E-Book, Spanisch, Band 346, 208 Seiten
Reihe: Espiritualidad
Moreno de Buenafuente Las perlas del tesoro
1. Auflage 2025
ISBN: 978-84-277-3238-4
Verlag: Narcea Ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
Parábolas en el Evangelio de san Lucas
E-Book, Spanisch, Band 346, 208 Seiten
Reihe: Espiritualidad
ISBN: 978-84-277-3238-4
Verlag: Narcea Ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
ANGEL MORENO, de Buenafuente es sacerdote secular, capellán del Monasterio cisterciense de Buenafuente del Sistal (Guadalajara) y párroco de los pequeños pueblos del entorno. Especialista en Teología de la Vida Espiritual, ha publicado numerosos libros, varios en esta misma colección, relacionados con la vida espiritual desde una dimensión experiencial y contemplativa.
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Introducción
“Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas” (Mt 13, 1-3).
“Les decía en parábolas”
(Mc 3, 23).
“Se puso a hablarles en parábolas”
(Mc 12, 1).
“Habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo en parábola”
(Lc 8, 4). (Mt 13, 10-11; 33-35).
Aunque las parábolas son un género literario de la Sagrada Escritura que desarrolla una enseñanza con un ejemplo más o menos real, sin embargo la Biblia no es cuento. Toda la Sagrada Escritura está compuesta de cartas, poesías, historias, profecías…, pero todos sus libros son Palabra de Dios.
En la Biblia se narra la Historia Sagrada del pueblo escogido por Él, y conducido por su mano a través de legisladores, jueces, profetas, y sacerdotes. De sus setenta y dos libros, nos resuenan aquellos pasajes en los que se describen los llamados metarrelatos, o grandes relatos, narraciones a manera de historias concretas, que se encuadran en el género literario narrativo, una de las formas de transmitir la revelación, para que se quede grabada en la memoria colectiva del pueblo, sobre todo cuando la transmisión de la revelación era oral.
Sabiendo esta tradición, se comprende mejor, a la hora de exponer las enseñanzas de Jesús, el estilo narrativo y parabólico, en el que escriben los evangelistas, sobre todo los sinópticos.
En los Evangelios, dentro del estilo narrativo, encontramos la descripción de los hechos relacionados con el Nazareno, y a su vez las enseñanzas o dichos suyos. En muchos casos los evangelistas utilizan la referencia a los acontecimientos históricos, pero en otros casos, como eco de la pedagogía del Maestro, toman los ejemplos de la vida cotidiana y doméstica que Él puso, para transmitir la Buena Nueva de la salvación, de forma más inteligible y pedagógica.
Los tres Evangelios sinópticos concuerdan en señalar la forma en la que Jesús hablaba a la multitud, a las autoridades, y a los mismos discípulos. Como buen maestro y pedagogo sabía escoger ejemplos de la vida diaria, para hacer más comprensible su enseñanza.
Usaba las parábolas, lenguaje sencillo y alegórico, con ejemplos de la vida cotidiana, para que fácilmente se grabara su doctrina en la memoria de los oyentes. Incluso el Cuarto Evangelio alude a la figura del “Buen Pastor” (Jn 10) y a la imagen de la viña y los sarmientos (Jn 15), con clara resonancia de los textos parabólicos de los Evangelios sinópticos. Hasta se puede leer la boda de Caná de Galilea (Jn 2), como relato profético y simbólico, y aunque en el fondo haya un acontecimiento histórico, cabe descubrir en el relato un anticipo de la Pasión del Señor. En los otros Evangelios, aunque no se cita la boda de Caná de Galilea, se alude en varias parábolas a escenas relacionadas con la participación de Jesús en un banquete o a acontecimientos en los que hay referencia a la comida como imagen reveladora de la enseñanza que se desea transmitir.
De entre todos los textos parabólicos, en este libro nos fijaremos especialmente en las parábolas del Evangelio de san Lucas, por ser las más relacionadas con el mensaje entrañable y misericordioso que predica Jesús. En la introducción a este Evangelio, “Lucas pone de relieve cómo la doctrina de Jesús y su Evangelio es para todos, judíos y griegos, y destaca el mensaje del Dios-Amor misericordioso para con los pecadores; de ahí que se le conozca como Evangelio de la misericordia”.
PARÁBOLAS
Aunque nos fijamos principalmente en las parábolas del Evangelio de san Lucas, en algunos casos las relacionamos con las de los otros Evangelios, concordancias que se convierten en argumento de mayor autenticidad al ser imágenes que reiteran las que utilizó Jesús en sus discursos. Por ejemplo, si los cuatro Evangelios aluden a la imagen del pastor, de la viña y de la comida, la certeza de que Jesús tomó estas referencias es más evidente. Esto no significa que si un solo Evangelio cita una imagen o narra una parábola sean menos auténticas.
Al observar el contenido de los ejemplos, que pone Jesús para transmitir la Buena Nueva, constatamos parábolas relacionadas, unas con el cultivo agrícola, otras con trabajos domésticos y, sobre todo, muchas como ejemplos de misericordia. Si nos detenemos más concretamente a considerar el contenido de estas enseñanzas, varios textos aluden a las labores del campo. “La oveja perdida” (Lc 15, 3-7), “El árbol que se conoce por su fruto” (Lc 6, 39-44), “El proceso de la semilla” (Lc 8, 4-15), “El grano de mostaza” (Lc 13, 18-21), “El trabajo de los viñadores y del labrador” (Lc 20, 9-18); son imágenes que demuestran el conocimiento que Jesús tuvo de las tareas del campo y que lo relacionan con una cultura rural y agrícola.
No hay constancia de que Jesús trabajara en el campo; sin embargo, los ejemplos que pone en sus enseñanzas demuestran su observación e inserción en una cultura rural agrícola y ganadera. De ello, se desprende que era una persona familiarizada con la cultura de su época y testimonio de inculturación para quienes tenemos la misión evangelizadora.
Otro grupo de parábolas incide más en los trabajos domésticos, como son mantener “La lámpara encendida” (Lc 12, 35-48), barrer la casa para buscar “La dracma perdida” (Lc 15, 8-10), las relacionadas con la comida y el banquete… y otras, que demuestran que no era ajeno a las labores que veía hacer a su madre, e incluso debemos suponer que colaboraba en ellas (Lc 13, 20). Siempre cabe imaginar a Jesús en el día a día como un vecino más de Nazaret. Sorprenden los ejemplos domésticos a los que se refieren las enseñanzas de Jesús, y que demuestran su conocimiento y destreza en las labores de casa, como es el trasiego del vino (Lc 5, 37-39), la artesanía de hacer el pan, incluso cómo remendar un manto (Mc 2, 21). Los ejemplos de la lámpara encendida, del agua o de la forma de comer que se proponen en las parábolas no son ejemplos artificiales, sino de la vida diaria. Jesús no lucubra con conceptos abstractos, sino que habla de forma sencilla, directa, con referencias a la vida social, familiar y personal.
El Evangelio de san Lucas destaca los textos en los que se ofrece el perdón y la misericordia, como se manifiesta en las parábolas de “La oveja perdida” (Lc 15, 4-7), “La dracma perdida” (Lc 15, 8-10). “El hijo pródigo” (Lc 15, 11-32), “El fariseo y el publicano” (Lc 18, 10-13), “Los invitados al banquete” (Lc 14, 16-24), “La suerte de los viñadores” (Lc 20, 9-16), “el buen samaritano” (Lc 10, 30-37).
Este núcleo de las enseñanzas de Jesús se convierte en mensaje esencial del Evangelio. Demasiadas veces citamos los textos sagrados para juzgar, condenar, criticar, cuando Jesús los emplea para atraer, acoger, perdonar, abrazar, amar…
JESÚS DE NAZARET
Al Nazareno se le ha relacionado tradicionalmente con el trabajo artesano de la madera, herencia recibida de san José. Actualmente, los escrituristas se inclinan por ver a Jesús en trabajos de albañilería más que de carpintería. Se apoyan sobre todo en el término griego t??t?? (tékton), según el evangelista san Mateo, de donde viene la palabra arquitecto, y en la situación laboral de su época, en la que se estaba construyendo la capital romana de Galilea, Séforis, ciudad distante unos cinco kilómetros de Nazaret, con posibilidad de ir y de volver cada día del trabajo a casa y viceversa. Con esta exégesis se explican mejor los ejemplos relacionados con la construcción a los que se refiere Jesús. Quien escucha la Palabra de Dios y la cumple “se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida” (Lc 6, 48).
Y, en otro lugar: “¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: «Este hombre empezó a construir y no pudo acabar»” (Lc 14, 28-30).
Él mismo personaliza la imagen: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular” (Lc 20, 17). Y funda la Iglesia sobre piedra: “Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará” (Mt 16, 18).
Mas el ejemplo al que alude Jesús sobre el sembrador y los distintos procesos de la semilla, permiten comprender la relación que el Nazareno tuvo con las labores del campo. En su enseñanza se refiere a los trabajos agrícolas: “La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc 10, 2). Se fija en los sembrados, en los que aparece la cizaña (Mt 13, 24-30). Narra los trabajos en la viña (Lc 20, 10-16), como es la poda (Jn 15, 2) y la recolección (Lc 12, 16-17). Conoce los útiles del trabajo, como son la podadera y el arado: “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios” (Lc 9, 62).
En los Evangelios no consta que Jesús trabajara directamente como agricultor, pero el ambiente en el que vivió era agrícola (Mc 4, 2-20) y de pastoreo (Lc 17, 7). Una vez que se instaló en Cafarnaúm,...