E-Book, Spanisch, 672 Seiten
Mann El volcán
1. Auflage 2022
ISBN: 978-84-350-4561-2
Verlag: EDHASA
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, 672 Seiten
ISBN: 978-84-350-4561-2
Verlag: EDHASA
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Klaus Mann, nacido en 1906 e hijo de Thomas Mann, fue un escritor precoz. Ya a los quince años su producción literaria era impresionante; cuarenta piezas de teatro, veinte novelas y otros tantos libros de poemas dan cuenta de la pasión con que concibe la literatura. Autor cosmopolita y agudo observador, a paritir de 1930 se conviritó en uno de los adalides del antifascismo, gracias a su intervención en el Congreso Internacional por la Defensa de la Cultura y a través de las páginas de la revista Die Sammlung (1933-1935). Naturalizado checo e instalado en Estados Unidos desde 1936, partició en la Segunda Guerra Mundial en el departamento de información y propaganda estadounidense, y fue entonces cuando escribió algunas de sus mejores páginas autobiográficas en inglés. En su variado obra, que incluye desde crítica teatral hasta ensayo, diarios, relatos o una biografía de André Gide, destacan las novelas, y entre ellas, sobre todo Mephisto (1936), llevada al cine por I. Szabó, Hijo de este tiempo (1932) y El volcán, escrita en 1939. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, en Cannes, el 21 de mayo de 1949, se suicida con una fuerte dosis de somníferos.
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Prólogo a esta edición1
Una existencia sobre el volcán
La expresión alemana «bailar sobre el volcán» es equivalente a «jugar con fuego», vivir al límite, correr riesgos extremos... Extendiendo un poco la metáfora, podemos pensar también en «vivir mirando al abismo», en palabras de Nietzsche; decía que, si se hacía en exceso, el abismo acababa devolviéndote la mirada. Así puede decirse que fue la vida del segundo hijo de Thomas Mann, él mismo conocedor de la tentación de asomarse al borde del abismo como efecto de una especie de atracción fatal que se cernía sobre toda la familia. Es curioso hasta qué punto encontramos rasgos de carácter de las personas reales proyectados en la ficción que muchos de ellos escribieron, y resulta casi imposible hablar de los vástagos del Premio Nobel sin referirse también a él y sin vincularlos entre sí.
Klaus Heinrich Thomas Mann, apodado «Eissi» y no en vano portador de los nombres de su padre y su tío (a su vez, los dos nombres del padre de ambos), nació el 18 de noviembre de 1906, casi un año exacto después de la primogénita, Erika (9 de noviembre del año anterior), favorita del padre hasta que llegó Elisabeth, «la niñita», en 1918. Sin ser Klaus nunca su ojo derecho precisamente, el padre dice de él en sus diarios que «Eissi es el más dulce de nuestros niños, con todos mis respetos hacia la sensata Erika»; y, ya de adulto, elogiaría en alguna ocasión su valor (por ejemplo, por reconocer su homosexualidad sin tapujos desde muy joven) y su talento, si bien Klaus recuerda en su segunda autobiografía (El punto de inflexión [Der Wendepunkt], de 1942) que la máxima expresión de cariño que le dedicó su padre fueron, en una despedida, estas palabras: «Vuelve a casa, si eres desgraciado», como dando por hecho que, sin lugar a dudas, lo sería. Hoy que conocemos en detalle las vidas y obras de ambos, cabe interpretar estas palabras como que «el Mago» –así apodaban a Thomas Mann sus hijos, aparte de T. M. (sic)– adivinaba en su hijo todos aquellos peligros de los que él consiguió escapar mejor (y mejor también que los personajes de sus novelas, a menudo proyecciones de ese peligro mortal).
En su biografía familiar, Marianne Krüll señala la sensación de desamparo y de terror a la oscuridad que marcó a Klaus por la conciencia tempranísima de la «cercanía de la muerte»,2 que él mismo describe en su primera autobiografía (Hijo de este tiempo, de 1932). Los terrores infantiles de Eissi (a quien Erika metía más miedo todavía, contándole historias macabras con las que él, a su vez, atormentaba luego a Golo, tres años menor), no sólo fueron fruto de su desbordante imaginación, sino también de la ausencia real de la madre, Katia, quien prácticamente desde el nacimiento de Monika, en 1910, tuvo que pasar casi dos años de repetidos ingresos en sanatorios de los Alpes por problemas de tuberculosis.3 Los cuatro hermanos, aún muy pequeños, pasaban el día solos, a cargo de niñeras autoritarias y nada cariñosas, en la casa de campo de Bad Tölz, con mucho miedo de no volver a ver su madre; miedo reforzado porque, en enero de 1909, había fallecido en circunstancias dudosas el hermano preferido de ésta, su tío Erik Pringsheim, al que todos querían mucho;4 y, además, en 1910 se suicidó la tía Carla, una de las hermanas del padre (aunque estaba más unida a Heinrich). Carla había fracasado como actriz y era adicta a la morfina, y no pudo superar un fracaso amoroso que no era el primero ni el segundo. De ninguno de estos casos se quería hablar en la casa, pero el tabú no hizo sino impregnar de oscuridad el ambiente familiar, alimentando las fantasías truculentas y el desasosiego vital que marcó, más que a ninguno, a Klaus.
En 1915, estuvo él al borde de la muerte, desahuciado después de una cruenta operación de urgencia de peritonitis, aunque sobrevivió gracias a que su madre, ya recuperada y en casa hacía un par de años, pasó la noche entera dándole friegas con agua de colonia para bajarle la fiebre; tal vez el pequeño vivió aquella noche, de manera subconsciente, como la anhelada muestra de amor y señal de que vivir merecía la pena.5 Thomas Mann recoge el dolor ante la idea de perder a Eissi en El cantar de la niñita, de 1918:
Cuando el mayor, aquel niño especial, tan hermoso,
vio de cerca la muerte, sometido al bisturí del cirujano,
abiertas las entrañas, convertido en muñequito de madera
el que antes bullía de vida, inconsciente y a punto de
[perderla,
casi se me parte el corazón con tan amargo sufrimiento,
y lloramos juntos la madre y yo [...]6
Sin embargo, ésta es una obra menor, y para Klaus tiene mucho más peso la mala imagen que el padre ofrece públicamente de él y de Erika en Desorden y dolor precoz (Unordnung und frühes Leid), de 1926. La descripción del personaje del hijo del escritor protagonista como un joven payaso que aspira a ser bailarín, pero que es tan flojo que no alcanza ni a tomar conciencia de su propia falta de talento, dolió a Klaus hasta el punto de escribir él, en revancha, la Novela de niños (Kindernovelle), que se desarrolla en una constelación familiar de sospechosa semejanza con la suya, pero en la que el padre ha muerto. Luego nunca llegaría a matarlo del todo, ni en la realidad ni en la ficción, pero aquí se agranda una brecha entre ambos que ya llevaba años abierta.
Uno de los motivos era que, desde adolescentes, tanto Klaus como Erika prefirieron la bohemia, el teatro y vivir la noche muniquesa a emprender una trayectoria ordenada y terminar el bachillerato (los únicos que estudiaron e hicieron una brillante carrera académica fueron Golo y Elisabeth, «la niñita»); pero como también Heinrich y Thomas habían sido pésimos estudiantes, nada pudo impedirles trasladarse, para empezar, a Berlín, y lanzarse a los escenarios con cierto éxito.
Se hacían pasar por mellizos y a menudo iban disfrazados, ambos de hombre o ambos de mujer, llevaban el mismo corte de pelo, posaban en la misma postura, jugando a los dobles, y cabe imaginar que se intercambiarían la ropa, pues por las fotos se ve que se habían asimilado hasta el punto de ser confundidos (es más, Erika es de complexión algo más atlética y un poco más alta que su hermano). Empezaron a actuar en obras escritas por Klaus como Kaspar Hauser (1924) o Anja y Esther (de 1925). Al grupo se habían sumado las hijas de dos célebres dramaturgos del momento, Thea Sternheim y Pamela Wedekind, con quien Klaus se comprometió en 1924, aunque nunca llegaron a casarse,7 entre otras cosas porque él era homosexual y nunca había tratado de ocultarlo. Todo el mundo lo sabía desde la publicación de su primera novela: La danza piadosa [Der fromme Tanz], de 1925. Erika sí se casaría en 1926 con otro miembro de la cuadrilla: Gustaf Gründgens, quien sin duda lo hizo por interés, pues también era homosexual. Se convertiría en uno de los actores de moda en los años treinta y, más adelante, inspiraría el personaje principal del Mephisto de Klaus.
Es evidente que Erika y Klaus no podían vivir el uno sin el otro y lo hacían todo juntos. Ninguno tuvo nunca una pareja estable,8 aunque tampoco existen indicios de una relación indebida entre ellos. El tema del amor entre hermanos y del peligro que supondría un roce físico está muy presente en las obras de Klaus; sobre todo en Hermanos [Geschwister], su versión teatral de Les enfants terribles de Jean Cocteau (1930), con la que escandalizaron a los burgueses, en especial a sus padres, y triunfaron sobre los escenarios junto con Pamela y Gustaf, y en Encuentro en el infinito [Treffpunkt im Unendlichen], de 1932. En su caso, más se trata de una simbiosis propia de muchas parejas de gemelos y mellizos: juntos recorren el mundo –van a Italia, a Londres y a París, a América, a España, al norte de África...– y escriben varios libros a cuatro manos: Rundherum. Ein heiteres Reisebuch (Una vuelta al mundo) publicado en 1929; Das Buch von der Riviera (El libro de la Riviera), de 1931; Escape to Life. Deutsche Kultur im Exil [Huida hacia la vida. La cultura alemana en el exilio], de 1939 y The Other Germany [La otra Alemania], en 1940.
En uno de sus muchos viajes visitan Marruecos, donde Klaus amplía sus experiencias con las drogas, sus más fieles compañeras de vida. Para vencer la angustia y el insomnio, recurre a las drogas; para poder sacar adelante el imponente volumen de trabajo de cada día, recurre a las drogas; para mantenerse despierto y animado durante las imprescindibles salidas nocturnas, recurre a las drogas. Con ellas encadena desengaños amorosos, un motivo más que le quita el sueño, pero tiene montañas de trabajo... Se mueve como un auténtico poseso en un círculo vicioso, en una constante «danza sobre el volcán».
En cierto modo, este amor por los viajes y la vida inestable también fue una manera de huir de un entorno familiar muy burgués y, una vez más, marcado por muertes trágicas: en 1927 se había suicidado otra de sus tías, Lula (por ahorcamiento), la «pareja» de Thomas, por así decirlo. En esos años del ascenso del...