Irarrazaval / Nadar / Ross | Cristianismo, consumismo y mercado. Concilium 357 | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 10 Seiten

Reihe: Concilium

Irarrazaval / Nadar / Ross Cristianismo, consumismo y mercado. Concilium 357

Concilium 357 - EPUB

E-Book, Spanisch, 10 Seiten

Reihe: Concilium

ISBN: 978-84-9073-065-2
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



Durante estos últimos años se ha prestado una gran atención al tema del significado teológico de la relaciones entre el cristianismo, el consumismo y el mercado. Desde la perspectiva de la antropología teológica, las cuestiones de los deseos humanos -de Dios, de otros seres humanos, de bienes materiales- sugieren que mientras que no podamos vivir sin alimentarnos, vestirnos y refugiarnos, nuestros deseos, aparentemente insaciables, un tema sobre el que tan elocuentemente habló san Agustín, aún tienen el poder de consumirnos.
Irarrazaval / Nadar / Ross Cristianismo, consumismo y mercado. Concilium 357 jetzt bestellen!

Weitere Infos & Material


1. Tema monográfico: CRISTIANISMO, CONSUMISMO Y MERCADO Susan Ross, Diego Irarrazaval y Sarojini Nadar: Editorial Perspectiva bíblica y teológica 1.1. Néstor O. Míguez: Los mercados en perspectiva bíblica 1.2. William T. Cavanaugh: «¿Qué quiero?»: Antropología teológica y consumismo 1.3. Joerg Rieger: ¿Por qué el consumismo no es el problema? La religión y el trabajo remodelan el deseo desde abajo hacia arriba 1.4. Cristina Traina: La mercantilización del sexo: una perspectiva de los márgenes Perspectiva global 1.5. Anthony Egan: ¿Contribuyen a la corrupción las iglesias sudafricanas del Evangelio de la prosperidad? 1.6. Faustino Teixeira: El dios de la prosperidad: la deconstrucción de las imágenes 1.7. Geraldina Céspedes: Las teologías de la liberación ante el mercado y el patriarcado 1.8. Thierry-Marie Courau: El budismo ante el mercado: ¿vía de liberación o de adaptación? 2. Foro teológico 2.1. Rui Estrada y Teresa Martinho Toldy: El privilegio de la caritas: programa para un pontificado 2.2. Iuri Andréas Reblin: El fútbol en Brasil: las ambigüedades de un deporte nacional en tiempos de la Copa del Mundo 2.3. Alex Mikulich: Bryan Massingale, Trayvon Martin, y la permanente complicidad de los blancos


EDITORIAL
Durante estos últimos años se ha prestado una gran atención al tema del significado teológico de la relaciones entre el cristianismo, el consumismo y el mercado. Desde la perspectiva de la antropología teológica, las cuestiones de los deseos humanos —de Dios, de otros seres humanos, de bienes materiales— sugieren que mientras que no podamos vivir sin alimentarnos, vestirnos y refugiarnos, nuestros deseos, aparentemente insaciables, un tema sobre el que tan elocuentemente habló san Agustín, aún tienen el poder de consumirnos. ¿Cómo podemos los seres humanos ordenar correctamente nuestros deseos cuando se nos bombardea con una publicidad que constantemente nos dice que necesitamos más de cualquier cosa en todo momento? La encarnación es central en la fe cristiana: los seres humanos fueron creados en un mundo que Dios declaró «bueno». Dios se hizo hombre por el bien del mundo, y está con nosotros en las formas totalmente físicas del pan y del vino. Así pues, necesitamos comer, vestirnos y refugiarnos, y más allá de nuestras necesidades físicas, buscamos el sentido de nuestro trabajo y de nuestras relaciones. Ahora bien, resulta un difícil desafío navegar con nuestras necesidades materiales y espirituales en medio de un mundo en el que la economía determina categóricamente la vida humana. Además, el contexto económico cada vez más global del mundo implica que los seres humanos están conectados de forma inextricable unos con otros. La ropa que compramos puede haber sido hecha por un trabajador de la otra parte de la tierra por un salario mínimo. Nuestro consumo, que cada vez aumenta más, está teniendo unos efectos desastrosos sobre el mundo, y los más pobres son quienes experimentan la peor parte. ¿Cuáles son las responsabilidades que tenemos con nuestros prójimos que se dedican a confeccionar ropa y a producir alimentos para cubrir nuestras necesidades? En un valioso estudio realizado en 2007 por Kenneth Himes, él identifica cuatro factores que explican la importancia dada al consumo en el presente: la creciente desigualdad en el mundo, donde los ricos se hacen más ricos y la clase media y los pobres se mantienen igual o se hacen más pobres; la mercantilización de la vida humana o el hecho de que todo cuanto los seres humanos pueden ser o hacer se está convirtiendo en mercancía; la globalización, y los costes ecológicos del consumismo1. Cada uno de estos problemas suscita complejas cuestiones teológicas: a qué Dios adoramos, cómo somos salvados, cómo ayudan nuestras Iglesias a dar forma a nuestras respuestas a la gracia de Dios y al pecado en el mundo, cómo deberíamos hacer realidad nuestra fe. El papa Francisco ha reflexionado recientemente sobre estos problemas. En su extensa Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, promulgada el 24 de noviembre de 2013, incluye una sección fuertemente crítica de muchos de los elementos de la economía global del consumo. Afirma: «No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa». Y llega a decir que en esta «economía de la exclusión y de la desigualdad» «se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte”»2. Unas preocupaciones semejantes sobre la economía global del mercado han sido expresadas no solo por muchos teólogos y estudiosos de la ética3, sino también por economistas4, politólogos5 y sociólogos6. Estamos viviendo en un mundo dominado por el mercado, en el que las universidades hablan de los estudiantes como «consumidores», en el que tenemos que tener en casa los productos más nuevos, en el que nuestra ropa y nuestros aparatos electrónicos en perfecto estado se hacen repentinamente obsoletos, en el que nuestros océanos se están convirtiendo en auténticos basureros. Las observaciones del Papa fueron recibidas con gran sospecha. Rush Limbaugh, un presentador conservador de un programa radiofónico de entrevistas, hizo el siguiente comentario: «El papa Francisco ataca el capitalismo sin restricciones como “una nueva tiranía” y pide a los líderes mundiales que luchen contra la pobreza y la creciente desigualdad en un documento del martes en el que marca las orientaciones de su papado y llama a una renovación de la Iglesia católica... Es triste porque este Papa deja muy claro que no sabe de qué habla cuando aborda el tema del capitalismo y del socialismo, etc.»7. Sin embargo, para cualquiera que esté familiarizado con la Doctrina Social de la Iglesia, en particular sobre cuestiones económicas, lo que dice el papa Francisco está completamente en sintonía con sus predecesores. Desde las palabras de León XIII en Rerum novarum, en defensa de los derechos de los trabajadores, hasta la Octogesima adveniens de Pablo VI, en la que criticaba las ideologías liberales, la Centesimus annus de Juan Pablo II, con su énfasis en el bien común, y la Caritas in veritate de Benedicto XVI, en la que hace hincapié en el crecimiento de las desigualdades, encontramos los temas comunes de la dignidad de la persona humana, la importancia del bien común y, en los últimos años, la opción preferencial por los pobres. Los cuatro primeros artículos de este número indagan en las fuentes bíblicas y de la tradición para ayudar a arrojar luz sobre los problemas que la cultura del consumidor y el mercado nos plantean actualmente. El teólogo argentino Néstor Míguez presenta una crítica del mercado omnipotente actual y lo compara con elementos económicos y culturales de la Biblia. Míguez analiza el comportamiento de Jesús con los mercaderes del Templo y la ofrenda de la viuda, y saca las implicaciones de estos relatos. La plaza del mercado es el lugar en el que se intercambian bienes, pero también, como en el caso de Pablo, es un lugar en el que se encuentran las personas. Estos encuentros pueden ampliar la distancia entre la gente y conducir a la violencia cuando el objetivo principal es el beneficio. Cuando el mercado se absolutiza, se convierte en un ídolo y amenaza las relaciones humanas de unos con otros y con Dios. En el artículo siguiente, William Cavanaugh reflexiona sobre el deseo humano y sobre el modo en que el consumismo en cuanto ideología distorsiona estos deseos. Cuando el surtido se multiplica tanto hasta el punto de que no sabemos qué elegir, cuando elegimos algo nos preguntamos si hemos hecho la elección correcta. Cavanaugh remite a san Agustín, que reconocía el aprisionamiento humano que se produce cuando son excesivas las elecciones como una clase de esclavitud y sostenía que solo en Dios podemos liberarnos de esta condición pecaminosa. En una línea semejante, Joerg Rieger retoma los deseos del consumidor y sostiene que no son tanto nuestras necesidades humanas las que buscan satisfacerse cada vez con más y más «cosas», sino, más bien, el «imperativo económico de la producción creciente de bienes... simplemente para obtener más beneficios». Rieger sugiere que las tradiciones religiosas tienen que desarrollar modos de ayudar a la gente a resistirse a los deseos (innecesarios). Recurre a algunos relatos bíblicos en los que aparecen trabajadores, como el de Moisés y la condición de esclavitud en Egipto, y a las numerosas parábolas que Jesús saca de las actividades cotidianas de los obreros. En aquellas situaciones donde las condiciones se hacen insoportables, la visión de realidades alternativas pueden emerger «desde la otra cara en la que... Dios mismo trabaja solidariamente con las personas». Una de las dimensiones de la vida humana contemporánea más mercantilizada es la sexualidad. Como dice el refrán, «el sexo vende»; como todo, los coches, las bebidas alcohólicas, la comida, etc. Aunque pudiera parecer que solo ha sido recientemente cuando la sexualidad se ha convertido en un producto comercial, Cristina Traina observa cómo en la Biblia el sexo «ha tenido siempre una dimensión económica». Percibe las implicaciones de poder de las relaciones sociales y sostiene que es un imperativo que se oiga siempre en primer lugar la voz de la víctima en los casos de explotación sexual. La segunda sección de este volumen vira hacia la esfera internacional para abordar el tema de cómo se cruzan los movimientos religiosos y el mercado. En primer lugar, Anthony Egan estudia el caso de las «Iglesias del Evangelio de la prosperidad» en Sudáfrica y su posible relación con la corrupción. Estas iglesias vinculan la fe religiosa con el bienestar material. La corrupción en la Sudáfrica posapartheid es galopante, y las iglesias del «Evangelio de la prosperidad» se aproximan a la arena política con variedad de posiciones. Egan sostiene que si bien no existe un vínculo directo entre estas iglesias y la corrupción, las complejas relaciones entre las iglesias sudafricanas y los líderes políticos dan a entender que las iglesias podrían hacer mucho más en contra de la corrupción. En su artículo, Faustino Teixeira analiza los modos de relacionarse con Dios en una sociedad de mercado: nuestras categorías económicas influyen en nuestras instituciones religiosas e incluso en nuestras ideas sobre Dios. Teixeira recurre al pentecostalismo, que, a diferencia de la religión «dominante», con sus dimensiones más racionales, morales e incluso elitistas, tiende a centrarse más en la salvación y en la supervivencia en los márgenes de la vida. Describe el ejemplo de un obrero de la construcción en Brasil, que encuentra la fuerza para vivir en su fe. Las imágenes diferentes de Dios que emergen en el...


Ihre Fragen, Wünsche oder Anmerkungen
Vorname*
Nachname*
Ihre E-Mail-Adresse*
Kundennr.
Ihre Nachricht*
Lediglich mit * gekennzeichnete Felder sind Pflichtfelder.
Wenn Sie die im Kontaktformular eingegebenen Daten durch Klick auf den nachfolgenden Button übersenden, erklären Sie sich damit einverstanden, dass wir Ihr Angaben für die Beantwortung Ihrer Anfrage verwenden. Selbstverständlich werden Ihre Daten vertraulich behandelt und nicht an Dritte weitergegeben. Sie können der Verwendung Ihrer Daten jederzeit widersprechen. Das Datenhandling bei Sack Fachmedien erklären wir Ihnen in unserer Datenschutzerklärung.