O no es mucho más probable que haya perdido una parte considerable del respeto a sí misma, de su reconocimiento social, de su salud y de la capacidad para «integrarse» en un mercado laboral que ciertamente no «asumirá» a los más pobres de los pobres tan fácilmente? Así pues, podemos preguntarnos qué ocurrirá con aquellos que sobrevivan a las drogas de la calle, aquellos que, por entonces, tal vez sufran de contagio del VIH o del sida, y quienes, como María, hayan sobrevivido solamente vendiendo su cuerpo. ¿Qué significa la justicia para María y los millones de mujeres, hombres y niños que forman parte del así llamado bottom billion, es decir, de los más pobres de los pobres, los menos reconocidos y los más menospreciados de la tierra? Hablar de Dios significa expresar el sufrimiento de otros y lamentar la responsabilidad olvidada y la solidaridad rechazada1. ¿Qué significaría para la teología cristiana entender el concepto de solidaridad a la luz de la perspectiva de Metz, es decir, que no hay una teología seria a menos que no preste atención al sufrimiento y se lamente por la responsabilidad olvidada y la solidaridad rechazada? En las reflexiones siguientes, subrayaré brevemente algunos elementos programáticos de una ética política cristiana en línea con la teología política de Metz, con el objetivo de situar nuestra conversación sobre la diversidad en el contexto de la justicia y la solidaridad, en lugar de analizar «meramente» el tema según el concepto liberal de tolerancia entre extranjeros en las sociedades pluralistas. La ética y la teología cristiana que siguen la nueva teología política de Metz adoptan como punto de partida las experiencias negativas de sufrimiento que exigen responsabilidad y solidaridad. Es una ética que critica las prácticas y políticas en las que no hay lugar para la responsabilidad y la solidaridad; es una ética que contextualiza las exigencias éticas recurriendo a sus relatos, como el de María en el artículo del New York Times, personas que no son reconocidas y que son silenciadas e ignoradas por las políticas enfocadas a volver a instaurar el statu quo de una economía de mercado injusta; y es una ética que pretende ofrecer perspectivas constructivas que, procedentes de su propia tradición, contempla una sociedad entendida como una comunidad diversa de justicia y solidaridad. El concepto de justicia que subyace en las políticas que impulsa la Unión Europea, como en la mayoría de las políticas económicas internacionales, con respecto a la pobreza, se define principalmente en términos económicos: se basa más en el «mérito» que es diferente entre los individuos y grupos, que en las necesidades (básicas), que son las mismas para todos, y que se encuentran enumeradas en la declaración de los derechos humanos, y que se extienden desde la necesidad de alimento, casa o trabajo hasta las libertades básicas y la oportunidad de participar en los asuntos sociales y políticos. Sin embargo, las políticas económicas actuales están más orientadas a la estabilidad del mercado que a la estabilidad social, dando como resultado el nuevo concepto de «justicia de mercado» por encima y en contra de la «justicia social». Esa justicia de mercado parece ser estructuralmente indiferente a las consecuencias sociales de las reformas financieras, y la interpretación que en ella subyace de la justicia —la justicia de la posibilidad y la oportunidad basada en el mérito— está casi completamente alejada del concepto de solidaridad. Es una concepción que tiene poco en común con la respuesta judeocristiana al sufrimiento y la promesa del Reino de Dios —una justicia que se fundamenta en primer lugar en la alianza de Dios con todo el pueblo, en segundo lugar, en el reconocimiento fundamental de todo individuo sin que importe lo no reconocido que sea en sus culturas o sociedades, y, en tercer lugar, en la compasión, que exige la transformación del sufrimiento en bienestar, la conversión de la injusticia en justicia y de la exclusión en inclusión—. Este concepto de justicia no se apoya en un contrato económico que, al invocar las mismas reglas para todos, encubre el hecho de tolerar la desigualdad estructural existente en las realidades económicas y sociales del mundo actual. Al contrario, se fundamenta en un contrato social que corrobora la igualdad de todas las personas, independientemente de la diversidad que exista entre ellas, pero al mismo tiempo reconoce el hecho de que algunas de estas diferencias entre las personas se basan en desigualdades que no pueden ser toleradas por sociedades que persiguen la justicia social. Puede que parezca sesgada la breve referencia que estoy haciendo al hecho de que las políticas europeas e internacionales actuales están impulsadas por una concepción económica de la justicia, es decir, una...


Ihre Fragen, Wünsche oder Anmerkungen
Vorname*
Nachname*
Ihre E-Mail-Adresse*
Kundennr.
Ihre Nachricht*
Lediglich mit * gekennzeichnete Felder sind Pflichtfelder.
Wenn Sie die im Kontaktformular eingegebenen Daten durch Klick auf den nachfolgenden Button übersenden, erklären Sie sich damit einverstanden, dass wir Ihr Angaben für die Beantwortung Ihrer Anfrage verwenden. Selbstverständlich werden Ihre Daten vertraulich behandelt und nicht an Dritte weitergegeben. Sie können der Verwendung Ihrer Daten jederzeit widersprechen. Das Datenhandling bei Sack Fachmedien erklären wir Ihnen in unserer Datenschutzerklärung.