Ciferri / Di Colli | Pequeña historia de la economía | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, Band 19, 176 Seiten

Reihe: Las Tres Edades / Nos Gusta Saber

Ciferri / Di Colli Pequeña historia de la economía

Desde el trueque hasta la prima de riesgo

E-Book, Spanisch, Band 19, 176 Seiten

Reihe: Las Tres Edades / Nos Gusta Saber

ISBN: 978-84-16465-49-1
Verlag: Siruela
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



¿Por qué se producen las crisis financieras?¿Por qué son importantes los impuestos? ¿Qué es el desarrollo sostenible? ¿Y la prima de riesgo?
A través de divertidas entrevistas imaginarias a los pensadores económicos más importantes de los últimos siglos, descubriremos las ideas fundamentales de la economía y qué son el mercado, las empresas, el PIB, cómo funciona la deuda, qué es la tan nombrada Bolsa, entre otros conceptos. Un extraño hombre prehistórico nos implicará en sus negocios, acompañaremos a mercaderes de telas en sus fascinantes viajes por el lejano Oriente, asistiremos al nacimiento de prósperas empresas y, con Adam Smith, Karl Marx, John Maynard Keynes y Milton Friedman, comprenderemos las bases económicas que rigen nuestro día a día.Un acercamiento atractivo, sencillo y divertido que proporcionará a los más jóvenes (¡y también a los adultos!) una formación económica básica.
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Capítulo 2
COMO UNA MANO INVISIBLE Del intercambio al mercado Hemos visto cómo en la prehistoria Arud y Cedro trabajaban para obtener lo que sus familias necesitaban y cómo, en caso necesario, podían intercambiar bienes para satisfacer posibles deseos. El mecanismo del intercambio y de la elección de un bien —la moneda— para utilizarlo como medio de pago dio lugar, con el paso del tiempo, a una evolución muy concreta que podemos definir como proceso de especialización del trabajo. Lo que sucede es que a medida que el intercambio de bienes se va volviendo más eficiente, resulta que a cada persona cada vez le conviene más especializarse en la producción de un bien, intercambiar este bien por moneda y, en última instancia, usar la moneda para obtener otros bienes.   Todos a trabajar La especialización del trabajo implica la subdivisión de la población en distintas categorías: el trabajador, es decir, el que «presta» su trabajo para producir los bienes y los servicios que necesita la comunidad; y el empresario, aquel que, como hemos visto, organiza el trabajo con el fin de obtener un beneficio de dicha producción. Tanto los trabajadores como los empresarios son además, al mismo tiempo, consumidores: consumen algunos bienes que desean, no necesariamente aquellos que producen, usando para ello el dinero. ¿De dónde viene este dinero? Es sencillo: los trabajadores reciben un salario (o sueldo) por el trabajo realizado. Los empresarios obtienen un beneficio de su empresa cuando vende los productos en el mercado.   Cedro y Cía. Pero ¿de verdad es todo tan sencillo? Para averiguarlo, imaginemos que tenemos un artilugio capaz de transportar a alguno de los personajes que hemos conocido en el capítulo anterior hasta nuestros días. Introduzcamos en la máquina del tiempo a Arud, Cedro, el rey Creso, Francesco y Valerio, Jorge y Esteban, Juan, Pedro y Marcos, y pongámosla en marcha. Después del intercambio realizado con Arud, Cedro comprende que su cosecha tiene un gran valor porque es uno de los mejores agricultores de la zona. Tratemos de comprender qué idea tiene en la cabeza. —No se encuentran patatas como las mías en mil kilómetros a la redonda. Chicos, ¡estoy preparado para hacer las cosas a lo grande! —¿Qué te ronda por la cabeza, Cedro? —Quiero montar una granja agrícola y cultivar muchas otras hortalizas. ¡Toneladas de hortalizas! —¡Buena idea! Cuantas más hortalizas tengas, mayores serán tus posibilidades de intercambio, ¡muy bien! Pero ¿cómo vas a conseguir hacerlo tú solo? —No lo haré solo, quiero contratar trabajadores. Ese muchacho que está tan obsesionado con comprarse un videojuego, por ejemplo. Y ese otro que quiere terminar su álbum de cremas. —De cromos, Cedro... De todas maneras, las dos personas que necesitas se llaman Juan y Esteban. —Bueno, entonces Juan y Esteban podrían trabajar en mi granja y recibir un salario mensual con el que podrían comprar el videojuego y los christmas... —Los cromos...   ¡Alto! ¡Un momento! ¿Cómo van a trabajar Juan y Esteban con Cedro, un hombre prehistórico? Recordad que estamos utilizando nuestra máquina ultratecnológica para viajar un poco con la imaginación. Entonces, ahora Cedro tiene dos empleados que trabajan para él. Pero ha pasado por alto una cosa muy importante: no tiene herramientas para cultivar las hortalizas. ¡Menudo problema! ¿Se nos habrá fastidiado ya el plan? Quizá no. Tenemos a Francesco y Valerio, que han decidido dedicarse a prestar dinero a la gente. En la práctica, son un banco. De modo que Francesco y Valerio prestan dinero a Cedro para que comience su actividad: una granja agrícola. ¿Quién ha dado dinero a los dos amigos florentinos? Bueno, algunas personas, entre las que hay que contar a Pedro, que había ahorrado sus 100 euros. Los banqueros han prometido a Pedro pagarle con intereses y él está muy contento de ganar algo. La granja de Cedro, que se llama Cedro y Cía., puede ahora empezar a trabajar: ya tiene trabajadores y maquinaria para cultivar. Una vez recolectadas todas las hortalizas, Cedro y Cía. se enfrenta a otro gran problema: encontrar un mercado en el que vender sus productos. Aquí entra en escena nuestro amigo Jorge. Jorge no sabe cazar ni cultivar la tierra, pero se le da de maravilla cambiar cromos con sus amigos. En pocas palabras, tiene olfato para los negocios: ¡es un vendedor nato! Siempre consigue hacer coincidir las necesidades de quien tiene que comprar un bien y de quien lo posee o lo quiere vender. Y por eso ha montado un pequeño puesto donde la gente puede comprar algunos productos. ¿Qué vende Jorge? Principalmente, las hortalizas que produce Cedro y Cía., pero también la carne que Arud le lleva tras sus largas batidas de caza. Jorge le compra las verduras a Cedro y la carne a Arud. Luego las vuelve a vender (a un precio un poco más alto) a otras personas, entre las que se cuentan Juan y Esteban, que con su salario pueden comprar alimentos. Y también se las vende a Francesco y Valerio, que con los beneficios de su actividad bancaria tienen dinero para poder gastarlo en el mercado.   ¿Y el rey Creso? Su papel, como ya sabemos, es emitir la moneda y garantizar con su sello que dicha moneda será aceptada por todos los habitantes de nuestro extraño país.   ¿Lo veis? Cada uno de nuestros amigos se ha especializado en lo que mejor sabía hacer, o en lo que en un momento específico le convenía más.   A través de la especialización del trabajo y del mecanismo de los intercambios cada uno conseguirá satisfacer, aunque de manera distinta, sus propias necesidades. La ciencia de los incentivos Pero ¿no nos hemos olvidado de alguien? ¿Cómo ha terminado Marcos, que necesitaba dinero para financiar su proyecto? Y, sobre todo, ¿cuál será ese proyecto? Marcos es un muchacho muy despierto. Sabe que Juan trabaja duro en Cedro y Cía. para comprarse un videojuego. El problema es que, en este momento, nadie está produciendo ese tipo de producto. Si Marcos ha comprendido bien cómo funciona la economía, no dejará escapar esta gran oportunidad: montar una pequeña fábrica que produzca videojuegos. De hecho, ¡ya tiene un cliente dispuesto a comprarle uno! Y precisamente ese es su proyecto. Una empresa que le hará ganar un buen montón de dinero.   Es cierto que necesitará dinero para empezar, pero Marcos sabe que hay banqueros dispuestos a prestárselo. Y, además, necesitará empleados, porque ¿quién va a producir los videojuegos si no? ¿Veis la cantidad de oportunidades de trabajo y de beneficio que se han generado? En un país suficientemente grande, podríamos decir que estas oportunidades son casi infinitas. Pero si existen infinitas oportunidades, también podemos decir que existe un gran número de incentivos para aprovechar estas oportunidades. Cada uno de los personajes que hemos introducido en la máquina tiene un incentivo (una motivación, un aliciente, un estímulo) para hacer algo: el que quiere trabajar, el que quiere producir, el que quiere prestar dinero, etc. Mirándolo bien, la economía se puede considerar la ciencia de los incentivos. La ciencia que estudia cómo se puede alcanzar un objetivo individual o colectivo de la manera más eficiente y cuál es el mecanismo de incentivo que hay detrás de la obtención de tales objetivos.   Una mano invisible Podemos entonces enunciar una de las primeras y más importantes leyes de la economía: si todo el mundo es libre de perseguir sus objetivos, o, lo que es lo mismo, de explotar los incentivos que se crean en la sociedad en la que vivimos, entonces el sistema económico alcanzará una situación de equilibrio en la que todas las personas estarán satisfechas. ¿Qué garantiza que todo funcione de la misma manera que en nuestra máquina? Nos lo explica Adam Smith (1723-1790), un pensador escocés que en 1776 escribió un libro titulado La riqueza de las naciones, y al que se considera, desde siempre, el padre de la economía. —Si cada individuo persigue sus intereses personales, entonces es como si estuviera siendo guiado por una «mano invisible»... —¿A qué se refiere? —Me refiero a una mano invisible que permite al mercado atribuir un valor justo a cada bien producido.   Smith es un hombre de pocas palabras, así que para comprender cómo actúa esta mano invisible, vamos a pensar en Marcos y en su empresa. Después de haber producido sus videojuegos, Marcos va al mercado a venderlos.   —Juan, si quieres el videojuego, me tienes que pagar 50 euros. —Eh... ¿50 euros? ¿Eso es mucho...


Di Colli, Stefano
Stefano Di Colli, economista asociado al servicio de estudio, investigación y estadística de Federcasse, es profesor de Análisis Financiero en la Universidad de Teramo, y colabora con la Universidad de Reading, en el Reino Unido, la Universidad de Copenhague y el Banco de Inglaterra.

Ciferri, Davide
Davide Ciferri, economista asociado a la Caja de Depósitos y Préstamos, enseña Econometría en la Universidad John Cabot. Colabora con el MIT de Boston y la Universidad Brunel de Londres.

Davide Ciferri, economista asociado a la Caja de Depósitos y Préstamos, enseña Econometría en la Universidad John Cabot. Colabora con el MIT de Boston y la Universidad Brunel de Londres.


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