E-Book, Spanisch, 255 Seiten
Vetere / Dallos Apego y Terapia Narrativa: un modelo integrador
1. Auflage 2012
ISBN: 978-84-7112-689-4
Verlag: Ediciones Morata
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
E-Book, Spanisch, 255 Seiten
ISBN: 978-84-7112-689-4
Verlag: Ediciones Morata
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
El interés profesional por la teoría del apego sigue creciendo y evolucionando a lo largo de los años. Al mismo tiempo las aproximaciones desde la teoría narrativa van ganando terreno. Este libro explora cómo las ideas basadas en la teoría del apego, pueden utilizarse en la práctica clínica a través de la detallada exposición de distintos enfoques clínicos.
La obra muestra a los profesionales cómo aplicar la terapia narrativa vincular, un enfoque integrador, que surge de la relación de tres sistemas de pensamiento de la psicoterapia: La teoría de los sistemas, la teoría del apego y la teoría narrativa.
A través de ejemplos clínicos, los autores muestran cómo llevar a la práctica la terapia narrativa vincular en distintos contextos y con diversas problemáticas como por ejemplo: adicciones, problemas alimentarios, pérdida y duelo, trauma y disociación, amor y sexualidad.
Este libro proporciona una guía práctica para los profesionales de la salud mental, incluyendo a los terapeutas de familia, psicólogos infantiles y para adolescentes, psicólogos de adultos, psicólogos clínicos, trabajadores sociales, etc. Ya que les ayuda a aplicar el enfoque narrativo vincular en diversos contextos.
Arlene Vetere es Ayudante de dirección del doctorado de psicología clínica en la Universidad de Surrey y terapeuta de familia. Durante unos años ha sido presidenta de la Asociación Europea de Terapia de Familia.
Rudi Dallos es Director del programa de doctorado en psicología clínica de la Universidad de Plymouth , también trabaja como psicólogo clínico y está especializado en la intervención con adolescentes .
Autoren/Hrsg.
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CAPÍTULO PRIMERO Introducción La emoción es un elemento primordial del sistema que organiza la interacción entre personas íntimas. (JOHNSON, 1988, pág. 3.) En nuestros respectivos contextos terapéuticos clínicos, los dos hemos sentido la necesidad de poder recurrir a modelos que se ajusten mejor a nuestra experiencia de trabajo con parejas y familias. En nuestras sesiones, los miembros de la familia muestran a menudo intensos sentimientos: rompen a llorar, sienten una profunda vergüenza, se exaltan, se gritan y acusan mutuamente, y a veces se levantan y se van. En nuestros primeros días, a veces nos preguntábamos qué sería lo que quizás hacíamos mal para haber suscitado o agravado sus sentimientos. La formación inicial de Rudi DALOS (RD) seguía el espíritu de terapias más bien “frías” y posteriormente la de Milán, donde parecía que la terapia familiar consistía en ser inteligente y participar en una especie de lucha con las familias. Las primeras ideas de Milán se desarrollaron para trabajar con problemas extremos, por ejemplo, los trastornos alimentarios prolongados y los problemas psicóticos duraderos, y se basaban en el supuesto de la superimplicación de los miembros de la familia. Al mismo tiempo, estos enfoques, sobre todo en las complejas manos de quienes les dieron vida, como Paul WATZLAWICK y cols. (1967), el equipo de Milán (PALAZZOLI y cols., 1978), Jay HALEY (1987) y John WEAKLAND (1982), con frecuencia revelaban también un profundo sentimiento de impotencia, aceptación, diversión, burla benigna y comprensión de las familias y sus problemas. Paulo BERTRANDO (2007) lo expresa bellamente cuando describe lo que a menudo no se dice, sobre todo en las explicaciones por escrito, de cómo trabajan los terapeutas en los diferentes modelos de terapia familiar: El terapeuta especialista en el estilo de Milán nunca olvidaba las experiencias vitales concretas ni los tonos emocionales de la situación del cliente, y se ajustaba a ellos, pero es difícil transmitir y enseñar tal sensibilidad únicamente con el lenguaje escrito, donde el sesgo ideológico se hace más fácil. (BERTRANDO, 2007, pág. 11.) No decimos que estemos libres de “sesgo ideológico”, pero tomamos nota de las observaciones de BERTRANDO y esperamos considerar en este libro algo de lo que no se ha dicho, especialmente en relación con el papel de los sentimientos y el apego en la psicoterapia de familia y de otros tipos. La formación inicial de Arlene VETERE (AV) fue en el sistema estructural, que se desarrolló para ayudar a las familias con problemas de desconexión emocional y de autoridad parental. Los dos conservamos el interés por la teoría y los métodos estructurales, en cuyas sesiones no solo se aceptaban más los sentimientos y su expresión, sino que algunas de sus técnicas, como las de escenificación e intensificación, iban dirigidas específicamente a despertar sentimientos fuertes que contribuyeran a provocar y alentar el cambio. Sin embargo, en el Reino Unido parece que esta forma de trabajar más orientada y emocional estaba anticuada, aunque posiblemente está mostrando signos de renacimiento. Es interesante observar que el enfoque estructural guarda relación también con algo muy importante que hemos experimentado en los años que llevamos trabajando con familias: las situaciones en que los miembros de la familia intentan no mostrar sentimientos y no los muestran; más exactamente, aquellas en que parece que intentan tapar, esconder, negar o camuflar sus sentimientos aunque nosotros, los terapeutas, podemos sentir físicamente ciertas tensiones no expresadas pero presentes en la habitación. Es curioso que lo que se dice con menor frecuencia sea que los primeros pioneros de diversas escuelas fueron grandes narradores. Quizás la terapia narrativa no se inventara en los pasados años noventa, sino que todos los buenos terapeutas adquieren la destreza de escuchar e hilvanar con las personas y las familias historias que curen. Este libro se asienta en nuestra integración de ideas de la terapia familiar sistémica, las terapias narrativas y la teoría del apego (VETERE y DALLOS, 2003; VETERE y DOWLING, 2005; DALLOS, 2006a). En el capítulo siguiente repasaremos nuestro intento de aunar estos sistemas, y también algunos avances que hemos hecho en él. Pero un importante punto de atención de este capítulo es la consideración de nosotros mismos en el proceso terapéutico: la que podríamos denominar una postura reflexiva. En las teorías psicodinámicas, nos podemos referir a los sentimientos que experimentamos al trabajar con familias en términos de transferencias o proyecciones e identificaciones. En el uso que hacemos de la teoría del apego, queremos pensar en nuestras propias experiencias de apego y en cómo configuran nuestra forma de responder emocional y cognitivamente a las parejas y las familias. Aunque en la teoría del apego la actitud reflexiva no ocupa un primer plano, con nuestros intentos por aplicarla a la terapia queremos defender que es muy compatible con ese enfoque. Algunos terapeutas, por ejemplo JOHNSON (2004), consideran que los sentimientos y su expresión son la dinámica fundamental de la terapia de pareja y la familiar. Para poder experimentar estos sentimientos, reconocerlos y actuar sobre ellos, debemos estar físicamente presentes en la habitación: no dejar que nos abrumen, pero tampoco negarlos ni distanciarnos de ellos. Esta postura tiene profundas implicaciones para nuestra manera de formar a los terapeutas de pareja y los de familia. A veces nos damos cuenta de la incomodidad del futuro terapeuta ante los sentimientos fuertes, un desasosiego que le lleva a intentar calmar, sosegar y restar importancia demasiado pronto a los sentimientos fuertes, con lo que se niega a los miembros de la familia la oportunidad de ampliar y esclarecer su propia respuesta. Decidimos escribir este libro para complementar Attachment Narrative Therapy (DALLOS, 2006a). Fue un intento de reunir ideas de las terapias sistémica y narrativa con ideas de la teoría del apego. Aunque su título sugiera una “nueva” forma de terapia, la intención no era tanto ésta como la de esbozar una emergente integración de ideas de los diversos enfoques. En las primeras páginas del libro de 2006, se perfila una serie de temas clínicos y teóricos como pau-tas del desarrollo de la terapia narrativa de apego (TNA): Teoría y terapia sistémicas Corren el peligro de olvidar la experiencia emocional individual. Carecen de una perspectiva evolutiva. Los recientes sistemas narrativos y de terapia familiar descuidan los patrones de interacción y de comunicación. Unido a lo anterior, ha habido escaso interés por considerar la relación que pueda existir entre los patrones o estilos particulares de interacción familiar y los diferentes tipos de problemas. Posiblemente, la revolución que la terapia sistémica supuso para el pensamiento (VETERE y DALLOS, 2003; DALLOS y DRAPER, 2005) nos llevó a poner tanto énfasis en los patrones y los procesos, que empezamos a pasar por alto la naturaleza de las experiencias individuales emocionales de las parejas y las familias, y a no tener en cuenta cómo se desarrollan las diferentes identidades y personalidades. La persona corre el riesgo de perderse en la complejidad del debate sobre el contexto, los procesos y los patrones. La teoría y la terapia narrativas Como ocurre con la teoría sistémica, los planteamientos de la terapia narrativa generan algunas preguntas engorrosas: ¿Cómo se desarrollan las narrativas de las parejas y las familias? ¿Las personas tienen diferencias evolutivas en su capacidad/”destreza” narrativa? ¿Cuáles son los vínculos entre las narrativas, los sentimientos, los sucesos y los patrones familiares? ¿Cómo se conceptualizan las relaciones? Planteamos algunas preguntas importantes sobre estos sistemas, por ejemplo: ¿el énfasis en el lenguaje y la narrativa presupone que la medida en que somos capaces de situar nuestras experiencias en las narrativas es una destreza compleja, que se desarrolla gradualmente a lo largo de la infancia, y necesita ser alentada y nutrida, y para algunas personas puede ser evolutivamente limitada? También podemos ver una necesidad de entender los procesos y experiencias de aprendizaje que fomentan o dificultan el desarrollo de habilidades o estilos narrativos, por ejemplo, para nosotros es importante considerar el impacto del trauma continuo en el desarrollo por parte del niño de la capacidad de narrar sus propias experiencias. Como terapeutas debemos reconocer cómo y por qué los miembros de la familia han llegado a desarrollar unos estilos narrativos en los que se excluye la contribución de los sentimientos, los apegos y las relaciones a los problemas. Tal reconocimiento nos puede ayudar a hablar con ellos para construir narrativas más abiertas y mantenernos centrados en la importancia de las relaciones. La teoría del...